martes, 6 de diciembre de 2011

Defensa a las Fuerzas Armadas venezolanas.

Las FAN se encuentran atrapadas entre la lisonja del gobierno, el repudio de parte de la oposición y como elemento adicional, el trabajo de desinformación del servicio secreto privado del Presidente de la República.

A la política venezolana, en cualquiera de sus dos versiones, el socialismo del siglo XXI o los diferentes sectores que se le oponen, no le conviene ganarse la animadversión de las Fuerzas Armadas Venezolanas. El escenario tal como está planteado actualmente tiene dos vertientes:  La del gobierno, lisonjeándoles y reclamando respeto hacia ellas, mientras que en la oposición, son más los que se abstienen de atacarla que los que la ridiculizan, insultan y menosprecian, bajo la premisa de que son los militares quienes se tienen que echar a cuestas el destino del país.

Tal pareciera que con su conducta, quienes atacan a las FAN por no actuar de acuerdo a sus intereses, estuvieran trabajando para que la oposición entera fuera aborrecida por nuestros militares. No obstante, convencido de que “quien no escucha consejo no llega a viejo”, deseo contribuir con aquellos con quienes comparto una profunda adversión hacia las reprobables acciones del gobierno que detenta el poder en Venezuela, lo cual no quiere decir que repruebe alguna acción o gestión positiva, si es que la hubiere. 

En mi condición de profundo conocedor de la conducta colectiva de las FAN y sobre todo, bien informado de la situación actual, le recomiendo, si le es posible a algunos sectores de la oposición, abstenerse de usar métodos repudiables contra la institución armada y que den un paso al lado para que aquellos en quienes la razón tiene un peso importante a la hora de la emisión de juicios sobre la posición de los militares en la diatriba política, lo hagan en base a una sana crítica sobre individualidades y nunca sobre la injusta generalización de los pecados de unos pocos políticos vestidos de uniforme.

Paradójicamente, en el gobierno ha habido más consistencia en el discurso y en las posiciones, en una aparente defensa de las Fuerzas Armadas ante ataques, unos reales y otros inventados por voceros, sobre todo, del Alto Mando institucional e incluso de parte del mismo Presidente, quien enterado de la difícil situación económica de los militares y a manera de medida preventiva ante el malestar que crece diariamente en los cuarteles, optó por aumentar en un 50% la escala de sueldos y salarios del Ministerio de la Defensa.

José Vicente Rangel como entrevistador.

Uno de los mas valiosos aliados del gobierno es José Vicente Rangel, quien al deshacerse de las ataduras de cargos públicos, quedó en libertad de ejercer la profesión de periodista al servicio del Gobierno y de armador de matriz opinión favorable al mismo.  Por sus manos pasa la materia prima a la que transforma de mediocridad en noticia. 

El General Carlos José Mata Figueroa.

Este proceso de manufactura mediática es aplicado a todos los sectores y el militar no ha sido la excepción.  Para quienes les sea posible analizar la entrevista que le hizo el domingo 21 de agosto de este año José Vicente Rangel al Ministro de la Defensa o mejor dicho, la clase que le dio este dinosaurio político a un ignorante interlocutor, el General Mata Figueroa sobre la mejor manera de responder a sus preguntas, podrán percibir lo que mismo que yo cuando me detuve a observar la entrevista. 

Al respecto, sentí mucha pena por la triste imagen que generaba este oficial revolucionario y por la pobreza de sus respuestas, afirmativas en todo momento ante las aseveraciones que a manera de “remiendo de capote” hacía el viejo zorro vendedor de imagen, cada vez que el intelecto del General hacía gala de su ignorancia o se iba por el camino equivocado.

Por ejemplo, cuando José Vicente le preguntó sobre si las Fuerzas Armadas eran apolíticas, no solo afirmó que en el pasado lo eran, sino que en el presente se encontraban al margen de la Constitución Nacional, tal como era su caso personal, dejando entrever que el resto de los integrantes de la Institución tenían el derecho de hacerlo libremente.  Ante tal desatino, José Vicente debió sacarlo del bochorno, al interrumpirlo en el momento en que el balbuceante margariteño, afirmaba que las FAN eran políticas porque ellas “tenían que ver con la Política de Defensa”.  Dios, que infortunada expresión:  Que a estas alturas, un Oficial General con rango de Ministro y peor aun, de la Defensa, no sepa diferenciar entre ser ejecutor de las Políticas de Estado en materia de Seguridad y Defensa, y el ser activista de la diatriba política partidista o defensor de una revolución proscrita de la Constitución Nacional, es lamentable, inexcusable y hasta risible.

Otro detalle que no puede escaparse a la atención de cualquier observador, es la afirmación del Ministro, ante una pregunta de José Vicente en relación a planes del “Imperio” de convertir a las Fuerzas Armadas en policías y a la admisión de que las FAN manejan información de inteligencia sobre acciones desestabilizadoras contra la Democracia, información que todos sabemos es absolutamente falsa y que se corresponde con una “operación psicológica” interna dirigida desde hace un buen tiempo para tratar de convencer a los hombres y mujeres militares del país, de que con un nuevo gobierno, a las Fuerzas Armadas les espera como destino la función de Policías, debido a exigencias imperiales.  También se les quiere convencer de que la oposición venezolana prepara planes subversivos y de carácter terrorista, donde las FAN son el blanco predilecto e inclusive de que se plantean escenarios de desconocimiento del resultado electoral si le fuera favorable al gobierno.

El General Cliver Alcalá Cordones.

Otro de los desacertados defensores de las Fuerzas Armadas, es el General Alcalá Cordones, quien atribuye el resultado de los señalamientos de Walid Makled García en su contra a un ataque del Departamento del Tesoro, específicamente de la Oficina de Control de Activos Extranjeros.  En una entrevista preparada y difundida por José Vicente Rangél, este oficial trasladó lo que considera un agravio individual por parte de “el imperio” a la totalidad o al colectivo de las Fuerzas Armadas y aun a la misma revolución, como si éstas llegado el momento, estuvieran obligadas a actuar en caso de una variación en el “statu quo” solo para cuidar su pellejo y el de algunos de sus compañeros de andanzas.

Ese intento de trasladar la responsabilidad personal al seno de una institución, lo cual no ha sido exclusivo del General Alcalá Cordones, sino que se ha convertido en el “modus operandi” de civiles y militares ubicados en el ápice del poder de la revolución, ha resultado contraproducente a sus propios intereses y son motivo de murmuración dentro de los cuarteles, donde por cierto, este tipo de comunicación informal que era impensable en el año 2005, en la actualidad es abordada sin recato alguno por los militares, inclusive, algunos anteriormente admiradores del proceso.

El efecto en las FAN..

El trabajo de convencimiento de los miembros de las Fuerzas Armadas de que a éstas les espera escenarios catastróficos en donde se pondrán en minusvalía sus atribuciones y funciones,  así como la descripción de una oposición subversiva y terrorista y hasta desconocedora de un resultado electoral adverso es simple y llanamente una operación de desinformación en pleno desarrollo.

Dicha operación psicológica, junto con la de satanización de cualquier acción que pudiera ser calificada de golpista, ha hecho mella en las FAN, y si a esto le aunamos los ataques de algunos opositores desbocados y desconocedores de la Institución y de sus códigos de comunicación internos, nos encontramos con un panorama poco prometedor en el momento de la definición política más importante para el país.

Por todo lo anterior, tal como lo he manifestado de manera reiterada, solicito el respeto a la Institución de las Fuerzas Armadas venezolanas, a sus hombres y mujeres incógnitos y a sus decisiones.  Exhorto a los venezolanos a evitara el ataque infundado en su contra, a la generalización injusta de los vicios y corruptelas de unos pocos y a la identificación de los verdaderos traidores de la tradición militar venezolana.