Frente a los ojos del mundo, el proyecto chavista ha mostrado todas sus costuras y sin embargo sigue siendo ignorado.
Hugo Chávez llega al poder por la vía electoral en el año 1999, luego de que el pueblo venezolano expresara su voluntad en diciembre de 1998. Inmediatamente, el contingente humano que lo acompañó durante la campaña electoral y todo aquel quien le hubiera expresado sus simpatías desde su obligada estancia en el Cuartel San Carlos y en Yare, se lanzaron al cumplimiento de su primera misión, la “refundación de la República”, cuya primera meta a alcanzar era la convocatoria a una Asamblea Constituyente y la posterior reforma de la Constitución Nacional, como prólogo a una serie de cambios institucionales que deslastrarían al país de viejos vicios y de arraigados contravalores, los cuales lo habían llevado a un estado de postración económica, social y política.
En esta primera etapa, los cambios se proyectaron hacia lo interno del país y de la vida política de los venezolanos. Como cambios políticos fundamentados en la sana convivencia política y movidos solo por un ideal nacional en la búsqueda de la mejor para la sociedad venezolana, esta etapa sumó las más disímiles voluntades en una sola dirección, lo que a la postre, una vez aprobada la nueva Constitución Nacional devino en un referendum en el cual a Hugo Chávez se le “regalaron” dos años adicionales de mandato.
Mientras el acontecer diario seguía su trayecto de ajetreo político y de reacomodo institucional, los amigos del en ese entonces Presidente reconocido y acatado por la mayoría, comenzaron a confabularse para perpetrar la más grande de las traiciones que Presidente alguno haya cometido contra su propio pueblo.
Uno de sus seguidores, altamente comprometido con la insurgencia colombiana, con la cual alternó abiertamente como interlocutor en casos de secuestros de venezolanos por parte de la guerrilla colombiana, Ramón Antonio Rodríguez Chacín, comenzó a “convenir” tratamiento especial para sus miembros en territorio venezolano y a convencer a su patrón, acerca de la conveniencia de comenzar a tomar partido en la lucha interna de Colombia, apoyando logísticamente a las FARC, bajo una fachada humanitaria, acción que fue del agrado de Hugo Chávez, quien antes de ser Presidente “coqueteó” con las FARC enviándole varios emisarios a Raúl Reyes y a otros jefes guerrilleros colombianos. En sus andanzas siempre lo acompañaban Oficiales de las Fuerzas Armadas, especialmente del ejército, entre ellos Hugo Carvajal (Intermediario en el secuestro de Richard Boulton, a quien movilizó en Colombia con un pasaporte falso para ocultarlo de las autoridades hasta colocarlo en el punto de entrega) y tuvo bajo su responsabilidad la organización de numerosas operaciones de apoyo logístico, evacuaciones aeromédicas, suministro de documentación falsa o sin cumplimiento de los requisitos mínimos, entrega de dinero, armas, refugio y ocultamiento.
Como producto de ese apoyo y dado el alto nivel de confianza depositado en él por Hugo Chávez, Venezuela se fue convirtiendo en la el refugio clandestino de muchos indeseables requeridos por las autoridades a nivel internacional, así como el lugar de reunión segura y fuente de financiamiento de organizaciones consideradas ilegales en sus respectivos países, sin importar su tendencia.
La primera coincidencia de Hugo Chávez con la guerrilla colombiana viene dada por la idea de las FARC de declarar a Colombia un Estado “Bolivariano” una vez tomado el poder, abrazando al “Bolivarianismo” como ideología. Para el año 2000, esa idea había evolucionado desde el proyecto original, que correspondía a la creación del Estado Independiente del Casanare bajo el control de las FARC, constituido por los departamentos colombianos de Boyacá, Arauca, Casanare, Vichada y parte del Municipio Páez del Estado Apure o del corredor ABC del ELN (Arauca, Boyacá y Casanare). Actualmente, la unión hecha realidad gracias a la gestión del gobierno de Hugo Chávez, abre una nueva dimensión estratégica que se corresponde con la idea de la toma del poder total en Colombia, solo que no por la vía violenta, sino por la electoral. Lo que viene después es la construcción de La Patria Grande, a la que muchas veces a hecho alusión Hugo Chávez y a lo que nadie le presta atención.
Ahora bien, una cosa es el proyecto que subyace en la limitada intelectualidad de Chávez y otra, el rumbo que le imprimen a la dinámica revolucionaria los elementos de su entorno: hombres, hechos y circunstancias. Basta con que un solo invitado a Miraflores esgrima una idea o realice un planteamiento que le parezca brillante, aunque no lo sea al Frankenstein de Sabaneta, para que al cuerpo del monstruo que pretende crear se le agregue una nueva parte.
En sus propias palabras, a su “Democracia Revolucionaria hay que orientarla hacia el Socialismo”; un Socialismo donde mezcla al Ché Guevara, a Bolívar y a Cristo. Luego, bajo la influencia de Ceresole y de Muller Rojas, se lanzó al anti-imperialimo norteamericano y asomó el concepto de la Defensa Nacional Integral, en base a lo cual, repitiendo como loro las palabras de su asesores, lanzó las tres líneas estratégicas para la lucha, de las cuales no se ha apartado hasta el momento:
Repotenciación de las FAN: Se lanzó como niño en dulcería, a la compra de cuanto armamento o sistema de armas le ofrecían durante sus giras por el exterior. En nombre de esta línea estratégica dilapidó mas de 4.000 millones de dólares para dotar a todos los componentes de sistemas de defensa, ataque y entrenamiento, así como de armamento individual y colectivo.
Reforzar la unión Cívico Militar: Para materializar el cumplimiento de esta línea estratégica, ordenó la constitución de la Reserva Bolivariana, para lo cual los obedientes miembros de su partido en la Asamblea Nacional, aunque les llevó casi cuatro años lograrlo, adecuaron la Ley Orgánica de las Fuerzas Armadas y colmaron de felicidad a Chávez. Tal unión cívico militar vendría dada por la necesaria interacción entre las Fuerzas Armadas y los miembros de la reserva.
Organización del pueblo para la defensa territorial: Sería la línea complemento de la segunda. Una vez entrenados y adiestrados sus cuadros de reserva, se procedería a la organización de la defensa, etapa que aun no ha llegado a completarse porque la segunda no se detiene. Lo último fue el “debut en sociedad” de las milicias campesinas.
Lo que espera Chávez está concebido en un documento denominado “Pueblo en Armas”, el cual consiste en una recopilación de discursos y escritos de oficiales activos y retirados de todas las Fuerzas, entre los que sobresalen Melvin López Hidalgo, quien aún no encuentra más nada que hacer para agradecerle a Chávez que no lo haya encarcelado por las barbaridades cometidas con el presupuesto del Plan Bolívar 2000 y Raúl Isaías Baduel, quien no haya mas nada que hacer para recriminarle a Chávez porque lo encarceló por seguir la tradición de los Ex Ministros de la Defensa en cuanto a la disposición de los fondos de su Ministerio durante su gestión.
Tal como Chávez lo ha repetido hasta la saciedad, los preparativos que nunca terminarán para la Guerra Asimétrica tienen un objetivo, involucrar a toda la población en una guerra contra” cualquier enemigo”, escenario que estoy seguro no se presentará mientras Hugo Chávez se encuentre en el poder, porque el enemigo, en este caso los Estados Unidos, no se presentará para invadir a nuestro país, ni Colombia, el otro hipotético enemigo caerá en el juego de Chávez de pasar a la confrontación bélica. No, la guerra asimétrica que añora y espera Chávez se dará para evitar que pierda el poder o cuando habiendolo perdido, sus partidarios se lancen en contra de un nuevo gobierno para deponerlo por la fuerza. Este escenario se podría estar presentando en otros países como Bolivia, Ecuador, Argentina, Paraguay y hasta el mismo Brasil. Por eso, el aspecto ideológico es importantísimo y en ese sentido los esfuerzos han sido enormes. Los acuerdos con otros países han ido más allá de los acuerdos formales entre gobiernos y han descendido hasta el nivel de partidos y de líderes.
Todo llegó al mayor punto de concreción alcanzado en el año 2003 durante la realización de Congreso Bolivariano de los Pueblos, donde participó activamente el guerrillero colombiano Rodrigo Granda Escobar, actividad a partir de la cual se comenzaron a organizar y a realizar numerosos eventos dentro y fuera del país, que no han dejado de multiplicarse y de captar adeptos más no la atención de quienes en el futuro van a verse negativamente afectados. Así se realizó en el año 2005 el Festival Mundial de la Juventud, el Primer Congreso Bolivariano por Nuestra América y el Primer Congreso Indígena Grancolombiano, organizado por la Coordinadora Continental Bolivariana, la misma que aún en el año 2010 luego de casi siete años de estarse alimentando del dinero de los venezolanos por orden del Presidemente, sigue lanzando loas a las FARC y a sus comandantes.
Mientras la revolución chavista avanza regionalmente, gracias al esfuerzo de la izquierda vaporizada en América Latina, internacionalmente la figura de Chávez comienza a secarse al ritmo que lo hacen los caudales de agua del país. Poco a poco el apoyo logrado a base de su chequera se comienzan a desmoronar. Su errático desempeño y su personalidad pendenciera, insufla a sus seguidores aires de superioridad y de poder avasallante, que a la larga dan al traste con el esfuerzo desplegado por algunos chavistas inteligentes. Un claro ejemplo lo representa el canciller Maduro, quien haciendo gala de un bajísimo coeficiente intelectual o en su defecto de un altísimo coeficiente de brutalidad, sigue cayendo en las trampas que inconscientemente le tiende el Presidemente. Engolosinado por redondear la plana de su jefe se lanza contra cuanto gobierno osa siquiera mencionar de refilón al mastín de Miraflores, para recular de la manera más vergonzosa cuando su patrón dice que no dijo algo.
Cuando el aislamiento internacional al que se verá sometido Chávez en un futuro no muy lejano no de más para sus aventuras interoceánicas, volverá sus ojos al proyecto de La Patria Grande, en el cual ya ha logrado apreciables avances y aún cuando este proyecto no inquiete a los Estados Unidos, la estabilidad del resto de los países latinoamericanos se verá gravemente amenazada por la presencia de un ejército bolivariano en cada selva, en cada llano o en cada serranía, compuesto por nacionales y extranjeros, entrenados bajo los principios de la guerra asimétrica y con los recursos del terrorismo y el narcotráfico.