La gran derrota de Hugo Chávez.
En el año 1997, tal como lo he señalado en algunos de mis artículos anteriores, a lo largo de un año, me correspondió realizar el curso de Altos Estudios para la Defensa Nacional en el IAEDEN. No recuerdo si era el vigésimo séptimo, no por padecer de alguna anomalía relacionada con mi memoria ni tampoco por el paso del tiempo, sino el proceso de olvido voluntario al que he sometido a todos los recuerdos que me vinculen a las Fuerzas Armadas Venezolanas, organización a la que dignamente pertenecí hasta el año 2002 en el que a sabiendas de que las posibilidades de ascenso a General de División eran casi de un 100%, opté por abandonar la seguridad de un ascenso de las manos de Hugo Chávez y de abrazarme a la esperanza de al menos terminar mi carrera militar dignamente, bajo otro gobierno que no fuera el que actualmente subyuga a mi país.
Vale la pena mencionarles, que de aquella época de militar, solo conservo las fotos de los momentos más preciados y si de objetos se trata, antes de salir de Venezuela regalé a algunos oficiales subalternos mis condecoraciones, uniformes, soles de general, bastón de mando, etc. Hasta de la espada de General de Brigada me deshice, esa réplica de la espada de El Libertador que Hugo Chávez le obsequia a cuanto tiranuelo, delincuente o mantenido lo visita y que puso en mis manos un maldito día de julio de 1999, solo conservo bien guardados en Venezuela, porque si que son motivo de orgullo para mi, el sable de Sub Teniente y el sable de premio como Alférez Mayor, recibidos del Presidente de la República el 7 de julio de 1976.
Volviendo al curso en el IAEDEN, mi tesis de grado, galardonada con el “Premio Presidente de la República” fue titulada “La Inseguridad Alimentaria y su influencia en la Seguridad y Defensa de Venezuela”. En ella, fui desgranando el flujo de relaciones causales que determinaba la existencia de cinco indicadores de “inseguridad alimentaria” en el país, problema cuya resolución comenzaba por la reducción de las causas y no por la obstinada confrontación de los efectos.
Junto a mi, otros cursantes del antes mencionado curso también se pasaron la gran parte del año trabajando en su respectivas tesis, hasta que llegó el momento de la exposición de cada una de las tesis. Como dato coincidente y para los que prestaron atención a las exposiciones, el 80% de las causas de todos los problemas planteados eran comunes y el monstruo generador de todas estas estaba ubicado en el gobierno (los gobernantes y las instituciones) y en su relación con el pueblo venezolano.
Recuerdo que la primera de todas y que se presentó en todas las tesis como uno de los nudos críticos era la del “clientelismo político”, esa que generaba a su vez una sucesión de calamidades de las que sacaba provecho un sector muy pequeño de parásitos políticos hambrientos de dinero y que perjudicaba a la inmensa mayoría de los venezolanos que vivían por cierto en esos años de espaldas a la política, refugiados en medio de la bondades que le brindaba el vivir en el mejor país del mundo, gracias a su gente y a la bondadosa naturaleza.
Sin pretender imbuirlos en los detalles de mi tesis, les resumo en pocas líneas cuales eran los indicadores que una vez medidos, disparaban las alarmas sobre el deterioro de la alimentación de los venezolanos y como el gobierno, que era quien debía actuar para solucionar el problema, era el causante principal del mismo.
Tales indicadores eran: La DISPONIBILIDAD de alimentos o la oferta de alimentos en un momento dado, provenga esta de la producción nacional o de las importaciones, la ACCESIBILIDAD o la capacidad de adquirir alimentos, y esto viene a ser determinado principalmente por el poder de compra de alimentos, la ESTABILIDAD o garantía de mantenimiento de las actividades productivas, con precios remunerativos, por un periodo largo, la SUFICIENCIA alimentaria o la cobertura de los niveles de calorías diarias requeridas por los venezolanos y por último, la INDEPENDENCIA alimentaria, concepto según el cual un país soberano en materia alimentaria debe ser capaz, como mínimo, de producir el 75% de los alimentos que consume.
Recordando las jornadas académicas y comparando el gobierno de turno, que era el nefasto Rafael Caldera, con la situación que vivía el país, la situación que analizaba para aquel entonces me parecía caótica y desesperanzadora, pero lo que vive actualmente mi país es mayor y más decepcionante. Para aquellos días, el gobierno tenía programas como la Beca Alimentaria y el Programa Alimentaria Materno Infantil (PAMI), heredados del gobierno no menos malo de Carlos Andrés Pérez y los nuevos implementados a la sombra del Plan de Recuperación Social que impulsó la “Agenda Venezuela”, que básicamente mantuvo los programas sociales vigentes, con pocas modificaciones e implementó el Programa de Alimentos Estratégicos (PROAL) para subsidiar al consumidor de bajos recursos el costo de siete alimentos básicos, junto con un masivo Programa de Alimentación Escolar (PAE). Estos programas de alguna forma contribuían a suavizar los efectos de la pobreza, pero un barril de petróleo a SIETE DOLARES atentaba contra toda posibilidad de que la situación mejorara.
No obstante, llegó el año 1999, año en que se inició el primer mandato del Presidemente Chávez y con su elocuencia llegó su demencia. Los cazadores de dinero no podían tener mejores y mayores oportunidades que antes y así se inició la etapa más sombría de toda la historia de la corrupción en Venezuela, en la que por un lado subía el petróleo y por el otro el derroche y la corrupción.
Como consecuencia de la locura de gobierno que oprime a los venezolanos, aunque el Presidemente se llene la boca cada vez que declara que “el país está asegurando su independencia alimentaria, el gobierno ha establecido metas de exportación para ayudar a otras naciones vecinas”, o crea fondos, propone planes continentales de seguridad alimentaria o critica a los venezolanos por gordos, etc su gestión quedará marcada como la que perdió la oportunidad de asegurar para siempre la seguridad alimentaria de su pueblo. Veamos en un cortísimo resumen, por que:
La ACCESIBILIDAD ALIMENTARIA o la capacidad de adquirir alimentos, es el único indicador que honestamente debo señalar que no ha empeorado al nivel de los demás, gracias al aumento de los precios del petróleo y a la oferta de productos de menor calidad a los acostumbrados y por ende de menor precio. Además, como iba a empeorar, si en el año en que elaboré mi tesis de grado, el precio del barril de petróleo bajó de los 10 dólares hasta ubicarse en 7 dólares y durante todo su gobierno, tal promedio ha sido superado por lo menos cinco veces. Aun así, el poder adquisitivo de los venezolanos se ha ido deteriorando cada día más. Tanto la Canasta Alimentaria como el valor de la Cesta Básica, se aleja cada día más del bolsillo y de las mesas de los venezolanos.
La SUFICIENCIA ALIMENTARIA vista como la cobertura de los niveles de calorías diarias requeridas por los venezolanos, para 1997 nos colocaba por debajo de las 1400 calorías diarias. A manera de chiste quiero referirles que hace exactamente un año y dos meses, una chapista ofrecía las insólitas declaraciones siguientes “La presidenta del Instituto Nacional de Nutrición, Marilyn Di Luzca, señaló que el país se encuentra por encima de los niveles de suficiencia alimentaria con casi 3 mil kilocalorías por día”. Tomando en cuenta que 1 Kilocaloría es igual a 1.000 calorías, esta funcionaria del régimen estaba afirmando que el nivel de suficiencia alimentaria en el país era nada más y nada menos de 3 millones de calorías diarias. Sería ella misma quien le informó al Presidemente de los chavistas, que los venezolanos estaban muy gordos? No es mentira, pueden verlo en los siguientes enlaces http://www.alimentacion.enfasis.com/notas/10603-Desciende-la-desnutrici%C3%B3n-en-el-pa%C3%ADs o en http://www.globovision.com/news.php?nid=99976 . El hecho, es que sospecho que los niveles de suficiencia alimentaria, que siempre van de la mano con los demás, pueden haber descendido, siguiendo la trayectoria en esa dirección establecida en 1997.
La DISPONIBILIDAD ALIMENTARIA o la oferta de alimentos nacionales o importados ha llegado a niveles nunca conocidos en el país, donde el desabastecimiento es mayor que nunca. Las importaciones masivas de ciertos rubros solo se dan como mecanismo necesario para enriquecer a los Boliburgueses, a quienes no les importa siquiera que se descompongan o se pierdan en los puertos. Al final, el objetivo que debieran perseguir las importaciones no se cumplen, porque lo que ingresa a los locales de mercal, entra en otra red delincuencial que es la del acaparamiento y la especulación por bandas de “hormigas” que diluyen las enormes cantidades de productos que llegan a las redes de distribución. La producción nacional ha descendido a niveles impresionantes lo que ha ocasionado que actualmente se importe aproximadamente el 75% de lo que consumimos los venezolanos.
La INDEPENDENCIA ALIMENTARIA es totalmente inexistente, tal como les indiqué en el párrafo anterior. Los parámetros se encuentran totalmente invertidos. Si un pais que produce el 75% o más de los alimentos que consume es considerado independiente desde el punto de vista alimentario, como podríamos catalogar a Venezuela, donde lo que ocurre es exactamente lo contrario. Hugo Chávez a convertido a Venezuela en un país dependiente alimentariamente y lo más increíble aún, es que la tendencia es a aumentar dicha dependencia debido a que la producción nacional es cada vez menor. Aún así vive hablando de guerras en todos los aspectos, sin darse cuenta que el inventario de los alimentos que consumimos los venezolanos está en el exterior y no dentro de nuestras fronteras.
La ESTABILIDAD ALIMENTARIA o garantía de mantenimiento de las actividades productivas, con precios remunerativos, por un periodo largo… No parece un concepto asociado con Venezuela, donde la actividad productiva está siendo aniquilada, los precios remunerativos se mueren con la inversión privada y el período largo actúa a la inversa en la ecuación por cuanto es un período con efectos negativos, por lo que la estabilidad alimentaria iría en declive. Quieren hechos que respalde esta afirmación? Donde se está produciendo uno de los productos mundialmente conocidos por su presencia en la cocina venezolana, la Harina P.A.N.? Que está ocurriendo con las arroceras o con la producción de café?
Hoy, en Noticiero digital pude ver la siguiente foto y leer: “El sistema de propaganda chavista cada día se asemeja más al cubano de los hermanos Castro. En el empaque del kilo de azúcar que vende Pdval se destacan tres frases: Seguridad alimentaria, soberanía alimentaria e importado. Ese kilo de azucar no es producido por alguna cooperativa, empresa o grupo venezolano. Ni la tinta de ese empaque. Ni la máquina empacadora. Lo único producido acá es la voluntad de engañar al pueblo.”