A pesar que La Haya se aleja de su destino, los delitos de Hugo Chávez quedarán grabados en la historia venezolana
El
pasado mes de mayo concluyó con buenas noticias para la esperanza que alimenta
a los urgidos de justicia en el mundo.
Ante el muro de impunidad que parece resguardar a déspotas gobernantes y
sus “travesuras” en contra de los demás seres humanos, el juicio del hombre
alcanzó antes que la Justicia Divina a uno de los tantos exponentes vivientes
de la maldad que aun quedan en el planeta: El expresidente de Liberia Charles
Taylor.
En el
mismo mes de mayo también se inició el juicio contra Ratko Mladic y en Egipto
entró en su fase final el juicio contra el expresidente Hosni Mubarak,
culminando el pasado sábado 2 de junio con su sentencia a cadena perpetua junto
a su ex ministro del Interior Habib el-Adli y cuatro de sus más cercanos
colaboradores.
Lo
interesante de estos casos y de otros seguidos contra violadores de los
Derechos Humanos en el mundo, es que su responsabilidad fue determinada por lo
que dijeron y lo que ordenaron en el momento en que se sentían invulnerables
debido a su investidura.
La humanidad contra Charles Taylor.
Luego
de un juicio de 6 años, el Tribunal Especial para Sierra Leona condenó Charles
Taylor, expresidente de Liberia a 50 años de cárcel por la comisión de crímenes
de guerra y lesa humanidad durante la guerra civil de Sierra Leona entre 1991 y
2002.
El
triste historial por el que se le juzgó contemplaba: Terrorismo, asesinato,
violencia contra la salud física y psicológica de personas, violación sexual,
esclavitud sexual, atentados contra la dignidad personal, tratamiento cruel, actos
inhumanos y crímenes en contra de la humanidad, forzamiento a niños (menores de
15 años) a unirse a las fuerzas armadas, esclavitud y saqueo.
En su
defensa, Taylor expresó “Mis actos fueron verdaderos y tuvieron lugar con un
fin: con la esperanza de llevar la paz a Sierra Leona", es decir, que ante
la gravedad de la tragedia que ocasionó su acto de buena voluntad, el fin
último era la paz.
Por
su parte, la fiscal Brenda Hollis quien solicitó al tribunal una condena de 80
años para el “emisario de la paz” en Sierra Leona, una vez cumplida su labor
por la cual la humanidad tal vez la reconozca con un discreto olvido, sentenció
“Se trata de un gran paso adelante en la batalla contra la impunidad. El
primer paso a escala mundial se dio en realidad cuando el Slobodan Milosevic
fue acusado. Aunque en realidad, la batalla contra la impunidad se remonta
hasta Núremberg. El mensaje igual que
ayer, y hoy con más fuerza, es claro: nadie puede ya esconder sus crímenes
amparándose en que ocupó tal o cual alta función del estado"
La humanidad contra Ratko Mladic
El
mes de mayo siguió siendo trascendental para la causa de los Derechos Humanos,
el día 16 se inició el juicio contra Ratko Mladic, conocido como “el carnicero
de Srebrenica”.
"La
fiscalía presentará pruebas que mostrarán más allá de la duda razonable la mano
del señor Mladic en cada uno de estos delitos"
Así
comenzó su trabajo la fiscalía en el caso contra Mladic, un arrogante general,
que luego ufanarse públicamente de las muertes y de la división étnica causadas
por su poder, hoy niega haberse expresado de tal manera y de haber dado las
órdenes que causaron llanto y desolación en familias enteras durante la guerra
de los Balcanes.
Mladic
es el último de los principales protagonistas de la tragedia balcánica que va a
juicio en el Tribunal Penal Internacional para la Antigua Yugoslavia en La
Haya, tras haber sido detenido hace un año tras 16 años de vergonzosa fuga.
El ex
oficial serbio ha calificado las acusaciones de "monstruosas" y dice
que está demasiado enfermo para afrontar un juicio.
El
juicio, al “carnicero de Srebrenica” suspendido el 17 de mayo, se reiniciará el
25 de junio de este mismo año.
La
aparente motivación para los actos de Mladic durante la guerra fue que había
visto una oportunidad para vengarse de 500 años de ocupación por parte de los
musulmanes turcos. El mismo se refería a
los bosnios como “los turcos”.
Su
lengua, desconectada del cerebro en la euforia del poder, llegó a pronunciar
las frases que hoy agravan su situación, como
“quemen sus cerebros”, “presiónenlos hasta que estén al borde
de la locura”. (Cualquier parecido
con Hugo Chávez es solo una coincidencia).
Pero
la peor orden que pudo impartir, fue después que sus tropas invadieron la
ciudad de Srebrenica, fue “detener” a todos los hombres musulmanes bosnios y
los niños de edades comprendidas entre 12 y 77. Horas antes de comenzar el
tiroteo, el mismo general fue visto repartiendo caramelos a los niños
musulmanes bosnios en la plaza principal, y dándoles una palmadita en la cabeza.
En los cinco dias siguientes 7.500 cautivos fueron asesinados y sepultados con
maquinaria pesada en tumbas colectivas.
Ante
el tribunal que lo juzga ha argumentado que durante la guerra, el solo estaba
defendiendo a su país.
La humanidad contra Hugo Chávez
Manifestar
que Chávez o tal vez alguno de sus seguidores ha causado algún daño a la
humanidad, podría parecer exagerado simplemente porque no se les ha visto
empuñando un arma de fuego o blanca u ordenando colectivas y sangrientas
masacres contra indefensas personas.
Pero en la práctica, es un hecho que Hugo Chávez, en el furor de sus
alocuciones desenfrenadas durante los actos públicos en los que ha participado
y en sus acostumbradas cadenas, ha sido “la mano oculta” que ha causado en
Venezuela graves violaciones a los Derechos Humanos.
La
frágil capacidad de raciocinio de Chávez lo ha conducido a cometer los mismos
trágicos errores de Taylor y Mladic. El
paralelismo es asombroso y al mismo tiempo predecible.
Cuando
se termine de descubrir la magnitud del apoyo que el gobierno venezolano le ha
suministrado a la guerrilla colombiana, en base al cual su acción en contra de
civiles inocentes ha determinado la muerte de niños, mujeres y ancianos, sin
contar las bajas militares y policiales, y los secuestros que de manera
indiscriminada, por razones políticas y económicas realizan en su propio país y
en Venezuela, la protección a las actividades de producción de narcóticos y al
narcotráfico en si mismo.
Si en
las dos computadoras de Raúl Reyes existían casi 40 millones de páginas con
información “útil” para inteligencia, entre la que una buena parte tiene como
protagonista a Hugo Chávez, imagínese usted cuanta información se puede haber
obtenido de las 15 computadoras, 94 memorias USB y
14 discos duros encontrados en el campamento del Mono Jojoy durante la
realización de la Operación Sodoma, material que se ha estimado que sea 11
veces superior a la de los ordenadores de "Raúl Reyes".
Tal
como lo declarara el General Oscar Naranjo, Director Nacional de la Policía
Nacional de Colombia, "Si el campamento de Reyes era una especie de
cancillería, este era un centro terrorista y lo que allí hemos encontrado va a
tardar meses en procesarse". A esto
habría que agregarle las 7 computadoras y 39 memorias USB que fueron
localizadas durante la realización de la Operación Odiseo en la guarida del
efímero jefe de las FARC Alfonzo Cano.
La Haya pudo ser su destino
Un
refrán popular podría definir el futuro personal de Hugo Chávez, “lo agarra
el chingo o lo agarra el sin nariz”.
Aunque todo parezca apuntar que será la “Justicia Divina” la que se
encargará de juzgarlo antes que cualquiera otra, en su historial personal no pueden dejar de aparecer inscritos los
pecados punibles de Hugo Chávez.
Si
examinamos la lista de delitos por los que se ha juzgado Taylor, Mladic, Mubark
y a muchos otros, encontraremos que en Venezuela se han cubierto todos los
supuestos para que por lo menos uno de ellos, pueda serle imputado a Chávez por
un tribunal competente en Derechos Humanos.
A la
vista de un experto en la materia, el Dr. Diego Arria, “es imposible que los altos representantes del Estado
venezolano pueden esconder las violaciones a los derechos humanos que ocurren
en el país”. El derecho a la
vida, a la propiedad privada, a la libertad, a la no discriminación, al honor,
etc. Han sido sistemática y generalizadamente violados por Chávez, es decir, en
el marco de una política sistemática y general de ataque con conocimiento de
ello a una población civil identificada como disidentes a su régimen.
Hasta Colombia se extiende la mano de Chávez
El
carácter violador de los Derechos Humanos del gobierno chavista no solo se ha
sentido en Venezuela. Su maligna
naturaleza se extendió a otros países, especialmente a Colombia, donde sus
efectos se hacen sentir a través de una frontera de 2.317 kilómetros. El apoyo
político, militar, económico y mediático a la guerrilla, convierte a Hugo
Chávez en un símil de Charles Taylor cuando apoyó la insurgencia en Sierra
Leona.
Con
su conducta, Chávez y sus seguidores se hacen solidarios y cómplices de las
violaciones cometidas por la guerrilla en suelo colombianos y venezolano. Ello explicaría la actitud de Alvaro Uribe
durante el ejercicio de la Presidencia y luego como expresidente, quien frente
a la contubernio chavismo y Farc, tiene sobradas razones para meterlos en el
mismo saco.
La
gran mayoría de los venezolanos no tiene ni la más remota idea de la cantidad
de bajas civiles y militares causadas en Colombia por la guerrilla a través de
sus ataques directos y por la siembra de minas antipersona en el fértil suelo
colombiano. Según datos del Ejército de ese país, desde 1990 hasta abril de
este año, las minas colocadas por los protegidos de Chávez han producido 2.039
muertos y 7.668 heridos. La imagen de un campesino colombiano que en busca de
ayuda cargó durante horas el cadáver de su hijo mutilado por una mina
antipersona, sin contar con el testimonio de los tantos sobrevivientes,
arrancaría un veredicto de culpabilidad de cualquier tribunal en el mundo.
Reacción ante el Informe del Departamento de Estado
El
gobierno de Chávez rechazó de forma "categórica" el informe del
Departamento de Estado norteamericano sobre los derechos humanos, difundido a
finales del mes de mayo, en el que expresa preocupación sobre la situación de
éstos en Venezuela, al tiempo que lo calificó de "agresión".
El
gobierno emitió en la noche del jueves 25 de mayo un comunicado, expresando un
rechazo "categórico y contundente" al informe presentado el 24
de mayo de 2012, al considerarlo una injerencia "inaceptable"
en los asuntos internos.
En el
informe, Venezuela fue destacada un año más como un país cuya situación de
respeto de los derechos humanos preocupa a Estados Unidos por el "significativo
incremento" de la tendencia a la "concentración de poder en la
rama ejecutiva". También condenó la Ley Habilitante que le dio poderes
especiales al presidente, Hugo Chávez quien en 2011 habría violado derechos
económicos y de propiedad a través de dicha Ley.
A la
vez, resaltó las "acciones del gobierno para impedir la libertad de
expresión y criminalizar el disenso", además de que el Ejecutivo
"no respetó la independencia judicial ni permitió a los jueces actuar
de acuerdo con la ley sin miedo a represalias".
La
fiscal general de Venezuela, Luisa Ortega, se defiende señalando que Estados
Unidos no tiene "autoridad moral" para emitir informes sobre
derechos humanos y defendió como "soberana" la decisión
anunciada por su país de retirarse de la CIDH.
Lo que está por venir en Venezuela
Una
de las particularidades del caso de las violaciones a los Derechos Humanos en
Venezuela, es que han sido administrados o controlados para evitar causar el
máximo efecto sin llegar al desborde.
Al
mismo tiempo han ocurrido obedeciendo a la coyuntura política del país, han
sido silenciados por el poderoso aparato mediático del Estado y substituidos en
los medios imparciales por escándalos muchas veces inducidos por el mismo
gobierno.
En
tal sentido, la etapa represiva se hizo más evidente entre el 2002 y el 2004,
período durante el cual el gobierno aprovechó las oportunidades que le brindó
la efervescencia política del país, para descargar su garrote ejemplarizante
sobre la disidencia y al mismo tiempo, urdió toda clase de tramas para
criminalizar a los opositores y justificar así sus actuaciones. Por ejemplo, nunca se supo cuales eran los
planes que tenía el gobierno y sus cómplices en los días previos al referendo
revocatorio del 2004 con respecto al grupo de colombianos uniformados como el
ejército venezolano descubierto por la Policía Metropolitana en las cercanías de Caracas.
Luego
vino una etapa más sofisticada de represión enfocada hacia la asfixia
económica, pero lo que siempre ha sido una constante es el incentivo al odio
entre la población y los ataques a la libertad de expresión, la cual si bien es
cierto no ha sido extinguida, se le ha tratado de controlar mediante el uso de
mecanismos jurídicos a la medida del gobierno para provocar la autocensura.
Lo
que está por venir nadie, ni el mismo gobierno lo sabe. Posiblemente Hugo Chávez, quien
innegablemente tenía las riendas de la violencia y con ellas el freno, no esté
presente para el final de la era chavista, por lo que serán muchas las individualidades
que intervendrán en el aquelarre político en puertas. Mientras tanto el reloj
incansable de La Haya seguirá dando la hora.