Un avión con tres tripulantes sale furtivamente de Venezuela con 1400 kilos de Cocaína, burlando todos los sistemas de vigilancia y control en tierra y aéreos
En plena madrugada, un piloto civil despega furtivamente un avión Bombardier Global Express XRS del terminal internacional del aeropuerto Arturo Michelena de Valencia. Cargado con 1.400 kilos de Cocaína que fueron introducidos esa misma noche al aeropuerto, burla los radares del Sistema de Defensa Aérea, viola la zona restringida al tráfico aéreo de la Base Aérea Libertador y abandona el espacio aéreo venezolano sin que las autoridades aeronáuticas y militares se den cuenta. No hubo F-16 o Sukhoi alguno que lo interceptara. Pasadas algunas horas se cuela la información: “se produce el tercer robo de un avión en Venezuela en lo que va de año”. Casi 24 horas después, el Ministro del Interior y Justicia comienza a dar su versión de los hechos. Solo transmite la información que va llegando de España. El Ministro en ese momento no tiene ni idea de lo que verdaderamente ocurrió.
En materia de narcotráfico, en Venezuela siempre han ocurrido hechos extraños, sobre todo cuando los mismos revisten de un carácter comunicacional notorio. Parece que fuera una tradición de los organismos de seguridad venezolanos aumentar intencionalmente el grado de complejidad de estos casos, práctica que con la llegada de la “revolución” ha aumentado de tono y que como un bumerang se devuelve contra las bizarras teorías esgrimidas para participar imaginariamente en operaciones antidrogas y en un rol que no les pertenece a las autoridades venezolanas.
En el acervo policial venezolano, los casos de narcotráfico más notables de la V República ocuparán los capítulos mas infames, para vergüenza del país y de sus ciudadanos.
Mientras en los tribunales venezolanos, tratando de evitar involucrar piezas valiosas del gobierno se juzga “quirúrgicamente” a Wallid Makled, un nuevo caso de narcotráfico somete al escarnio público mundial a Venezuela. Y no solo ocurre por el hecho en si, que de inicio ya es vergonzoso, sino por la triste posición del vocero del gobierno, el Ministro del Interior Tarek El-Aissami, posición la cual coloca en estado de sospecha a las autoridades bajo cuya responsabilidad se produjo el furtivo tránsito de una aeronave que con destino y carga desconocidas, en horas de la madrugada del domingo 12 de agosto despegó desde el Aeroclub Valencia ubicado en el aeropuerto internacional Arturo Michelena y que al final de su periplo fue a parar a las Islas Canarias.
Este caso, insólito como muchos otros a los que el Socialismo del Siglo XXI en Venezuela nos tiene acostumbrados comenzó a gestarse el sábado 11 de agosto cuando el avión modelo Bombardier Global Express (BD-700-1A10), con matrícula 9H-FED de Malta aterrizó proveniente de la Isla Grenada, con al menos cinco personas a bordo. El despegue ilícito se habría generado en horas de la madrugada, alrededor de las 2:26.
Un avión, un falso origen y un solo pasajero.
Inicialmente, se dió una serie de indicios a partir de los cuales se hubiese podido procesar la información necesaria para frustrar la carga de la droga y el despegue de la aeronave. Si bien las autoridades fueron incapaces de “detectar” o de evitar el ingreso de la droga al interior del aeroclub Valencia, la llegada del avión tenía que haber resultado sospechosa y en consecuencia se le hubiese podido someter a vigilancia.
A pesar que el avión presuntamente venía de Grenada, se pudo determinar posteriormente que el verdadero origen era Trinidad. No era necesario determinar mediante una investigación el sitio de origen del vuelo pues el Control de Tráfico Aéreo de Venezuela debía recibir el plan de vuelo del Control de Tráfico Aéreo de Trinidad y autorizar el mismo, solo así el vuelo era posible. Una vez en el aire, el vuelo fue controlado por el radar de Trinidad, quien a partir de cierto punto transfirió el control por radar del vuelo a Control Margarita o a Control Maiquetía.
Otro detalle que da notoriedad a la torpeza de las autoridades venezolanas es el hecho que no haya generado ningún tipo de sospecha el arribo de un avión privado de las características del Bombardier Global Express con un solo pasajero.
Existe como antecedente la detención de un avión Bombardier Challenger en España en enero del 2011, cuando producto de la perspicacia de las autoridades españolas al momento del arribo de dicha aeronave proveniente de Argentina con un solo pasajero, el argentino Gustavo Juliá, se ordenó su revisión con un perro antidrogas, el cual localizó un alijo de Cocaína en los asientos del avión. Al parecer los perfiles sospechosos en cualquier lugar del mundo, en Venezuela no lo son.
El despegue furtivo
La tripulación del avión, que había presentado un plan de vuelo con destino a Brasil y no realizó el trámite migratorio correspondiente, procedió a reabastecer de combustible la aeronave y aproximadamente a las 2:26 AM despegó sin autorización. Es decir que en tres horas y media cargó el avión, hizo el encendido, carreteó hasta la pista activa y despegó, sin que las autoridades hicieran algo para impedirlo.
Lo inaudito es que el Comando del Destacamento Nº 24 de Apoyo Aéreo Guardia Nacional se encuentra junto a la zona del aeroclub y este tiene el control de acceso al sitio en donde se encontraba parqueado el avión. Algunas fuentes aseguran que cámaras de seguridad registraron el ingreso de la cocaína en “camiones de la Guardia Nacional o del Ejército”, afirmaciones que de ser ciertas generarán hacia lo interno de las Fuerzas Armadas serias consecuencias, porque podrían destapar algunas complicidades en el aspecto aduanero que no involucraban precisamente el de narcotráfico.
Una explicación que confunde
La infortunada declaración del Ministro del Interior pareciera que se produjo basada en informaciones de prensa y no en un informe de las autoridades aeronáuticas y/o de inteligencia venezolana. Ello se desprende de las imprecisiones que exhibió en lo técnico, tal vez presionado por el afán de culpar al actor político que adversa a su “revolución” y de disimular las enormes e inocultables debilidades que aquejan al sistema de defensa venezolano, sistema que por cierto no es de la responsabilidad de su ministerio, pero que quedó en evidencia ante la imposibilidad de la detención del solitario vuelo de dos pilotos y una azafata al servicio del narcotráfico.
Una declaración que “brilla por su ausencia”, es la del Ministro de la Defensa, quien dejó en manos del Ministro del Interior la responsabilidad de mencionar de explicara como quedó en ridículo el sistema de la defensa aérea del país.
El vuelo furtivo que despegó de Valencia a las 2:26 de la madrugada, en su rumbo franco al este, como lo declaró el Ministro del Interior, sobrevoló en vuelo ascendente nada más y nada menos que la zona de seguridad de la Base Aérea El Libertador. Unos 18 minutos más tarde, el Bombardier Global Express sobrevolaba a unos 45.000 pies a tan solo 40 millas al norte de la base donde se encuentran alojados los “temibles” Sukhoi 30 Mk2, la base aérea Teniente Luis del Valle Garcia, ubicada en la ciudad de Barcelona.
El vuelo, tal como lo describe el Ministro del Interior Tarek El-Aissami, se dirigió a Benin en la zona sur occidental de Africa y de allí de vuelta a la isla Gran Canaria, periplo para el cual la autonomía de combustible no era suficiente, lo que implicaría que un vuelo directo de seis horas y media se convirtiera en uno de casi 12 horas con escala en Benin para reabastecer lo que ubica la hora de aterrizaje en Gran Canaria después de las 2:30 PM hora de Venezuela, pero la información registrada indica que aterrizó a las 11:50 AM hora venezolana, es decir que el vuelo duró 9 horas y media La última palabra la tendrán las autoridades españolas cuando reporten la cantidad de combustible hallada en los tanques del avión o cuando se revise la ruta registrada en el GPS de la aeronave.
La voz de alarma
Quien dio la voz de alarma en el caso del Bombardier Global Express que despegó de Valencia en la madrugada del 12 de agosto del 2012? Las circunstancias apuntan a que se debió a un hecho fortuito. Ni la tripulación ni los planificadores de la operación de narcotráfico estaban tan locos como para concebir una plan para colocar un avión en Valencia con la finalidad de cargarlo de drogas y estar en condiciones de despegar unas tres horas después con un destino prefijado, dejando al azar la posibilidad de la detección de su despegue, sobre todo, haciéndolo a veinte millas de la Base Aérea El Libertador y a diez y seis millas la de la Base Mariscal Sucre, las cuales se encontraban justo al frente de su trayectoria en ascenso hacia la altura de crucero.
Tampoco podrían dejar al azar la posibilidad de la detección por parte del sistema chino de defensa antiaérea y sobre todo la interceptación por parte del sistema Sukhoi que contaba desde el momento del despegue con un tiempo aproximado de 18 minutos para activarse y salir al encuentro, más unos 15 minutos de persecución con sus radares tridimensionales y sus misiles R-27ER1 (Misil Aire-Aire de medio alcance de guiado semi-activo), RVV-AE (Misil Aire-Aire de medio alcance de guiado activo) ó el R-73E (Misil aire-aire de corto alcance), artefactos éstos con alcance de 30 a 80 kilómetros.
La tripulación no era ajena a estos peligros y la realidad terminó demostrando las razones por las cuales no se preocuparon en absoluto por tratar de evitarlos.
Definitivamente, encender el avión, carretear y despegar estaban garantizados, garantía la cual era inútil si además no se incluía en ella la salida del espacio aéreo venezolano al igual que la posibilidad de confundir a a los organismos de inteligencia internacional con un plan de vuelo con una ruta hacia el sur.
En la madrugada del domingo 12 de agosto, “alguien” advirtió lo que estaba ocurriendo y dio la voz de alarma. Eso explica la declaración del Ministro del Interior sobre 28 detenidos, todos relacionados con el hecho inmediato como lo fue el ingreso de la droga a las instalaciones del aeropuerto, la carga y el despegue del avión.
En un país con autoridades serias, habría de esperarse una exhaustiva investigación que llevara a la detención de muchas más personas, pero en Venezuela el resultado será contrario a las expectativas, tal como ocurrió con el avión DC-9 matrículas N900SA que aterrizó en Campeche el 10 de abril del 2010 con más de 5 toneladas de Cocaína.
Un antecedente importante
El 10 de abril del 2006 despegó de Maiquetía un avión DC-9 con 128 maletas repletas de Cocaína con destino a Mexico. Mientras el avión era detenido en Ciudad del Carmen, Campeche, en Venezuela las averiguaciones solo involucraron a tres empleados de la empresa INVERSIONES N.F. 04 C.A la cual proporcionó el servicio de rampa al avión y a dos Guardias Nacionales, quienes se encontraban de servicio cuando presuntamente el mismo fue cargado con la droga.
En la actualidad se desconoce el estado del proceso contra los Guardias Nacionales Cabo Primero Edgar Ayala Méndez y C/2do. Wilfredo Melchor Millán, mientras que los otros tres implicados Edgar José Piñango Liendo, Ana Gabriela Castillo y Reni Leonardo González Guillén fueron absueltos de los cargos de “Tráfico Ilícito de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas” en grado de “Cooperadores Necesarios o Inmediatos” y “Asociación para Delinquir” el 26 de noviembre de 2010, por el Tribunal Primero de Primera Instancia en Funciones de Juicio Unipersonal del Circuito Judicial Penal del Estado Vargas.
El gobierno venezolano guardó un severo hermetismo sobre el caso y desde Colombia se señaló que Wallid Makled pudiera estar involucrado en la fallida operación. A su vez Makled señala que los responsables de la salidad de dicho avión están en el gobierno y entre ellos apuntó hacia el Ministro Tareck El-Aissami y el General Rangel Silva entre otros.
Reacción tardía
Tal como apuntan los hechos, el avión que salió a las 2:26 de la madrugada pudo estar aterrizando en la isla Gran Canaria antes del mediodía y fue solo 24 horas después cuando el Ministro del Interior Venezolano anunciaba que en una “Operación Conjunta” había sido detenida la aeronave.
En realidad el Ministro lo que estaba repitiendo era la información que las autoridades españolas le estaban suministrando y la que el Vice Ministro Reverol Torres iba recabando a medida que se hacían las primeras investigaciones.
Debe destacarse que el Ministro incurrió en una serie de imprecisiones tal vez producto del desconocimiento del caso al que apresuradamente se estaba refiriendo y en el que también sus subalternos iban aportando información sobre la marcha. Al referirse de manera balbuceante a las siglas y al modelo del avión lo identifica como un Bombardier 7000, ignorando que este es un modelo que aun no ha salido de la fábrica y que está previsto para entrar en operación en el año 2016.
El error inicial del Ministro fue el de adoptar la usual posición de indiferencia cada vez que desaparece una aeronave de algún aeropuerto y fue tan solo cuando se conoció que la aeronave había aterrizado en la isla Gran Canaria con una carga sospechosa cuando se dispararon las alarmas.
El funcionario insistió en que la alerta enviada a Interpol fue la que produjo la detención y afirmó que de inmediato se activó el “Sistema de Defensa Aérea”, iniciándose un procedimiento de identificación de la aeronave para hacerla aterrizar en el aeropuerto más cercano. Es aquí donde el Ministro del Interior se abroga funciones del Ministerio de la Defensa por cuanto las unidades de Defensa Aérea dependen de este último ministerio
Es en esta parte de la declaración, donde el Ministro comienza a crear un escenario que siembra dudas sobre la actuación de las autoridades.
Si bien la alerta a Interpol es un procedimiento operativo permanente, existen dudas acerca del momento en que dicha alerta fue enviada. Tal vez esto podría explicar que al momento de aterrizar en Benin para reabastecer, si es que el vuelo hasta Benin existió, allí la aeronave no fue detenida.
Por otra parte, la activación del Sistema de Defensa Aérea que el Ministro afirma haberse iniciado, presupone la detección de la traza del vuelo con radares terrestres bidimensionales cuya información serviría de base para el despacho de los aviones interceptores del sistema F-16 o en su defecto el sistema Sukhoi 30. De haber ocurrido así el Bombardier nunca hubiera salido del espacio aéreo venezolano.
Otra posibilidad que podría manejarse es la de que todo correspondiera a una entrega controlada, versión que podría ser validada si se llegan a ver resultados satisfactorios y verosímiles.
La culpa es del gobernador!
Con el mayor “caradurismo” el Ministro Tarek El-Aissami trató de convertir la rueda de prensa en un acto político al responsabilizar al gobernador del Estado y a “las mafias de la droga en Carabobo” del hecho cuando en realidad el Aeropuerto Arturo Michelena se encuentra bajo el control del Ministerio del Poder Popular para el Transporte Aéreo y Acuático y Bolivariana de Aeropuertos.
La actitud del Ministro en este caso resultó muy parecida a lo que ocurrió en el Estado Zulia, donde al descubrirse un alijo de Cocaína en el puerto de Maracaibo, de manera apresurada responsabilizó al gobierno regional. Fue tanta la prisa y la improvisación, que del pomposo anuncio de la confiscación de 20 toneladas de cocaína líquida, pasó a la penosa rectificación de que la cifra era de 4.8 toneladas.