"Algún día, en Boyacá, deberíamos quemar en una pira todos los planes de guerra que ha habido entre Colombia y Venezuela".
La propuesta la hizo Hugo Chávez a Álvaro Uribe el 14 de julio del año 2004 mientras almorzaban en El Tablazo. A partir de la captura de Rodrigo Granda Escobar, todo cambió entre Venezuela y Colombia y el punto sobre el cual se apoya la confrontación entre ambos países son las FARC y el ELN, innegablemente, protegidos, no por Venezuela, sino por el chavismo que se ha alzado con el poder.
A raíz de la situación diplomática actual con Colombia, Hugo Chávez afirma que personalmente está revisando los Planes de Guerra venezolanos, me imagino que para aplicar en ellos los conocimientos que adquirió en el Curso de Estado Mayor que realizó en donde fue reprobado en dos asignaturas importantes: Inteligencia Militar y Operaciones Militares.
Seguramente que esa “revisión” del gurú de los planes operacionales militares de aire, mar y tierra, saldrá la nueva doctrina de guerra para el mundo, una nueva concepción de la Estrategia, la Táctica, la Inteligencia y las Operaciones Militares y por supuesto, vendrá el reconocimiento público de su club de amigos.
Creo que queda sobreentendido, que ante la ruptura de relaciones diplomáticas, las salas de operaciones de los distintos componentes y en todos los niveles, estarán trabajando a toda máquina para no quedársele atrás al “jefe”. Solo que para poder confeccionar un nuevo plan en base a lo que diga el gran líder y estratega, tendrán que esperar un buen tiempo.
Que tal, si la guarnición del Zulia, entre sus planes tenga la toma del puente sobre el Río Limón para garantizar el paso de nuestros tanques y fuerzas terrestres hacia Colombia y el refuerzo inmediato de la batería antiaérea del Puente sobre el lago para garantizar la comunicación terrestre entre el Zulia y el resto del país por el eje Lara Zulia, así como el mantenimiento de todas las vías de aproximación hacia Colombia y en los Planes Estratégicos del Ministerio de la Defensa, la orden sea a la inversa; la de obstaculizar toda vía de aproximación de Colombia hacia Venezuela, la destrucción, inclusive, del puente sobre el Rio Limón y la implosión del puente Rafael Urdaneta en caso extremo y en vez de atacar, la orden sea defender y detener cualquier avance sobre territorio venezolano?
No sería descartable, mientras que por otra parte, en vez de enviar los Sukhois hacia los blancos estratégicos colombianos, en un destello de genialidad chavista, el máximo estratega invierta su rol y ordene la constitución de una sombrilla aérea sobre las zonas donde se denuncia la presencia de comandantes de las FARC.
Todo es posible si en medio de la planificación militar, se involucra la mano incompetente del sabelotodo venezolano. Todo es posible. Si en los planes militares de todo país, se designa con colores las fuerzas en conflicto, dándosele al enemigo el color rojo y a los propios y a los aliados el color azul, no es de extrañar la actual codificación que se incluye en nuestros planes militares. Ahora, para estar a tono con la pintadera de rojo a la que está acostumbrando el chavismo a los venezolanos, al enemigo se le asignó el color azul y al amigo y aliados el rojo.
Me imagino que por sugerencia del supremo líder chavista, o tal vez en un acto de adulación extrema de algún Ministro de la Defensa, no solo se hicieron estos cambios, sino otros de semántica militar, como por ejemplo: Las hipótesis de conflicto venezolanas, que las tiene desde que existen las Fuerzas Armadas, distinguen la hipótesis de con Colombia como la amarilla, con Cuba como la roja, con Brasil como la verde y con Guyana, como la negra. En tal sentido, se ordenó que la roja no exista más y a las demás se les cambió de color.
Yo insisto en llamar a los planes de guerra con Colombia los planes” amarillos”, no precisamente por el color que distinguía la hipótesis de conflicto, sino porque a medida que los comandantes de unidades iban siendo relevados en todos los componentes, cada uno tenía el deber de actualizar todos los planes existentes en su unidad, por lo que sus respectivos jefes de operaciones tenían la obligación de reelaborarlos de y presentarlos al nuevo comandante, pero era el caso, que los mismos tenían que ser actualizados en base a una situación cambiante y al conocimiento de la zona.
Por supuesto el Comandante y el Jefe de Operaciones que llegaban no estaban actualizados y mientras aprendían, se pasaba el año o dos que era el máximo que podían estar en ese cargo y la Inspectoría General de la Fuerza, para justificar su rol, se podría aparecer en su comando el día menos pensado. Entonces, había que hacer algo al respecto y mi propia experiencia, en algunos casos me mostró, que en cada Comando al que llegaba, cuando pedía los planes para leerlos y determinar cual era la misión de la unidad en ellos e inclusive para ver su grado de actualización o actualizarlos, me encontraba con montones de papeles amarillentos por el tiempo, inclusive hechos aun en máquina de escribir, donde la única hoja actualizada era la última, en la que el flamante comandante que me entregó el cargo había estampado su firma, en una hoja de papel propio para impresoras lasser o inkjet.
En otros casos, todo el plan había sido escrito de nuevo pero no actualizado, por lo que era común encontrar en ellos vías de aproximación que ya no estaban en uso y se omitían nuevas que tenían hasta 15 años de construidas o se contemplaba el paso de tanques AMX-30 por puentes que no soportan ni la mitad de su peso o cuya estructura de acero de los años 60 son mas angostas que el mismo tanque.
Menudo trabajo el que le espera al fracasado cursante de Estado Mayor si quiere revisar todos los planes de guerra como él los llama, porque una cosa es lo que quiera ordenar a través de los planes estratégicos y otra la que sus comandantes tácticos tengan en mente o hayan tenido tiempo de hacer.
Colombianos, temblad: Que el terror del llano de Radio Rochela se quedó, y me perdonan por la expresión, “pendejo” al lado del terror de la Estrategia Militar venezolana.