Luego de un mes de emoción creciente, los venezolanos alucinados por la justa futbolística, mañana lunes se despertarán de nuevo en Venezuela.
Para quienes vivimos en el exterior a la fuerza, obligados por la toma de una decisión sin alternativas, el vínculo con nuestro país es cada día más fuerte. A menudo pienso en los exiliados de otros tiempos, donde el género epistolar y el telégrafo eran el único y posible vaso comunicante con los que quedaron atrás, luego, otros podían hacerlo a través del teléfono, hasta que llegó nuestro turno, durante el cual, sin que el exilio forzado sea menos difícil, los modernos medios de comunicación nos hacen la vida familiar más llevadera.
Cualquiera que sea el medio, Skype, Messenger, Magic Jack, Iphone, Blackberry o sus modalidades, conversación telefónica, video conferencia, chat, ping, etc nos permite estar cerca de familiares, compañeros de profesión, amigos y cualquier persona que nos transmita sus impresiones, estados de ánimo y momentos de tristeza o de alegría. Verdaderamente que el estar informados diariamente de sus suertes y que ellos sepan de la nuestra es un alivio en ambos lado del hilo virtual.
Sin embargo, independientemente de nuestro interés en las personas que conformaron el tibio entorno de nuestros hogares, sitios de reunión, diversión o trabajo, la naturaleza del motivo que nos hizo enfrentarnos a quien nos desalojó de nuestro país, nos crea otro foco de atención en la geográficamente lejana tierra, pero tecnológicamente muy cercana, que es el resto del país que ignoraba o aún ignora que existimos. La suerte de esa porción de habitantes del país a los que nunca conocimos ni nos conocieron, nos importa porque la suya es la de nuestro núcleo de conocidos. Hasta quienes eran nuestros adversarios y enemigos nos preocupan, pues no queremos para ellos el destino por el cual nos convertimos en luchadores antes de tiempo y como primeros en asomar la cabeza, recibimos el castigo del gobierno miserable que se yergue amenazante sobre el futuro de nuestra Patria querida.
Como no podemos chatear con casi 30 millones de compatriotas, no podemos llamarlos, ni siquiera escribiendo podemos llegar ni al 1% de ellos, si no es que ignoran aun que existimos, mucho menos ellos nos pueden contar de sus penurias ni de sus éxitos. Por eso, con que la comunicación sea solo en una dirección nos basta y la única forma es sabiendo de ellos instantáneamente a través de los medios de comunicación.
Son los foros, las noticias, inclusive los distintos blogs, les medios mediante los cuales, desde el exilio le tomamos la temperatura a nuestro país, por lo que para los que constantemente accedemos a ellos en la búsqueda del pulso de la Patria, es motivo de angustia el ver como en ocasiones pareciera que está agonizando en silencio. Esa sensación de que estamos presenciando la agonía de una nación, se apodera de nosotros en ciertos períodos cada año.
En este país, donde solo tenemos anualmente cinco o seis días libres, mas diez de vacaciones y podemos enfermarnos solo tres, en medio de nuestro trajinar por no sucumbir económicamente, nos queda aun tiempo para, como les escribí anteriormente, tomarle los latidos de su corazón a nuestra querida Venezuela y vemos que comienza a disminuir hasta casi apagarse días antes y después de cada fecha de vacaciones, descanso o celebración: Navidad, Año Nuevo, Carnavales, Semana Santa, Vacaciones escolares de agosto y septiembre, ferias y fiestas patronales de varias ciudades como San Cristóbal, Mérida o Maracaibo. También mientras dura la temporada de béisbol y de futbol profesional, o en ocasiones como la temporada de Grandes Ligas o como ocurrió durante este último mes, durante el mundial de futbol realizado en Sudáfrica y por último los fines de semana y dias feriados.
Durante esos períodos de postración, nos pareciera que los venezolanos se olvidaran que el tiempo para que explote una bomba de tiempo sigue corriendo y lo que es peor, que el estallido va a ser frente a su propia cara.
Eso lo sabe el chavismo, también lo sabíamos en la Guardia Nacional durante los gobiernos de la IV República cuando nos anticipábamos a las manifestaciones de los encapuchados en la Universidad Central, en el Pedagógico o en el Caballero Mejías, solo por mencionar las alteraciones de orden público en Caracas, solo que en aquellos días eran simples manifestaciones. El gusto de los venezolanos por esos días de pasividad eran tomados en cuenta para la planificación de las vacaciones de los Guardias Nacionales y para sus permisos ordinarios.
Mi experiencia en el exilio me permite ahora considerarme casi un experto en la anticipación a la conducta del venezolano al encontrar una relación directamente proporcional entre la actividad a nivel de Internet, que incluye medios de comunicación, blogs, foros y actividades conexas en la red, por lo que les puedo asegurar que este próximo lunes será un lunes más pesado que los ordinarios, más noticioso y más patriota, porque la mayoría de los treinta millones de habitantes del país habrán despertado de la magia del mundial, para encontrarse con la pesadilla diaria de vivir en un país, que mientras su gente paralizó sus vidas por un mes de futbol, avanza hacia la ruina.