domingo, 14 de agosto de 2011

Pánico en Miraflores

Perder el poder asusta, pero aún más, tener que rendir cuentas.

Mantenerse en el poder frente a un país inerme durante 13 años ha resultado fácil para el chavismo, pero lo que ha sido muy difícil y que se convirtió en un símil de la leyenda mitológica de Sísifo, ha sido tomar el control total de la vida de los venezolanos. Muchos han sido los embates que ha lanzado contra nuestro pueblo este voraz gobierno, el cual se ha mantenido vigente, solo gracias al pacífico empeño de los venezolanos en tratar de llevar en socialismo la vida que acostumbraron por años y no como resultado de la sistemática aplicación de los métodos comunistas para subyugar a los pueblos.

Afortunadamente para los venezolanos, la imposibilidad del gobierno para acudir al método violento que se conoció en Cuba, la condena internacional a las violaciones de los Derechos Humanos, el avance de las comunicaciones, la resistencia de algunos grupos a sucumbir, aunados a la ineficiencia, avaricia, mediocridad y cobardía de los súbditos de la Corte de Miraflores, ha hecho que la película gobiernera rodara en cámara lenta todos estos años, hasta el punto en que la roca que empuja el Sísifo criollo ya no sube más, sino que por el contrario, en vez de empujarla hacia la cima, el gobierno hace desesperados intentos para evitar ser aplastado.

Pareciera otra coincidencia con el mito, el carácter punitivo que adquiere el obstinado esfuerzo del gobierno para “coronar” su proyecto revolucionario, a pesar de los retardos, paradas abruptas y retrocesos que ha sufrido todos estos años, frente a la empinada cuesta que representa la voluntad de los venezolanos. Para colmo, tal castigo al chavismo se agrava en uno de esos momentos en que parecieran acercarse a la meta, cuando al sometido a la penuria, tal como en la mitología, los dioses añaden una enfermedad, para Sísifo la ceguera que lo acompañará eternamente en su castigo y para Hugo Chávez algo peor que no augura sufrimiento eterno ni de larga duración.

Diríamos que en términos militares, el chavismo aunque alcanzó la victoria, no ha consolidaddo el objetivo, y por “los vientos que soplan”, nunca lo podrá consolidar, hecho que la arrebata el carácter victorioso para adjudicarle el de intento fallido en alcanzar el poder total.

Ahora que el chavismo parece “ahogarse en la orilla”, comienza de nuevo el acostumbrado despliegue de advertencias, amenazas e intimidaciones para evitar que la oposición, ubicada en la senda correcta, la electoral, no incurra en el error de cambiar hacia la vía “De Facto”, posibilidad que ni el más desprevenido aprendiz de analista político podría considerar. Pero tales advertencias del gobierno no solo no tienen fundamento, sino que forman parte de una operación psicológica de desinformación dirigida tanto hacia la población civil como a las Fuerzas Armadas, para sembrar en el subconsciente de todos los venezolanos enemigos inexistentes. Diríamos que el Sísifo venezolano está empujando de nuevo la piedra, pero esta vez el miedo que se le devuelva definitivamente lo está alejando de su propósito inicial. Así será el miedo de Hugo de perder definitivamente su roca, contagioso por cierto, que el cáncer que amenaza con aniquilarlo es nada, comparado con la idea de la pérdida del poder. Tal vez por eso su frase “Que es un cáncer pa’ mi?”