martes, 3 de abril de 2012

Votamos o perdemos

Para el gobierno venezolano el objetivo es que la gente no vote
El dilema que trasnocha al gobierno venezolano en relación a sus posibilidades de mantenerse en el poder por vía electoral es muy simple: si se reduce la abstención, sentirá las consecuencias de su mala gestión.  Si el resto de la población no chavista sale a votar, está liquidado.
Del total de la población electoral, el gobierno tiene un voto “cautivo” que comparado con la suma de las cifras a favor de la oposición y de la abstención representaría tan solo un 30%.  El voto a favor del gobierno históricamente ha establecido una tendencia descendente mientras que el opositor tiende a aumentar, tal como se demostró en las elecciones parlamentarias del 2010.  Por otra parte, el padrón electoral ha crecido en función de la incorporación de los jóvenes, sector en el que el gobierno se encuentra desfavorecido.
En consecuencia, al gobierno no le queda otra opción que usar todos los artificios que posee para sacar tajadas pequeñas que hagan una sumatoria apreciable a la hora de contar los votos, tales como la desinformación por afirmaciones veladas de sus funcionarios, dispersión de rumores sobre hechos y tendencias, escándalos mediáticos, distorsión de la realidad social y económica y un sin fin de triquiñuelas dignas de premios del séptimo arte.
Al no recibir la respuesta necesaria de sus campañas para incentivar a sus partidarios, haciendo uso de las teorías de la conspiración internacional en su contra, los intentos de magnicidio, las conspiraciones internas, etc, no le quedará otro camino que usar estrategias  disminuir las posibilidades de su oponente.
Desincentivación del voto
Para muchos venezolanos, tal vez la mayoría, la términos “operaciones psicológicas”, “operaciones de inteligencia y contra-inteligencia”, corresponden al ámbito militar y podrían estar asociados dentro de dicho sector al tiempo de guerra.  Para otros podrían corresponder al cine de películas bélicas o de acción.
Si embargo, solo aquellos que han actuado alguna vez en una verdadera operación de inteligencia o contra-inteligencia y especialmente con una psicológica, pueden dar fe de los resultados que pueden obtenerse como producto de la aplicación de los principios fundamentales de este tipo de operación, sobre todo si se combinan con fundamentos y técnicas de publicidad, mercadeo y comunicación de masas y que en vez de aplicarse para diezmar la moral del enemigo militar antes del combate, se les asigna como objetivo actuar sobre una población con características tan particulares como la venezolana, proclive a la creencia de rumores y diseminadora de los mismos, supersticiosa, superficial e influenciable.
Actualmente sobre los venezolanos se tiende el manto de una enorme operación psicológica destinada a modificar su conducta, valores y actitudes en procura de extender por algunos años la permanencia en el poder del actual gobierno.  Para lograrlo, en el ámbito electoral se han diseminado toda clase de mitos destinados a desincentivar a los electores posiblemente adversos al denominado Socialismo del Siglo XXI.
Quien “echa a andar la carreta” son los diseñadores de estrategias del gobierno, pero quienes se encargan de arrastrarla y en ocasiones hasta por años y por todos los medios a su alcance, desafortunadamente son quienes se proclaman antichavistas.
“Escuálidos” y “Majunches”
Para el gobierno era necesario dividir a los venezolanos y la tarea principal ha estado a cargo nada más y nada menos que del Presidente de la República, quien actuando como comunicador clave dividió mediáticamente a los venezolanos al colocar a sus adversarios calificativos indicadores de minusvalía o de minoría.  Después de la derrota en las parlamentarias, dejó de decirles “escuálidos” y de cara a las primarias de la oposición cambió el calificativo por el de “Majunches”.  Por otra parte, con las expresiones de reducir a polvo cósmico a sus opositores, busca ubicarse en el subconsciente  de quienes lo escuchan como un ente suprahumano.
El cable submarino a Cuba
Uno de los mitos esparcidos para hacer creer a los venezolanos que no vale la pena luchar contra una maquinaria invencible, ha sido el de hacerles creer que el objetivo del cable submarino tiene como objetivo “la transmisión de data correspondiente a millones de votos ejercidos por cubanos suplantando a los venezolanos”.  Las cantidades de votos que manejan los diseminadores de rumores, van desde uno hasta cinco millones.
Anteriormente a esto, se hablaba de “laptops”, (nunca han mencionado computadoras de escritorio o servidores) con conexión al satélite Simón Bolívar, desde los cuales se habían inyectado millones de votos al proceso de elecciones presidenciales del año 2006, proceso  electoral que por cierto solo le produjo al gobierno 2.881 votos de los 3511 venezolanos inscritos en Cuba, de los cuales 2.657 que cursaban estudios en  las facultades de ciencias médicas de Camagüey, Clara Zetkin en Isla de la Juventud y 26 de Julio en Jaguey Grande, retornaron a Venezuela.  Para el mes de mayo del 2010, la cantidad de venezolanos en Cuba había descendido a 663.
Si sumáramos los miles y hasta millones de votos que por los distintos métodos que de acuerdo a los rumores estaría inyectando el gobierno en los procesos electorales, el total obtenido hubiese sobrepasado la quimera chavista de los diez millones en cualquier momento.
Las Fuerzas Armadas Chavistas
Como el arsenal de la guerra psicológica es inagotable, así como también es necesario reforzar las dosis regularmente, no faltan las manifestaciones “espontáneas” de los seguidores de la revolución.  De vez en cuando algún miembro del Alto Mando de las Fuerzas Armadas afirma, como en el caso del General Rangel Silva, la lealtad incondicional a Hugo Chávez por parte de la institución a la que representa.  Otros saltan con absurdas acciones proselitistas como cuando el General Benavides Torres lanzó su grito de “no volverán” durante un programa de televisión en presencia de Hugo Chávez.
Para reforzar a sus “súbditos”  Chávez se dejó de tonterías y de una vez por todas proclamó que las FAN eran chavistas y reiteradamente lo afirma.
Nada más falso.  Aunque pareciera que el objetivo de tales afirmaciones son las mismas FAN, en el seno de éstas no se produce el menor efecto en cualquier sentido.  El blanco escogido no está en las FAN sino en el sector civil: el elector, a quien se le pretende hacer creer que su voluntad no será respetada y que votar no tendrá en consecuencia ningún resultado.
El Plan República cambiando actas de votación
En su esfuerzo por desencantar a los venezolanos de la opción del voto, el gobierno alimenta complots anacrónicos, impracticables en la actualidad e inútiles, como el reemplazo de actas de votación y de urnas electorales.
Con un profundo desconocimiento de los procedimientos establecidos por el CNE, en quien por supuesto no se debe confiar a ciegas, quienes afirman que esto se hace y le produce dividendos al gobierno, ignoran el trabajo realizado por representantes de la oposición en el diseño de dichos procedimientos.
El Fraude electrónico
En el año 2004, luego del Referendo Revocatorio, surgió la teoría de que el resultado fue producto de una monstruosa manipulación informática.  Algunos especialistas en informática y telecomunicaciones presentaron un estudio mediante el cual habrían demostrado que durante el proceso no se había seguido el protocolo anunciado para la transmisión de la data y que durante el transcurso del proceso las máquinas estuvieron transmitiendo el resultado y recibiendo información del CNE que cambiaba los resultados.
Fuentes de inteligencia, vulnerables en Venezuela como en ninguna otra parte del mundo, indicaron que el gobierno tuvo información privilegiada sobre el resultado electoral, tal como lo señalaron los realizadores del estudio sobre el Referendo.  Los resultados parciales hasta las 6 de la tarde le eran adversos, razón por la que se ordenó a la organización de V República que no permitiera el cierre de las mesas poblando las colas para votar e inclusive a miembros del ejército para que apoyaran con vehículos oficiales el traslado desde los barrios de las personas que no hubiesen votado. 
Se debe tomar en cuenta que durante el día, los venezolanos votaron a favor y en contra desde las 7 de la mañana como hora promedio de apertura, hasta las 6 de la tarde, es decir durante 11 horas.  A partir de ese momento, en la mayor parte del país, se estuvo votando a favor del gobierno hasta pasada la media noche, es decir unas 6 horas más, tiempo necesario para revertir la tendencia ya que los votantes pro-oposición abandonaron las colas tan pronto como comenzó a caer la noche. 
Tal comportamiento fue inducido por el gobierno al diseminar una ola de rumores sobre ataques a electores, así como por la presencia de grupos de motorizados en la cercanía de los centros, rumores a los que contribuyeron inocentemente los medios de comunicación social.
La salida no es electoral
En muchas páginas de internet principalmente, diferentes fuentes que sostienen que la salida venezolana frente al socialismo del Siglo XXI no es electoral, puede advertirse el mismo estribillo obtenido del “copy” y “paste” que caracteriza a aquellos “analistas” que se alimentan de los rumores prefabricados: “Venezuela no tiene salida electoral”.
Los defensores de la tesis de la salida por vías no electorales, no consideran por una parte, que esa es la que más le conviene al gobierno por el hecho de que es él quien legalmente ostenta el derecho al uso de la fuerza para mantener el “hilo constitucional”, posición en la cual puede ser apoyado internacionalmente hasta por aquellos países que verían con agrado a Venezuela bajo otras riendas, mientras que por la otra, demuestran un absoluto desconocimiento de la idiosincrasia de los venezolanos, a quienes el simple ejercicio del voto, sin marchas, exposiciones a sufrir lesiones, riesgo de encarcelamiento o hasta la muerte, ya les parece lo suficientemente temerario como para salir de su casa e instalarse pacientemente en un fila para votar.
Las captahuellas
La colocación de las máquinas captahuellas en los centros de votación son usadas con múltiples propósitos. El principal corresponde a contribuir al levantamiento de la data dactilar de los venezolanos, mientras que desde el punto de vista electoral, le aseguraría al gobierno que votantes opositores no puedan hacerlo más de una vez. Otro propósito podría ser el de la verificación de que todos sus partidarios registrados en las diferentes misiones y programas ejerzan el voto.  No obstante, los usos que se le atribuyen no son conocidos por el personal del CNE que las operan.
Sin embargo, el rumor mas extendido gracias a la estimulación recibida desde el gobierno, es que con las mismas se busca vulnerar el secreto del voto, con lo cual más que estimular la abstención opositora, se busca el voto favorable al gobierno de empleados públicos y .
Los multicedulados
Si los venezolanos alguna vez se hubieran preocupado de las anormalidades que ocurrían en la DIEX antes de la llegada de Hugo Chávez al poder, tal vez no apoyarían la tesis de los multicedulados por el gobierno para votar a su favor.  Todas las irregularidades sobre cedulación  que descubrí a mi paso de catorce  meses por dicha institución eran altísimas, llegando a estimar que podrían sobrepasar el millón en una población cedulada que alcanzaba entonces casi los ventitres millones.
En la DIEX, pagaban para alterar los registros y cambiarse la edad las damas que se hacían operaciones cosméticas o los jugadores de besibol que querían incursionar en las ligas menores en los Estados Unidos, ingresaban al sistema familias enteras venidas de Asia o del Medio Oriente, así como países latinoamericanos.  Un ejemplo es el de la foto titulada como “Caso Cabimas”, donde tres personas comparten un mismo número de cédula
También existían multicedulados pero no era con fines electorales, sino para ocultarse, apropiarse de cuentas bancarias.  No obstante existe información de grupos de personas que sufragan varias veces portando más de una cédula, pero nadie ha presentado una sola prueba de ello a pesar que por las redes sociales circulan listados, copias de documentos, etc.
El problema de multicedulados con fines electorales por parte del gobierno, es que son un arma que se podría volver en su contra, tal como ocurrió con los colombianos que viviendo en la zona fronteriza fueron nacionalizados a priori y que en los comicios para las parlamentarias el gobierno decidió cerrar la frontera para evitar su voto castigo por la tensa situación con Colombia y por la terrible situación fronteriza.
La disuación
Cuando los laboratorios de guerra sucia del gobierno perciban que sus esfuerzos no están dando resultado de cara a las venideras elecciones presidenciales, optarán por recomendar el uso del arma de la intimidación y nuevamente saldrán expuestas las teorías conspirativas más inconcebibles o mejor dicho, los más burdos cuentos de camino para intentar frenar la voluntad popular: El magnicidio, el golpe de Estado, la invasión norteamericana, los paramilitares colombianos y el sabotaje a las industrias básicas y estratégicas.
Al coctel anterior se unirá el fraude de la oposición y el desconocimiento de su triunfo electoral, así como el uso de sus grupos de intimidación para alejar a opositores de las colas y neutralizar a los testigos de mesa.
Las captahuellas y su fama de violadoras del secreto del voto tendrán un rol protagónico para impedir que los empleados públicos y afiliados a las misiones los “traicionen”.
La oposición ha aprendido
El “modus operandi” de la revolución realmente sorprendió a la sociedad venezolana y a la mayoría de los políticos, acostumbrados como estaban, a la la apacible agenda de los gobiernos y al ejercicio ortodoxo del poder.  Con el acceso de Hugo Chávez a Miraflores, la imagen y la presidencial cambió  de manera radical y con ella la forma de hacer gobierno y la ética pasó al olvido.  El engaño y la deslealtad del gobierno con respecto a los gobernados en todos los actos relativos a sus responsabilidades, comenzaron a sembrar la duda primero entre los críticos a la revolución, luego en los escépticos y día a día alerta a quienes creyeron en sus ofrecimientos.  Lo que era impensable para algunos en el año 2000, hoy es una certeza.  Quedó establecido fehacientemente, el gobierno miente sin desparpajo alguno a sus gobernados.  No existe promesa que no haya sido rota en los 14 años transcurridos, pero lo que si ha resultado evidente, es que en la profunda duda que ha generado sobre sus acciones, también se aprender a escoger entre lo que el gobierno quiere que creamos y lo que podemos creer.
En tal sentido, todas las maniobras para alejar a los partidos políticos y a la sociedad civil de los centros de votación deben ser combatidas, sobre todo deteniendo la propagación de los rumores con el claro objetivo de desincentivar el voto que terminará despojándolo del poder.
Para el próximo 7 de octubre, la activación, participación, movilización y vigilancia de todas las etapas del proceso electoral serán determinantes, para que la verdadera voluntad popular se exprese.