martes, 28 de febrero de 2012

Un país sin retorno?

Venezuela es un avión dirigido por el peor piloto del mundo
En plena zona tórrida.
Hace ya muchos años, cuando con casi siete años de edad asistía a mis primeras clases en una escuelita rural, mi maestra de primer grado, Doña Marina de Flores, la única maestra a cargo de los tres grados que allí se impartían, se turnaba para impartir los conocimientos elementales a cada grado en una sola aula, por lo que a quienes teníamos como nuestras primeras tareas deletrear, a veces nos distraíamos escuchando los dictados para segundo grado o los problemas de interés simple o compuesto que les colocaba en la pizarra al tercero.
En una de esas fugas de mis obligaciones escolares, mis ávidos y curiosos oídos percibieron una palabra totalmente desconocida para mí, la cual no dudé en consultarle a mi maestra, recibiendo una respuesta totalmente inesperada. Ante mi pregunta sobre cual era el significado de la palabra “tórrida”, mi severa maestra, además de recordarme que me debía dedicar a mi tarea me indicó que se lo preguntara cuando estuviera en tercer grado.
Les juro que no recuerdo si en alguna oportunidad traté de averiguarlo o como me llegué a enterar del significado de tal palabra, pero cuando al llegar al tercer grado y al abrir en una clase mi cuaderno, para colocar como siempre en el extremo superior derecho la fecha y el nombre de la materia a la que correspondería la clase, Doña Marina Flores nos dijo “Geografía de Venezuela” y de inmediato nos sumergió en la clase inicial, la cual comenzaba con un “dictado” subtitulado “Situación geográfica de Venezuela” y allí, en esa tarde de no se que día o fecha, tuve al fin mi encuentro con la palabra que dos años antes había llamado mi atención de niño campesino.
Cuando salí de mi escuelita y mis cortos y apurados pasos me llevaban a la casa de mis padres, caminaba sintiéndome orgulloso de mi país, gracias a la posición geográfica favorable frente a América del Sur que ese día supe que nos privilegiaba, gracias a su ubicación al norte de Suramérica “en plena zona tórrida”.
El desaceleramiento.
Con el transcurso del tiempo, lo que había surgido en una simple clase de Geografía de Venezuela se convirtió en el pleno convencimiento de que vivía en el mejor territorio del mundo, pero no en el mejor país.
En la medida en que me iba desarrollando profesionalmente, los gobiernos “democráticos”, con sus respectivas gestiones me iban mostrando como desaceleraban el impulso que traía el país. Era como si el tiempo se estuviera deteniendo para Venezuela, mientras que los demás países del orbe continuaran su marcha inexorable. Los signos de la economía eran lapidarios, el poder adquisitivo de los venezolanos iba en retroceso, la salud, la seguridad, el empleo, la calidad de vida, sin que la mayoría lo notara se esfumaban como un copo de algodón de azúcar al aire en un día lluvioso.
Buscando un cambio llegamos a donde no queríamos llegar.
En 1998, como en esos días en que me dedicaba a volar a todos los lugares del país como piloto de la Guardia Nacional y algunas veces sin radar meteorológico me enfrentaba a obscuras nubes cargadas de agua y peligrosas corrientes de aire, creí ver una ventana por la cual escapar al final del sombrío pasaje de bruscos ascensos y descensos. La mayoría de los venezolanos vieron lo mismo, solo que al invertir el esfuerzo electoral para ir hacia ese agujero en la penumbra, del otro lado no los esperaba un cielo azul, despejado y prometedor, sino la pesadilla que han tenido los pilotos perdidos entre las nubes sobre cordilleras y que les ha arrancado la vida: la casi certeza de estrellarse contra una pared de rocas y árboles.
La pared que se irguió frente a los venezolanos que buscaban ver a su país de nuevo sobre el rumbo perdido cada vez está mas cerca, la vemos, la sentimos, esperamos el impacto, pero aun cuando tenemos potencia para ascender y espacio para maniobrar, el país simplemente no tiene chance de retorno porque los comandos que conducen la nave venezolana están a merced de un loco capitán que insiste que lo que tiene en frente es la salida y no el final.
El motín necesario para relevar al inepto del comando de la nave ya no es posible, la tripulación está borracha de poder y dinero y cree que el capitán va a maniobrar a tiempo, además ninguno de ellos quiere correr el riesgo de ser relevado de su magnífica y acomodada posición. Menos oportunidades tienen los pasajeros, sobre todo por la actitud conformista de la mayoría de los venezolanos, quienes prefieren quedarse viendo desde sus casas su propio final.
Navegando en la dirección errada.
El país tiene dos visiones totalmente opuestas, entre las cuales, la del Presidente es la que nos dirige en la dirección errada. Por obra y gracia de esa visión se ha alentado desde la misma presidencia los asesinatos de ciudadanos colombianos ante la posibilidad de que pertenezcan a las filas de los paramilitares enemigos de sus aliados las FARC y el ELN, se han tramado ridículas historias de espionaje y se ha llegado a atentar contra infraestructuras levantadas trabajosamente por comunidades fronterizas para poder interactuar a través de la frontera en épocas de lluvia, todas las instituciones públicas cesaron en su función existencial y se entregaron a la discriminación política.
La tendencia a la desaceleración que alarmara a los venezolanos durante los gobiernos democráticos se convirtió en una tendencia al retroceso: Las enfermedades erradicadas hace muchos años reaparecieron inexplicablemente, los índices de nutrición comenzaron a descender. Los únicos índices que se mostraban en franco ascenso eran los indeseables, los negativos, los que atentaban contra el pueblo: La corrupción, la inseguridad personal y patrimonial, la inestabilidad económica, la inseguridad jurídica, así como actividades que debían ser reducidas se repotenciaron como la economía de puertos y la improductividad de las tierras.
Como si fueran pocas las tribulaciones diarias de los venezolanos, la enfermiza egolatría del Presidente ante la cual el país cada día es más pequeño, hizo que se empeñara expandir sus apetencias hasta otras latitudes en sus planes de extender su revolución en contra de la voluntad aún de sus propios pueblos a través de mandatarios títeres seducidos por el poder de dinero, verbo y gracia Honduras, donde un sumiso Manuel Zelaya trató de erigirse en tirano con el apoyo de los países del ALBA.
Ante los países cuyos Presidentes o gobiernos no accedieron a sus pretensiones, las vías utilizadas fueron otras; La desestabilización, las agresiones económicas, la inherencia en los asuntos internos y el apoyo económico e ideológico a las posiciones contrarias al gobierno fueron sus armas predilectas, mientras que llevaba a las figuras presidenciales al terreno personal utilizando el más variado vocabulario escatológico como forma de agresión por una parte y como artificio para congraciarse con su cohorte de aduladores.
Mientras sus seguidores se dedican a proseguir las destructivas funciones que a diario les van siendo asignadas, otros se concentran en los negocios “boligurgueses” en los que por una parte cuantiosos recursos se van al exterior a cambio de armas de guerra, policiales, adhesiones políticas, servicios de inteligencia y pagos a extranjeros en sus propios países, mientras que grandes cantidades se quedan “enredadas” en sus impúdicos bolsillos.
La corrupción sin precedentes que envuelve a seguidores, amigos y familiares del Presidente es tal vez de los males nacionales el menos nocivo para el país. Desde mi punto de vista, el más peligroso para los venezolanos es el riesgo latente de la implantación de modelos religiosos e ideológicos extranjeros en el país, buscando no solo el apoyo de aliados poderosos en el ámbito internacional, sino también la destrucción del “Imperio”. La implantación de tales modelos podrían arrojar sobre el futuro de Venezuela insondables peligros, cuyo desarrollo aún no ha sido mostrado en ninguna película de ficción.  Todo lo anterior, más lo que cada tragedia personal o institucional añade, es lo que podría indicar que Venezuela ha llegado a un punto de no retorno en todos los órdenes, si continúa embarcada en el fallido vuelo revolucionario de Hugo Chávez.
Afortunadamente, como se dice en el argot de la aviación en Venezuela, “Dios es piloto” y aunque no es mi deseo que haga un milagro en el caso venezolano, ha sido su designio que fuera la naturaleza quien le da una nueva oportunidad a los venezolanos.  El creador solo necesita que los venezolanos pongamos de nuestra parte.

martes, 7 de febrero de 2012

Las FAN: No son chavistas

Para el gobierno, las Fuerzas Armadas venezolanas son el botín del cual aun no ha podido apoderarse

Hace solo unos días, en medio de su permanente campaña electoral, el Presidente de nuestro maltrecho país, volvió con su conocida treta de involucrar la amenaza que representa para sus aspiraciones, la fuerza creciente de la oposición venezolana.
Al efecto vociferó "La oposición ha dicho que hay que limpiar a la FANB (Fuerza Armada Nacional Bolivariana) del chavismo. Tendrían que acabar con la Fuerza Armada, porque la Fuerza Armada es chavista, ¿No lo entienden todavía?"
De sus palabras se pueden sacar entre muchas dos conclusiones:  Que busca atraerlas y al mismo tiempo generar rechazo desde y hacia la oposición.
En consecuencia, los sectores democráticos deben actuar con mucho cuidado a la hora de responder a las afirmaciones presidenciales e inclusive de identificar y aplicar antídotos al plan de “expropiación” de nuestras Fuerzas Armadas. 
Para evitar la fuerza de atracción de Chávez, se tiene que trabajar en la relación entre las fuerzas de la democracia y las FAN, evitando, tanto el rechazo hacia como desde ellas.  Justo en medio de este juego de palabras está el éxito.  De un inteligente balance
Como una reacción en cadena, otra jugada está escondida tras las palabras de Hugo Chávez es simple: Estimular la abstención entre los electores opositores, creando la sensación de que todo está perdido.  Al mismo tiempo, busca medir la reacción a lo interno de las FAN con la final de descubrir nuevos afectos y posibles rechazos y con ellos poderse orientar en la toma de decisiones.
Tiene razón Chávez y las FAN son chavistas?
Definitivamente no.  Sus palabras ya no generan ninguna tibieza dentro de los cuadros militares y no producen ni cambios de semblanza entre los militares institucionales, gracias a un ingrediente de equilibrio instalado en la psiquis de mis compañeros de armas, la competencia individual dentro de cada promoción.
A pesar que ya son 13 años con el poder en sus manos, el alargamiento de los años de servicio ha hecho que las mismas figuras sigan siendo las alimentadoras de la falsa percepción de Chávez, no solo de que está en el corazón de las Fuerzas Armadas, sino que él es el corazón mismo de la institución castrense.
Por ejemplo, el General Rangel Silva ha sido bastión fundamental y cancerbero leal de Hugo Chávez desde el año 2005 cuando le nombró Director de la DISIP, es decir que tiene en la cresta de la ola 7 años, aspirando aun permanecer algunos más, gracias a sus oportunas y estratégicamente planeadas muestras de lealtad, posibilidades que Hugo Chávez no le ha permitido explotar a otros oficiales generales con la frecuencia que Rangel lo ha hecho. 
Si las Fuerzas Armadas fueran chavistas como afirma el Presidente, me gustaría ver por separado a los cuatro comandantes de Fuerza admitiéndolo sin el apremio de su Presidente.  Se que son capaces de hacerlo si se los pide, pero son incapaces si no se los ordena.
Las posibilidades de que un militar admita ser chavista a que lo niegue, son de un 100%, lo cual no quiere decir que lo sea.  Igualmente, las posibilidades de que electoralmente un militar sea chavista, es posible que estén en un 60%, lo cual no quiere decir que tal porcentaje esté dispuesto a defender la “revolución” más allá del voto y eso lo sabe el gobierno, si no, por que fueron creadas las milicias y los colectivos armados que atemorizan a Caracas.
Y que dice la Constitución Nacional?
Tanto la Constitución Nacional del 23 de enero de 1961, como la del 15 de diciembre de 1999, dicen que las FAN no son chavistas.  La primera textualmente reza: TITULO IV - DEL PODER PUBLICO - Capítulo I - Disposiciones Generales - Artículo 132. Las Fuerzas Armadas Nacionales forman una institución apolítica... Mientras que la segunda dice: TÍTULO VII - DE LA SEGURIDAD DE LA NACIÓN - Capítulo III - De la Fuerza Armada Nacional Artículo 328. La Fuerza Armada Nacional constituye una institución esencialmente profesional, sin militancia política... es decir, que lo que resulta de un mandato Constitucional no puede ser cambiado por una “decisión visceral” de un presidente de turno.  Inclusive, cuando ciertos políticos hablan de Fuerzas Armadas democráticas, ignoran que dentro las mismas no existe la Democracia, pues funciona en base a una estructura piramidal, dentro de la cual las decisiones vienen de la cúpula y no de la voluntad general de la unidad militar de la que se trate.
Por que insiste Chávez en recibir pruebas de lealtad?
Más que por alimentar su ego, Chávez provoca las manifestaciones de lealtad de sus amigos en las Fuerzas Armadas para influir en terceros, para así tratar de apoderarse de la opinión pública por un tiempo hasta que se le ocurra una nueva estratagema y como paso previo, una vez medido el efecto de sus palabras, a acciones en la búsqueda de su objetivo final:  Lograr  que todos los militares de Venezuela piensen y actúen como Rangel Silva.
En esta revolución existen antecedentes de jugadas parecidas.  Por ejemplo, la participación de Rafael Ramírez en una Asamblea de PDVSA en donde afirmó que ésta era “roja rojita”.  El video que de allí salió extrañamente hizo añicos los cronómetros de las redes sociales para difundir sus palabras, lo cual hace dudar que el mismo fuera extraído por un opositor, sino que por el contrario, pareciera que si divulgación fue estimulada desde un motor muy poderoso.
De más reciente data es la afirmación el 8 de noviembre del 2010 del mismo Rangel Silva de que “que la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) está comprometida con el mandatario Hugo Chávez y su proyecto socialista y si la oposición llega al Gobierno en las próximas elecciones, no la aceptará porque vendería el país”.
La desafortunada referencia anterior y las declaraciones de Hugo Chávez, obedecen a un guión muy similar, siendo el protagonista el componente militar, por supuesto, la presa más apetecida de Hugo Chávez.
Después de Hugo Chávez, como quedarán las Fuerzas Armadas?
Como ejemplo podría mencionarles que en la madrugada del 11 de abril del 2002, en la sede de la Comandancia General del Ejército no quedaba sino un solo chavista, el General López Hidalgo, que en un rincón refunfuñaba y masticaba su derrota, armado pero indefenso.  Esa noche, más que derrotados, había resignados pero aliviados oficiales generales, acudiendo a su expediente de amistad con otros oficiales para manifestar su disposición a no defender lo indefendible.  Inclusive, después del retorno de Hugo Chávez, se respiró en la Fuerza Armada un aire de calma, inspirado por el discurso de reconciliación en medio del cual éste sacó su crucifijo.
Una vez pierda el poder, surgirán algunas retaliaciones que no llegarán a consecuencias graves en el seno de las FAN, sobre todo contra los arbitrarios e inmorales, quienes escogerán el fácil camino de la huida, pero luego el clásico relevo y el ingrediente que mencioné antes, el de la competencia individual dentro de las promociones, hará que bajo los acordes de una nueva orquesta, los mismos personajes salgan a hacer el baile de la silla.
Surgirán espontáneamente quienes sientan que fueron dejados atrás injustamente y el juego institucional continuará.  Desde donde esté, Hugo Chávez entenderá, que las Fuerzas Armadas Nacionales de su corazón, no eran chavistas.