En la Asamblea ganó el chavismo, pero no Chávez.
Los resultados del proceso electoral del pasado 26 de septiembre para la conformación de la Asamblea Nacional, tienen algo de particular; a pesar de que resultaron favorables para el gobierno como consecuencia de la reingeniería aplicada por el CNE a los Circuitos Electorales, “marramucia” que resultó exitosa en algunas circunscripciones, mas no en todas, dejó al descubierto una gran realidad: La población venezolana que apoya al Presidemente es cada día menor.
Hugo Chávez perdió el voto popular y aunque el CNE haya evadido publicarlo, lo cual nunca hará, aproximadamente el 52% de los votos generales fueron contrarios al gobierno. Faltando dos años para las elecciones presidenciales, el oxígeno comienza a faltarle y nuevas alternativas comienzan a asomarse. En un principio, el chavismo sin Chávez tenía cara de sus cercanos alzándose con el poder a sus expensas, ahora, la gran corriente viene del mismo pueblo. Con los resultados de ayer, vemos que el chavismo está comenzando a abandonar a su líder y es solo cuestión de tiempo para que los dirigentes chavistas, que deben optar por la fidelidad al portaaviones de antaño, el ancla de hoy, la lealtad hacia sus seguidores o su apego al poder, terminen por abandonarlo. Como sea, las dos últimas opciones son incluyentes, mientras que la primera representa la opción de su fenecimiento político.
La desafortunada ausencia de la oposición en la Asamblea Nacional desde los últimos comicios aun sigue siendo un peso muy grande a las aspiraciones democráticas en el país. Consecuencia de ello es lo ocurrido el día de ayer, donde el gobierno había diseñado una camisa de Fuerza que le permitiría ganar más de los dos tercios de los escaños en la Asamblea Nacional y que de no ser por la férrea voluntad popular y el fiasco en que se ha convertido el proyecto socialista de Hugo Chávez, se hubiese hecho realidad.
La solución temporal del gobierno a sus problemas electorales no fue del todo exitosa y hasta allí llegó. Sirvió en un momento y desde ya será olvidada. Lo que viene es una carrera por inventar una nueva estratagema para contar los votos en el 2012, pero como se dice popularmente, “se les trancó el serrucho”. La conformación de la nueva Asamblea nos retrotraerá al año 2005 y anteriores. Comenzarán las sesiones callejeras y las agresiones a los Diputados de la oposición en la llamada “esquina caliente”, vendrán los intentos de allanamiento de la inmunidad parlamentaria: Comenzará la lucha. Una lucha que va en el sentido contrario de la anterior Asamblea Nacional. Todo lo que ayer era en subida, hoy será en bajada. Chávez se hará más vulnerable como consecuencia de sus actos. El mismo tratará de armar un golpe militar en su contra. Por su mente pasarán torrentes de ideas locas para tratar de recuperar lo que perdió.
Llegó la hora de que la Oposición comience a considerar alianzas estratégicas y lance puentes hacia la otra orilla para salvar al chavismo sin Chávez, porción de venezolanos que nos garantizarán que del 52% o más, porque ayer la “operación rebanada” esquilmó miles de votos en cada circunscripción, se convierta en 60% ó 65% en un 2012 que luce lejano, pero que está a la vuelta de la esquina. Es hora de que la oposición venezolana comience a estudiar los efectos de la votación general de ayer en el seno de las Fuerzas Armadas y la sociedad venezolana.
Por ahora queda mucho chavismo en Venezuela, pero queda poco Chávez. Ahora es que viene lo bueno.