Históricamente las Fuerzas Armadas venezolanas han sido enemigo de la guerrilla colombiana. Los ataques de la guerrilla en la zona fronteriza enlutaron numerosos hogares venezolanos. Existe registro oficial de que entre los años 1983 y 1998 hubo 115 ataques guerrilleros en las fronteras, donde perecieron 94 efectivos de las Fuerzas Armadas Nacionales, unos más sangrientos que otros, entre los que más impacto causaron se encuentran el ataque al puesto naval de Cararabo el 26 de febrero de 1995 donde murieron 8 Infantes de Marina, el campamento antidrogas de la Guardia Nacional en la Sierra de Perijá el 13 de junio de 1987 donde murieron el Capitán Ernesto Baez Gonzáles y 9 Guardias Nacionales y los atentados dinamiteros en El Cutufí en 1989 donde murieron 5 Guardias Nacionales.
No obstante del
acercamiento a la guerrilla colombiana por parte del gobierno de Hugo Chávez,
se han producido tres ataques contra las Fuerzas Armadas venezolanas: El 13 de diciembre de 2003 en Novilleros a
solo 8 kilómetros de Rubio, fueron asesinados 3 Guardias Nacionales, el 15 del
mismo mes fueron asesinados 4 Guardias Nacionales en Santa Bárbara del Zulia y
posteriormente el 17 de septiembre de 2004, en
el municipio Páez del estado Apure,
fueron asesinados por las hombres FARC comandados por “alias Misael”, un
Suboficial, cuatro Infantes de Marina y una ingeniero de Pdvsa, hecho del cual
fue detalladamente informado Hugo Chávez, sin que de su boca saliera la más
mínima palabra de condena o de protesta contra
las FARC, sino que por el contrario, en su programa Aló Presidente culpó
a “los paramilitares”. Luego, según los
correos de las FARC publicados por el Instituto Internacional de Estudios
Estratégicos, envió a “Cheo”, uno de sus
aliados en la DISIP con la finalidad de manifestar a la guerrilla la “voluntad expresa del Presidente de
recomponer las cosas”.
Pero
las cosas parece que han cambiado. Un
reciente reportaje del Miami Herald revela que la extradición a Venezuela de
Walid Makled se produjo “en el marco de un intenso juego de ajedrez
diplomático, en el cual el presidente Hugo Chávez terminó sacrificando a la
guerrilla colombiana para capturar a un peligroso alfil que mantenía a su
gobierno en jaque, según informes de la firma privada de inteligencia Stratfor
divulgados por WikiLeaks”.
De ser
esto cierto, sería interesante saber la reacción de los líderes de la guerrilla
colombiana, tanto de las FARC como el ELN.
Tal
vez coincidencialmente, la respuesta se adelantó. El sábado 10 de marzo a las 4 de la tarde,
una columna de unos 25 hombres atacó a una unidad de inteligencia del ejército
venezolano causando la muerte a dos militares; el primer teniente
Jackson Alejandro Ruíz Niño y el sargento segundo Nelson Gómez Ortega, quienes
se encontraban preparando la operación militar “Centinela” en la zona. Según el
parte oficial, el grupo atacante se internó en territorio colombiano, por lo
que no pudo ser detenido, sin embargo voceros locales insistieron en que se
encontraban en el área. La zona del
ataque fue un pequeño poblado llamado Baritalia, no ubicable en el mapa, pero
si en los planes del gobierno para la organización comunal.
Donde
queda Baritalia?
Para muchos
venezolanos, saber que existe en el Distrito Junín del Estado Táchira una
pequeña aldea con el nombre de Baritalia, tal vez no llegue a ser
trascendente. Sin embargo, a quienes
siguen las noticias de nuestro país, sabrán acerca de dicho lugar por haber
sido el escenario del enfrentamiento entre guerrilleros colombianos del ELN y
efectivos del Batallón 211 de Infantería Ricaute.
Geográficamente
reviste de importancia la noticia, debido a que Baritalia, junto con otros
pequeños asentamientos campesinos de los alrededores, son objeto de la atención
del gobierno venezolano de una manera desmedida, mucho más que otras regiones
del país. En tal sentido, algunos de los
sitios vecinos han recibido la atención nacional por la clase de incidentes en
los que se han visto involucrados, relacionados con la situación fronteriza y
la guerrilla. Vale la pena señalar
dichos lugares: La Vega de la Pipa, San Vicente de la Revancha, Bramón y en
especial, el vasto territorio que comprende el Páramo de El Tamá.
Un
poco de historia
El 3 de septiembre
del año 2009, el gobernador del Estado Táchira, César Pérez Vivas, realizó una
denuncia que en cualquier país o en la misma Venezuela, bajo cualquier gobierno
que no fuera el actual, estremecería las bases de la seguridad nacional y haría
que saltaran todos los resortes legales en la búsqueda de la verdad o la
falsedad en las palabras del mandatario regional “Fuerzas irregulares
colombianas están acampadas en las inmediaciones del parque nacional El Tamá
En el mismo acto,
señaló que "Grupos del ELN, las FARC, FBL y paramilitares atacan desde sus
campamentos en el páramo El Tamá a los habitantes de los municipios Junín y
Rafael Urdaneta, y así lo denuncio ante el país", dijo el gobernador. El
gobernador se extendió en su comentario y agregó que en su opinión la ruptura
de las relaciones con Colombia tienen como pretexto las bases norteamericanas
que operarán próximamente en ese país, pero realmente "el Gobierno lo que
hace es insistir en su intento de proteger a las FARC. El verdadero objetivo de
este conflicto es seguir amparando y darle aliento al terrorismo que masacra al
pueblo colombiano".
Si, es absolutamente
cierto lo que denunció el gobernador César Pérez Vivas sobre la presencia de
irregulares colombianos en su región, pero tal verdad no es como la percibe la
mayoría de los venezolanos. Los locales la perciben como una presencia peligrosa,
pero su experiencia se reduce a sus cruces en veredas, las inesperadas visitas
a sus casas o los “castigos” por violar las leyes de la guerrilla en la zona.
Paranoia
paramilitar
Ultimamente, la
paranoia gubernamental sobre la presencia paramilitar ha comenzado a generar en
los elementos de la guerrilla una conducta extremadamente peligrosa para la
población civil, especialmente para aquella de origen colombiano. Los jefes
guerrilleros no se sienten seguros en Venezuela y tampoco sus hombres.
Una verdadera guerra
asimétrica se acerca a nuestras aldeas y nuestros caseríos. Mientras la
guerrilla en Venezuela se encuentra “inactiva” militarmente y en fase de
descanso bajo el control operativo de sus comandantes, tanto infiltrados
paramilitares como oficiales militares y policiales colombianos los siguen de
cerca proporcionando información a su gobierno acerca de su ubicación y
magnitud de sus fuerzas. Para poder
hacerlo, se mezclan con la población civil.
Por esa razón, los
cuerpos de inteligencia venezolanos han cometido algunos errores en el momento
de señalarle los blancos a la guerrilla, como sucedió con los infortunados
miembros del equipo de futbol “Los Maniceros” y con otras personas que han sido
asesinadas bajo la presunción de que podrían pertenecer a las filas de los
archienemigos de las FARC y el ELN.
El gobierno
venezolano con todas sus acciones se ha incriminado a si mismo en su juego de
protección a la guerrilla colombiana. Existen numerosos hechos que así lo
indican y las zonas en las que hospitalariamente acoge a los irregulares ya han
sido señaladas y el parque nacional Páramo de El Tamá es una de ellas,
seleccionada por su enorme capacidad de abrigo y encubrimiento, sus prominentes
ventajas tácticas sobre el territorio colombiano y por su corta distancia de la
línea fronteriza, algo así como lo que representó la Sierra Maestra para Fidel
Castro en su lucha contra el gobierno de Batista en Cuba.
Ese temor de los
grupos irregulares es el mismo temor que siente el gobierno venezolano, pero la
respuesta al miedo no puede ser igual, por lo que este binomio requiere que
cada uno de ellos actúe de acuerdo a sus posibilidades o a sus capacidades, los
primeros asesinando a sangre fría a todo aquel que sea, pueda ser, parezca o
sea señalado de paramilitar, mientras que el segundo hace su guerra escudado en
rebuscadas excusas como la defensa de la Soberanía Nacional, el combate al
narcotráfico, o la lucha contra el terrorismo y en ese contexto ya tenemos
definido su método: Volando puentes artesanales o pasarelas como el Chícaro y
Las Naves, informando sobre la ubicación o identidad de presuntos paramilitares
a las unidades guerrilleras, deteniendo a colombianos habitantes de la zona
anteponiendo las razones de Seguridad Nacional antes que las migratorias,
aniquilando el comercio fronterizo, maltratando a los habitantes de la
frontera, permitiendo el secuestro y la extorsión de los venezolanos,
protegiendo la actividad de narcotráfico vinculada a la guerrilla y atacando a
la vinculada al paramilitarismo, proporcionando soporte logístico y financiero
a los grupos guerrilleros y a sus jefes, involucrando en ello a las Fuerzas
Armadas, cuerpos de seguridad y organismos de inteligencia.
El
asesinato de “Los Maniceros
El 11 de octubre del
2009, en el modesto barrio Costa Rica de Chururú (Venezuela) se estaba
disputando un partido de fútbol amateur entre un equipo local y los Maniseros,
otro equipo compuesto por vendedores ambulantes, en su mayoría de origen
colombiano. Cuando finalizó el primer tiempo un grupo de cuatro vehículos
irrumpieron en medio del campo de fútbol y de su interior descendieron 20
hombres armados vestidos con uniformes militares, botas negras e insignias del
Che Guevara. Los jugadores de ambos equipos fueron obligados a tumbarse en el
suelo mientras el líder del escuadrón fue separando a los jugadores de los
maniseros. Los once jugadores fueron amordazados y desaparecieron a bordo de
los vehículos.
Durante dos semanas
los doce jugadores estuvieron encadenados debajo de un puente y custodiados por
una veintena de hombres fuertemente armados. Pero el cautiverio tocó a su fin y
los cuerpos sin vida de 11 de los futbolistas aparecieron ejecutados. Sólo uno
de ellos logró sobrevivir, a pesar de tener un disparo en el cuello. “De diez
cadáveres encontrados, ocho son colombianos; hay un peruano que estaba casado
con una mujeres de origen colombiano y por último también había un venezolano”,
afirmó la policía venezolana. Por su parte, funcionarios del estado de Táchira
atribuyeron la masacre a rebeldes del Ejército de Liberación Nacional (ELN).
Por otra parte, el
único testimonio que tendría validez sería el de Manuel Júnior Cortés de tan
sólo 18 años, el único superviviente, quien relató a la policía que caminó
durante más de tres horas con una herida en el cuello y salvó la vida gracias a
la ayuda de un campesino que le atendió hasta que llegaron los servicios de
emergencia. Antes de ser trasladado a Caracas, donde se le brindó atención
médica, Manuel pudo relatar cómo sus compañeros y él fueron ejecutados de un
tiro en la nuca.
“Estuvimos 14 días
comiendo sólo arroz, atún y agua. El refugio donde nos tuvieron presos era de
hoja de plátano y si llovía nos mojábamos. Después de 14 días presos llegó un
hombre que nos dijo que traía una gran noticia” ... “Que todos nos íbamos.
Nos pusimos tan
alegres que comenzamos a llorar de pura alegría; pero no sabíamos que la salida
era para ejecutarnos a todos”, relató Manuel Cortés.
“Cuando pararon nos
hicieron bajar, arrodillados en el piso y golpeándonos sentimos la ráfaga de
seis o siete disparos, de los cuales me pegaron uno solo. Uno o dos minutos
después abrí los ojos y estaba vivo. Toqué a los demás amigos pero estaban
muertos. Me levanté y camine como tres horas y media”... “hasta que vi la luz
de una casa, llegué y toqué la puerta y un señor me abrió". “Payaso, líder de los secuestradores nos
preguntaba dónde estaban los jefes paracos, pues creían que éramos milicianos
reclutados por los paramilitares”
El 5 de diciembre de
2009, la Guardia Nacional venezolana entregó el sábado a Cortés, a agentes del
Departamento Administrativo de Seguridad (DAS, inteligencia estatal) y a
funcionarios de la Defensoría del Pueblo en el puente internacional Simón
Bolívar, en Cúcuta, frontera con Colombia.
El
Páramo de El Tamá
Con una extensión
total es de 139.000 hectáreas y con vías de acceso desde Colombia Ragonvalia y
Herran, al igual que San Antonio del Táchira y desde poblaciones del interior
del Estado vía Rubio, Capacho, El Mirador, constituye un excelente lugar para
esconder personal, armas y municiones, manteniendo un privilegiado control
sobre todas las vías de acceso, en las que además existen puntos de control de
la Guardia Nacional.
Al férreo control
para ingresar al Páramo del Tamá solo escapan trochas y caminos que aunque
datan de hace muchos años, que la comodidad de las vías de comunicación
asfaltadas han conducido al desuso, mas no al abandono por parte de quienes por
cualquier motivo desean ocultar sus movimientos, llámense contrabandistas,
narcotraficantes, guerrilleros, inmigrantes ilegales o paramilitares.
Nichos
guerrilleros
Pero el páramo de El
Tamá no es el único nicho guerrillero.
Los estados Mérida, Táchira, Zulia, Barinas y Apure están plagados de
“zonas de alivio” de la guerrilla. El Tamá es solo la punta del iceberg. Las
serranías tachirenses son testigos de los vuelos de los helicópteros militares
en actividad proselitista del PSUV y del apoyo logístico a los irregulares.
Los puentes volados
por la Guardia Nacional en el 2009 están a 20 kilómetros al suroeste del lugar
donde se precipitara a tierrra por causas no divulgadas, el MI-17 donde murió
el comandante del Teatro de Operaciones Nº 2 recién nombrado, el General del
Ejército Faneitte. San Vicente de la Revancha, el sitio donde se reunía el Ex
gobernador Ronald Blanco La Cruz con la guerrilla, se encuentra igualmente a 30
Kilómetros al oeste del lugar donde fueron secuestrados los integrantes del
infortunado equipo de futbol Los Maniceros. Y saben que hay en medio de esos
tres puntos, que conforman un triángulo comparable al de las Bermudas? El
páramo de El Tamá.
No
solo la guerrilla se interesa en la zona
Si hacemos una
revisión sobre los eventos de carácter político y circunstancial que involucran
la zona, podemos notar que los grupos afectos al gobierno también muestran un
inusitado interés en la zona.
Desde el año 2008,
el Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas (INIA) y los consejos
comunales de la parroquia Bramón, Municipio Junín del estado Táchira,
presentaron un proyecto de organización vecinal denominado Comuna en el que
incorporaron al sistema de comunas a Baritalia, Bolivia, Pórtico, Vega de la
Pipa y La Colina. Esta organización
comunal desde que se conformó y hasta la fecha en el municipio Junín tiene una representación de 101 consejos
comunales.
El
enfrentamiento de Baritalia
A raíz del asesinato
del teniente Ruíz Niño y del sargento Gómez Ortega, el General Eusebio Agüero
Sequera, jefe de Región de Defensa Integral de Occidente, informó que los dos
efectivos de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana fallecieron tras un
enfrentamiento con un grupo generador de violencia, eludiendo mencionar
lo que todos los habitantes y medios de comunicación saben: En el área la presencia del ELN es conocida y
las instrucciones que tienen las Fuerzas Armadas son de ignorarlas y de no
entrar en contacto hostil con ellas.
Tal como el
asesinato del equipo de fútbol Los Maniceros, habrá que esperar algún hecho
aleatorio o un milagro rasgue el secreto oficial para que los venezolanos
conozcan la verdad.
Mientras tanto, un
escueto comunicado del Ministerio de la Defensa , despide de este mundo a los
dos militares asesinados "Cumpliendo con su deber Patrio, mueren el
primer teniente Jackson Ruiz Niño y el Sargento segundo Nelson Gómez Ortega,
pertenecientes al 211 Batallón Infantería Ricaurte"
Foto 1: El Diputado Leomagno
Flores, sostiene que los irregulares que atacaron al ejército en Baritalia
continúan en Venezuela, en el páramo El Tamá.
Foto 2: San Vicente de la Revancha, un paradisíaco lugar solo perturbado por la
presencia guerrillera colombiana
Foto 3: El asesinato de jóvenes sospechosos de ser paramilitares es común en las
zonas rurales del Táchira, tal fue el caso de Los Maniceros
Foto 4: El Ministro Rangel
Silva, “amigo” de las FARC, según correos de éstas.