viernes, 7 de diciembre de 2012

A las urnas nuevamente


Muy a pesar de las reiteradas decepciones electorales, en Venezuela cada proceso tiene características distintas y abriga nuevas esperanzas para los venezolanos
En el editorial de la edición número veinticinco de El Faro, periódico comunitario de Miami, se hicieron algunos comentarios acerca del posible resultado de las elecciones del 16 de diciembre, partiendo de la base de la comparación entre los resultados de las elecciones parlamentarias del año 2010 y de las presidenciales del 7 de octubre.  En el presente trabajo, se explican las razones que podrían conducir en un escenario pesimista, a que tan solo se pudiera alcanzar un máximo de cuatro gobernaciones a saber, Táchira, Miranda, Nueva Esparta y Mérida, mientras que en un escenario optimista, a estas cuatro se le podrían anexar algunas de las siguientes: Amazonas, Aragua, Bolívar, Carabobo, Lara, Sucre y Zulia.  
El siguiente análisis es mucho más complicado como elemento de predicción que cualquier encuesta que pudiera realizarse; Una encuesta mediría el resultado de la interacción de las variables sin entrar en análisis previos de éstas y dependerían del grado de asertividad al momento de aplicar el instrumento de medición y de la selección de la muestra, es decir, que mientras la encuesta refleja una muestra de lo que dice la gente que hará, mediante la comparación de los procesos del 2010 y del 2012, se tratará de prever los resultados de las parlamentarias anticipando lo que puede dejar de hacer el electorado en un proceso donde el factor común que hace la diferencia es el uso de las denominadas Unidades de Batalla y Patrullas de Batalla 200 por parte del gobierno.

Muchas variables a considerar
En el resultado que pueda presentarse, es necesario considerar una nutrida cantidad de variables, algunas de ellas excluyentes.
En tal sentido, obligatoriamente habrá que tener en cuenta, en orden de importancia los siguientes factores:  Funcionamiento de la “maquinaria” del gobierno, grado de incentivación al voto por parte de los votantes de la oposición y en última instancia aceptación regional de los candidatos a gobernadores.  Este último aspecto es el que mayor peso tiene en un proceso electoral libre de las presiones directas sobre los votantes por parte del gobierno, pero que en Venezuela es situado en un último plano.
En los gráficos presentados por dependencias federales se puede observar claramente el efecto que tuvo en el proceso del 7 de octubre el uso de la denominada “Maquinaria Roja”, la cual en muchos Estados ahogó el claro crecimiento que tuvo la oposición a la hora de cumplir con el derecho del voto, en comparación con el proceso de elecciones parlamentarias del 2010.

Escenario pesimista
Uno de los sitios donde la derrota del gobierno es más probable será el Estado Táchira, donde la maquinaria chavista aunque superó en casi un 2% el crecimiento del voto opositor no pudo evitar que la ventaja obtenida en el 2010 aumentara de 73.218 votos a 81.550 votos.  
Allí en el Táchira, a nivel de mesas, la oposición transformó 88 mesas chavistas en mesas opositoras, mientras que el proceso inverso ocurrió en 71 mesas.  En el resto de las mesas la tendencia política del 2012 se reflejó en el resultado de la misma forma que en el 2010.  Los factores de incentivo para el voto por parte de la oposición y el de aceptación de los candidatos favorecen a la oposición, por lo que el resultado va a ser muy parecido al del 7 de octubre.
En Mérida, sin considerar otros factores como la división del chavismo, el panorama parece tan claro para la oposición como en Táchira.  El crecimiento opositor es evidente y en cuanto al cambio de tendencia en el resultado de las mesas de votación, mientras 75 mesas cambiaron de chavistas a opositoras, solo en 25 de ellas se observó el resultado adverso. 
En Miranda, aunque el resultado fue adverso para la oposición el 7 de octubre, el resultado obtenido fue producto de una monstruosa movilización. En Miranda, solo 5 mesas de votación cambiaron de tendencia política del chavismo a la oposición, mientras que de opositoras pasaron a chavistas 371 mesas.  Aunque la oposición aumentó su votación en más de 60.000 personas, el gobierno movilizó más de 240.000 por encima de la movilizada en el año 2010, es decir un 32.87%.  No obstante solo obtuvo una ventaja de 7.091 votos, la cual muy difícilmente podrá sostener el 16 de diciembre debido a que los recursos invertidos son mucho menores, no obstante, estaría por verse si la intención de voto de la oposición se mantiene.  
En Nueva Esparta, tal como el gráfico lo indica, se produjo el mismo fenómeno de Miranda. Allí 193 mesas opositoras se convirtieron en chavistas y éstas aportaron algo más que la diferencia final del proceso, mientras que la oposición no superó en ninguna la votación chavista del 2010.  La maquinaria del gobierno fue más efectiva que en Miranda por un 5% y para el 16 de diciembre le resultará muy difícil volver a hacerlo por la falta de recursos y la poca aceptación que tendría Mata Figueroa entre la población.

Escenario optimista
En Carabobo, si se analiza bajo el frío escrutinio de los números, se advierte que la situación podría favorecer a la oposición solo si la maquinaria del gobierno se desinfla.  Allí los consejos comunales constituyeron el 7 de octubre el factor que produjo que la ventaja  de más de 93.000 votos de las parlamentarias fuera sepultada bajo casi un cuarto de millón de votos que representó un 37% de aumento en el voto chavista.  En Carabobo, 455 mesas opositoras se convirtieron en chavistas y tan solo una en la parroquia Naguanagua pasó del chavismo a la oposición por solo 3 votos. En ese Estado el resultado puede ser desfavorable a la oposición por la presencia en el poder durante años de los Salas lo cual puede estar causando un cierto grado de desmotivación para la movilización opositora para votar.
En Lara el análisis de lo ocurrido nos conlleva a presumir que puede ocurrir lo mismo que en Miranda y Carabobo.  A nivel de este Estado, mientras 625 mesas cambiaron de azul a rojo, solo 2 resistieron el trabajo de los centros comunales.  De no poder concretar el gobierno el trabajo de movilización de votantes, la gobernación continuará en manos de Henry Falcón.
En Amazonas el resultado puede ser similar al de Lara.  La vulnerabilidad del voto arrastrado por los consejos comunales es mayor a medida que el porcentaje de incremento de votantes movilizados fue mayor el 7 de octubre. El cambio de tendencia en la votación de mesas antes opositoras a chavistas fue de 68 mientras que el número de mesas chavistas que cambiaron su resultado a favor de la oposición fue solo de 3.
En Zulia el panorama es incierto si se miran solo los números absolutos.  El 7 de octubre, la ventaja obtenida en las parlamentarias llegó a ser de más de 160.000 votos quedó en el olvido frente a una ventaja chavista de más de 128.000 votos, vale decir, que para que Pablo Pérez remonte la cuesta, debe ocurrir que unos 130.000 votantes del gobierno se queden en sus casas.  El Zulia fue el único Estado donde el voto de la oposición fue menor al alcanzado en las parlamentarias del 2010.
Si el análisis se enfoca en la cantidad de personas movilizadas por los consejos comunales, con que solo logren movilizar la mitad del incremento de votos 2010/2012 ya estarían comprometiendo el resultado esperado por Pablo Pérez.  El desplome de la maquinaria debe ser casi total, para que entonces el resultado pueda serle favorable.
En el Zulia el balance de mesas que “cambiaron de color” fue de 1017 para el chavismo y de solo 14 para la oposición.
En Bolívar, las posibilidades de que un desplome de la maquinaria del gobierno pueda permitir el triunfo de la oposición son evidentes.  Aunque 82 mesas de votación antes opositoras se transformaron en chavistas y solo 40 lo hicieran a la inversa, en este Estado se obtuvo un 21.07% de incremento de votos en la oposición, el cual la colocó por arriba del voto chavista del año 2010, lo cual permite afirmar que la no concurrencia del extra logrado por la maquinaria gubernamental, se podría traducir en el triunfo de Andrés Velásquez en ese Estado.
En Sucre la situación es similar a la de Bolívar, solo que allí el crecimiento de la oposición fue menor y el del gobierno resultó exhorbitante, hasta el punto que se convirtieron en “rojas” 327 mesas antes opositoras, mientras que solo una cambió para el color azul.  No obstante, ante un colapso total de la maquinaria del gobierno, la posibilidad de la oposición estaría presente en la medida en que Hernán Nuñez, su candidato, lograra el nivel de votos que logró Capriles durante el proceso electoral del 7 de octubre.
En el Estado Aragua se repite el mismo patrón de Sucre.  El cambio de “color” debido al resultado por mesas fue de 246 a 5 a favor del chavismo. Las posibilidades de Richard Mardo son directamente proporcionales a su esfuerzo personal e inversas al esfuerzo de la estructura chavista que impulsó el incremento del 32.91% de su voto entre 2010 y 2012.
Un Estado que se dejó de considerar anteriormente en cuanto a las reales posibilidades de la oposición es Anzoátegui. Allí el cambio operado entre el proceso de parlamentarias del 2010 y las presidenciales del 7 de octubre se debió desbalance entre los incrementos del voto chavista y el opositor.  El equilibrio entre las mesas antes opositoras y chavistas fue roto en 333 arrebatadas a la oposición por el chavismo y 13 a la inversa.  Nuevamente, ante el cese del empuje de la maquinaria del gobierno, las posibilidades de Antonio Barreto Sira se harían más claras y evidentes.

En el umbral de la esperanza
En Monagas, la situación originada por la defección del chavismo de José Gregorio Briceño hace que los números favorezcan a la oposición.  
Sin embargo, la situación planteada con la candidatura de Soraya Hernández hace que para ambos el panorama cambie radicalmente.  
El incremento del 36.89% en el voto de la oposición, el segundo más alto en todos los Estados, es atribuible no solamente a la campaña de Henrique Capriles, sino que hay que considerar allí el trabajo realizado por el gobernador Briceño, por lo que el resultado del 16 de diciembre puede ser muy distinto entre las siguientes opciones:  Con Soraya Hernández sola, se perderá el voto chavista que seguiría a Briceño;  con Briceño y Hernández en escena, se dividirá el voto de la oposición; y con Briceño solo, las posibilidades de la oposición serían superiores pues le estarían restando votos al chavismo que lo colocarían por debajo de nivel alcanzado en las parlamentarias del 2010.  Si esta gobernación se pierde no será por los votantes sino por la falta de visión del liderazgo opositor.

Dos Estados con futuro
El caso de los Estados Delta Amacuro y Trujillo merece análisis aparte.  En Delta Amacuro, a pesar que el 7 de octubre el gobierno obtuvo el triunfo, el hecho que el Estado es una región con pocos habitantes y votantes, pareciera que la maquinaria no pudo con el voto a conciencia de la gente.  Cuando el chavismo aumentó el 6.62% con respecto al 2010, la oposición lo hizo en casi un 36.94%.  Mientras que ni una sola mesa donde ganaba la oposición se transformó en chavista, en 19 mesas donde ganó antes el chavismo la oposición se colocó en posición favorable.  Inclusive de 290 mesas que había en el Estado, en 92 de ellas el gobierno descendió el 42.77% de sus votos y en 277 la oposición incrementó en 37.81% sus votos.  Para el 16 de diciembre es muy posible que la candidata del gobierno Lizeta Hernández gane la gobernación.
En cuanto a Trujillo aunque el gobierno aumentó su ventaja en un 4% sobre el incremento alcanzado por la oposición, el balance de mesas arrebatadas por un sector al otro no estuvo tan acentuado como en los demás Estados.  Allí, la oposición obtuvo 21 mesas que eran del gobierno y el chavismo 37 de la oposición.  En Trujillo, la situación podría llegar a transformarse en la misma que se vivió en Delta Amacuro en un futuro cercano.  Mientras tanto, el 16 de diciembre todas las posibilidades apuntan a que Henry Rangel Silva hará realidad los deseos de Hugo Chávez.

Donde no hay nada que buscar
En el resto de los Estados el panorama para la oposición es absolutamente obscuro. A pesar de que en ellos hubo un crecimiento del voto opositor con respecto al 2010 entre el 5% y el 32%, no menos cierto es que allí el chavismo creció entre el 26% y el 33% e inclusive luce inalcanzable bajo cualquier escenario adverso.
En Falcón la operación remolque empleada por la maquinaria del gobierno tuvo un efecto revitalizador para Stella Lugo al levantar el nivel de votos del 2010 que era solo de 2.000 sobre el resultado Lugo en las regionales del 2008.  Si alguna posibilidad pudiese existir esta es muy remota.
En Cojedes el crecimiento de ambos sectores fue muy similar, pero el margen de votos inicial es muy superior para el chavismo.  Se tendrían que producir tres condiciones para que se pueda pensar en un triunfo opositor en la entidad: Que colapse la maquinaria chavista, que se produzca un nivel de abstención en ese sector político del 25% sobre la votación alcanzada en el 2010 y que se mantenga intacto el nivel de votos alcanzado por la oposición el 7 de octubre del 2012. 
En el Estado Apure la situación resulta absolutamente negativa para la oposición.  Allí aunque la oposición ha experimentado un progreso desde las regionales del el 2008, aun no ha alcanzado los niveles de votación necesarios para superar el alcanzado en aquella oportunidad por Jesús Aguilarte quien fuera el ganador en esa oportunidad.
En cuanto al Estado Barinas, el progreso de la oposición es insuficiente para siquiera imaginarse la posibilidad de un triunfo.  Ya en el año 2008 se enfrentaron los actuales candidatos, Adán Chávez y Julio César Reyes y aunque la oposición iba divida con Rafael Simón Jiménez, la sumatoria de votos no alcanzaba a los obtenidos por Adán Chávez.  En las parlamentarias del 2010 la cifra de votos fue inferior a dicha sumatoria y solo en las presidenciales del 7 de octubre superaron a las de Adán Chávez, pero siguen siendo inferiores a las del chavismo en las parlamentarias inclusive.
El Estado Guárico no existe cifra ni expectativas que puedan darle la menor opción José Manuel González de Tovar frente al amigo de las FARC Ramón Rodríguez Chacín.  En las elecciones regionales anteriores se presentó la situación que un candidato ajeno al Estado como lo era William Lara, sumó para si más votos que los dos opositores originarios del mismo.  Allí la idiosincrasia  de los habitantes del Estado y el bajo nivel cultural de la mayoría pobre reproducirá el mismo resultado que en el 2008.
En Vargas el escenario también luce muy remota la posibilidad de que Jorge Luis García Carneiro se aleje de la gobernación del Estado. En la actualidad, la oposición no ha logrado superar la cantidad de votos obtenidos por García Carneiro en el 2008 en esa entidad.
Yaracuy es una copia al carbón del Estado Vargas.  Los números de la oposición están aun por debajo de otros alcanzados por el gobierno en las procesos electorales anteriores.
En Portuguesa es posible que aun cuando el chavismo sea historia en Venezuela, seguirán ganando elecciones las reminiscencias que queden de él.
Como se puede observar, el análisis precedente se basa fundamentalmente en la capacidad que tiene el gobierno para movilizar votantes a través de sus centros comunales, el denominado 10x1 y los entes y organismos del Estado comprometidos con con el partido PSUV, el cual le permitió el 7 de octubre del 2012 superar en un 30.35% el nivel de votos alcanzado durante la realización de las elecciones parlamentarias del 2010.  Dicho incremento, dadas las condiciones en que se presentó el 7 de octubre no deja de ser artificial, pues fue producto de la intimidación, el incentivo económico y la explotación de las necesidades de los más necesitados, elementos de presión ejercidos a través de los consejos comunales organizados en “unidades de batalla” y “patrullas”, por lo que en el momento en que dejen de aplicarse el resultado podría resultar catastrófico para los objetivos del gobierno.
Un desplome de dicha maquinaria podría resultar insuficiente en las aspiraciones de la oposición si el grado de motivación de sus votantes llegara también a disminuir como producto de la campaña de abstención promovida desde algunos sectores de la misma oposición y del gobierno.
Como decimos en criollo amanecerá y veremos.