domingo, 12 de diciembre de 2010

El Látigo Chávez, solo contra la naturaleza

El todopoderoso venezolano, promete encargarse personalmente de todos los damnificados en el país.

Resulta patético e insultante, el papel que el Presidemente venezolano está jugando frente a las múltiples tragedias que afrontan los venezolanos con motivo de las lluvias que inclementemente han caído sobre Venezuela. Es indignante ver como, micrófono en mano, al estilo de los animadores de concursos, juega con la esperanza de los pocos que logran acercársele haciéndoles ofrecimientos que todos sabemos nunca van a llegar, invitándolos a vivir en el Palacio Presidencial y echándole la culpa de su situación a los gobiernos de los últimos cien años. Ordenándole al Capitán Perez, que para “mañana” le entregue una casa a una damnificada.
Es increíble el cinismo con que este charlatán que se autodenomina “El Látigo Chávez”, regaña a sus secuaces para aparentar dureza frente a los pobres que buscan solución a su tragedia, para luego, entre risas enviarles una subliminal disculpa por usarlos como la “paga peos” de la época colonial. A estas alturas, solo unos cuantos desesperados pueden creerle sus mentiras. Ya quisiera ver a aquellos críticos chavistas que calificaron de show mediático la sola presencia del Presidente chileno Sebastián Piñera cuando se presentó para recibir a los mineros que uno a uno iban saliendo de las entrañas de la tierra. Entonces, imagino al “Látigo Chávez” en una situación similar, no ingresando en la cápsula Fenix al seno de la mina; eso jamás lo haría, dado su elevado umbral de combardía, sino con una Pala – Pico (pala pequeña con un pico, usada por los militares para cavar trincheras) abriendo el hueco por el cual iba a desenterrar él mismo a los mineros u ordenando en el sitio que los sacaran en 24 horas, porque dos meses y medio iba a ser demasiado tiempo.
Pienso que el descaro con el que actualmente aprovecha cualquier calamidad para sacar provecho político, tal como ordenar la condecoración Post Morten de las cuatro señoras que perecieron en un refugio mientras instalaban una bombona de gas, el emitir instrucciones de inmediatamente mudar 80 familias a Miraflores o el anunciar que se mudará a despachar desde una carpa para que su despacho sea acondicionado como refugio, más que un indicador de suprema ignorancia, es un síntoma de lo mal que anda su salud mental. Como siempre, demuestra que no tiene idea siquiera de la magnitud de la calamidad que pretende manejar él solo. Su horizonte sensorial solo alcanza a 80, 100 o 200 familias, por lo que su escaso intelecto no es capaz de percibir que hay más damnificados que Fuerzas Armadas en el país. No tiene ni la mas p… idea de la cantidad de espacio que se necesita para albergar casi 25.000 familias.
Su grado de deterioro mental es el que no le ha permitido equipar a las Fuerzas Armadas de manera racional y en base a sus necesidades. Por ejemplo, ahora está pidiendo puentes de guerra a otros países, para colocarlos a su vez sobre puentes de guerra que fueron puestos anteriormente sobre los puentes civiles de la IV República, porque los batallones de ingenieros del Ejército para pasadas contingencias y usaron todos los que habían heredado de Pérez Jiménez. Entonces me pregunto, como pretendía este demente declararle la guerra a Colombia, ante cuya posibilidad la Fuerza Aérea del vecino país no iba a dejar un puente sano? Como iban a atravesar los ríos y vagüadas sus tanques rusos y sus baterías misilísticas autopropulsadas si no tenía puentes de guerra para reemplazar la infraestructura destruída? Será que iba a pedir una tregua mientras Brasil le enviaba los puentes que hoy le está pidiendo a Lula?
Imagino que muchas personas vinculadas al proyecto chavista, de esas que no están con el mismo por el dinero, sino porque creían que tal proyecto podría llevar el país por un rumbo diferente, a esta hora estarán pensando como opositores al gobierno. Imagino también que la oposición, estará pensando en las mil y un formas de actuar mediáticamente para llevar luz a las mentes alienadas por el discurso demagogo y cínico del animador en los momentos de crisis y de anular el efecto de su propaganda política.
El “Látigo Chávez”, tal como se filtró entre los documentos Wikileaks obtenidos de funcionarios del gobierno español, está “en otro mundo”. Dicha expresión surgió de un Hugo Chávez de tal vez uno o dos años antes: Que vergüenza, hoy es el comentario se debe estar transformando en una verdad del tamaño del charco en que se ha convertido nuestro país, gracias a la desidia de un gobierno que descuidó la estructura nacional, permitió la alteración del ecosistema, que desvió ríos, que jamás tomo previsión alguna para controlar los movimientos urbanos y que privó a los venezolanos de los recursos que le pertenecen, para enviarlos al exterior del país para financiar proyectos políticos obsoletos.
En su permanente y solitario show, micrófono en mano, el “Latigo Chávez” quiere ser director, guionista, productor, estrella, crítico, patrocinante y sobre todo benefactor, pero su aberración al protagonismo lo lleva a realizar tareas más pequeñas e insignificantes, ante lo cual, pues lógicamente no le queda tiempo para interesarse en el drama que tiene en frente y mucho menos, su escasa capacidad de comprensión de la realidad existente, no le permite ver más allá de las caras que lo rodean. Pierde por completo la noción de un país a su merced y hasta se olvida de sus enemigos. En su empeño por ser el bueno, frente a sus contrincantes malos y a sus cooperadores displicentes, flojos y lentos, se convierte en el remedo de un encantador de borrachos, aunque algunos lo vean como encantador de serpientes, con cuya actitud le falta el respeto a los venezolanos pobres y desamparados ante la ineptitud del gobernante alterado en su psiquis.
En la mente de los venezolanos más humildes todavía anida la esperanza del cumplimiento de las promesas que, mientras una ni siquiera han comenzado a materializarse, otras desnudan la mentira de sus ofrecimientos en la forma de proyectos por iniciarse después de 12 años o paralizados por mucho tiempo: de las casas bielorusas, las petrocasas, la nueva vía a El Junquito, la recuperación del río Guaire, la erradicación de la lepna en el lago de Maracaibo, la ciudad socialista Caribia, la dignificación de los damnificados de Vargas, los préstamos bancarios sin intereses, la recuperación de la maternidad Concepción Palacios, el ferrocarril para La Guaira, la atención a los niños de la calle, la producción anual de tres millones de sacos de café, el suministro seguro de electricidad, el Banco de los pobres y el de la mujer, la central azucarera de Barinas, las siembras de palma africana en el sur del lago o de soya en el oriente venezolano, el parque temático La Carlota, la universidad en Palacio de Miraflores, la venta de los aviones de PDVSA y otras instituciones del Estado, etc.
Irónicamente, lo que prometió no hacer, es a lo que se dedica: En el aire todavía están sus promesas de no más aviones, barcos ni armamento, nada de apoyo a grupos irregulares, no más corrupción, no más despilfarro de los dineros públicos, no a la compra de un nuevo avión presidencial, entre las miles de promesas sobre que hacer o que no hacer.
El “Latigo Chávez” está probando por anticipado su soledad. Al final de su triste y estéril mandato, cuando ya no tenga poder para regañar a Ameliach ni a los generales, le ocurrirá lo mismo que el 11 de abril del 2002; Ya no será llamando a la “Red Tiburón”, en el 2012 los venezolanos lo veremos agarrado de un micrófono gritando que vienen por él y pidiendo a sus traicionados seguidores, que vengan al “balcón del pueblo” a protegerlo de los magnicidas que quieren asesinarlo para que no concluya los 60 ó 70 días de mandato que le quedan, período en el cual prometerá que arreglará todos los problemas del país si le dan su voto. Solo Venezolana de Televisión dará cobertura a su desgarrador drama tratando de arrancar algunos votos al “enemigo”, mientras que la venganza de los damnificados de hoy se consuma en la forma que más le dolerá al perico sabanetero: El abandono a su suerte.