Estaría algún venezolano involucrado en tan horrendo crimen? Al parecer, si!
El 11 de septiembre del 2001, me encontraba en mi oficina en la Dirección General de ldentificación y Extranjería, en Caracas, cuando personal adscrito a la misma me indicó que en la televisión local estaban transmitiendo el atentado contra una de las torres del World Trade Center en New York y de inmediato, me incorporé como espectador de la noticia, al igual que las personas que en ese momento me visitaban.
Ese día, directivos de una de las casas que elaboraban los pasaportes para la DIEX tenían una reunión conmigo y el hecho noticioso, hizo que en vez de una hora aproximada de reunión se convirtiera en 3 ó tal vez 4 horas de expectación ante lo grave de las imágenes que estábamos presenciando.
Entre los temas que tocamos ese día, uno fue el de la seguridad de los pasaportes. Los que ellos ofrecían tenían todo tipo de artificios para evitar su falsificación. Sin embargo, uno de ellos me señaló, que una vez que el pasaporte auténtico original caía en manos de la delincuencia, era imposible que se detectara cualquier anomalía y sobre todo, si era emitido dentro de nuestras oficinas, caso que había sido descubierto infinidad de veces.
La sensación que se apoderó de mi ese día, era la de que los Estados Unidos estaba bajo ataque y sentí que se podrían repetir otros en poco tiempo. Recordé el ataque japonés a Pearl Harbor en 1941 y sentí que de nuevo iba a despertar un gigante adormecido. Hechos posteriores me inclinaron a pensar que quien está bajo ataque no son los Estados Unidos, sino toda la cultura occidental, con latinoamericanos incluídos.
Posteriormente, a tales hechos, seguí con atención la respuesta venezolana a tan abominable atentado y lamenté que nuestro Presidente no se pronunciara al respecto. También lamenté la quema de banderas norteamericanas por parte de seguidores del gobierno en la Plaza Caracas, lo cual no me extrañó, por el hecho de que en Venezuela existen grupos antinorteamericanos radicales, cuya conducta en un estado de libertad de expresión no constituyen delito alguno. No obstante, sentí, que ante la desgracia de un aliado y el método utilizado, la respuesta no era otra que de apoyo. Tardía, pero efectiva, fue la respuesta de Fidel Castro, la nuestra no llegó a ser respuesta de apoyo, y con los años, con estupefacción vi a un demente que yo llamo “Presidemente”, apoyar las teorías de una gran conspiración de los Estados Unidos contra ellos mismos, para tener una excusa para atacar al terrorismo a escala mundial.
Meses después, un hecho que llamó mi atención, fue el de la deportación desde los Estados Unidos, de un ciudadano venezolano de nombre HAKIM MOHAMED ALI DIAB FATTAH, quien según comunicación de la oficina del Agregado Jurídico a la Embajada de los Estados Unidos en Venezuela, Nº 199N-MW-41237, de fecha 4 de marzo enviada al Vice Ministro de Seguridad Ciudadana del Ministerio del Interior, quien habría sido deportado hacia nuestro país el siguiente 8 de marzo de 2002 y que arribaría al aeropuerto Simón Bolívar en el vuelo # 397 de Delta Airlanes con hora de llegada de las 9:29 PM.
La comunicación continuaba en la siguiente forma: “Fatttah fue arrestado por el Servicio de Inmigración y Naturalización (SIN) de los EE. UU el pasado 18 de octubre de 2001, cuando se presentó en la oficina del SIN en Milwaukee para obtener una extensión de su visa B-2. Fattah no traía consigo su pasaporte y le fueron encontrados en su persona diferentes identificaciones bajo múltiples nombres. La investigación realizada por el SIN determinó que la visa de Fattah había expirado, que una petición anterior para extensión había sido denegada y que Fattah estaba trabajando en los EE.UU ilegalmente. El SIN también determinó que Fattah habia residido anteriormente en Newark, New Jersey y que había tomado clases de aviación en el área de New Jersey. De modo que el SIN contacto a nuestra oficina en Milwaukee y como consecuencia Fattah fue puesto bajo arresto.
La investigación del FBI reveló que mientras estaba asistiendo a clases de aviación en el área de New Jersey, Fattah hizo amenazas de que iba a hacer estallar un avión de una aerolínea Israelí. Fattah asistió a dos de las mismas academias de aviación a las que asistió HANI HANJOUR, uno de los secuestradores de el vuelo de American Airlanes # 77 que ese estrelló contra el Pentágono el pasaso 11 de septiembre de 2001.
De la entrevista efectuada a Fattah se desprende que Fattah nació y ha residido en Venezuela. Su padre, MOHAMMAD ALI, alegadamente es dueño de una tienda de ropa en Venezuela. Fattah produjo una tarjeta de presentación con la siguiente información acerca de el negocio de su padre: “Comercial Hermanos SAUD, Jefatura a Cristo, Edificio Tierra Santa, número 16, Maiquetía, Venezuela, teléfono 59-02-331-4145, telefax 58-02-332-5376. Fattah posee un pasaporte venezolano # B0761197 bajo el nombre de HAKIM MOHAMED ALI DIAB FATTAH, el cual fue emitido en Venezuela el 07/12/2000 y expira el 07/12/2005. Fattah posee dos previos pasaportes venezolanos expirados: (1) bajo el nombre HAKIM MOHAMED ALI DIAB FATTAH # 281350, emitido el 02/01/1996, expirado el 02/01/2001; y (2) bajo el nombre de HAKIM MOHAMED ALI DIAB FATTAH # 1071515, emitido el 02/08/1993, expirado el 20/08/1998.
Fattah ha estado en el pasado bajo tratamiento médico por problemas sicológicos y bajo medicamento. Un Juez determinó que Fattah fuese deportado fuera de los EE.UU. a consecuencia de haber extendido su estadía sin una visa, estar trabajando ilegalmente en los EE.UU y haber mentido al juez que estaba viendo su caso. En estos momentos Fattah no tiene ningún proceso pendiente con las autoridades de los EE.UU.”
Al revisar en los archivos de la DIEX, se determinó que DIAB FATTAH había solicitado su cédula de identidad el 13 de agosto de 1993 una semana antes de cumplir los 20 años, sin embargo, según la comunicación del gobierno de los Estados Unidos, tenía un pasaporte vencido que le había sido emitido el 2 de agosto del mismo año, es decir 11 días antes de que se le otorgara la cédula de identidad # 16.105.824.
Muchos detalles hubiesen salido en conclusión, si la DIEX hubiese tenido la oportunidad de interrogarlo y de contrastar su huellas dactilares de no haber sido porque una comisión de la DISIP a la cual se le había avisado de la deportación, entró hasta el avión y nunca salió por la salida de pasajeros para que se le efectuaran los peritajes correspondientes. Imagino, que este caso de encubrimiento fue ordenado desde el alto gobierno. Durante los días restantes no pude investigar más al respecto, pues el 11 de abril tomé la determinación de sacrificar toda mi carrera y mi posición dentro de las Fuerzas Armadas, al desconocer la autoridad del Presidente de la República que hoy día lleva el país a la muerte y a la destrucción. Para los venezolanos no habrá Patria, ni Socialismo, pero si habrá mucha muerte.
Actualmente, si usted acude al portal del CNE y coloca la cédula 16105824, podrá comprobar que HAKIM MOHAMED ALI DIAB FATTAH tiene una cédula venezolana y que no está muerto. Lo único que le falta es registrarse en el Registro Nacional Electoral.