domingo, 11 de abril de 2010

El 11 de abril no debió ser en el 2002

Las razones por las cuales desconocíamos la autoridad de Hugo Chávez, no parecieron suficientes en el 2002.

Como reaccionaría el pueblo venezolano si hoy, 11 de Abril de 2010, militares, y verdaderos patriotas hicieran público un pronunciamiento que anunciara "Hemos decidido dirigirnos al pueblo venezolano para desconocer el actual régimen del gobierno y la autoridad de Hugo Chávez Frías y del Alto Mando militar" y que además agregara "No podemos aceptar un tirano en la presidencia. Su permanencia en el cargo amenaza al país con la desintegración” y que señalara como causas: "por contrariar los principios y garantías democráticas" y "menoscabar los derechos humanos de los venezolanos". Un manifiesto, donde además anunciaran el repudio de las Fuerzas Armadas a la presencia cubana en su seno y en el de la Administración Pública y demás instituciones del Estado. Una posición institucional desde la que se rechazara los vínculos de las instituciones venezolanas a las FARC y al ELN forzados por la dirigencia chavista.

Yo imagino que la respuesta del pueblo venezolano sería distinta a la del año 2002 y la de Hugo Chávez idéntica a la asumida cuando la cobardía que lo caracteriza, lo hizo salir despavorido en búsqueda de alguien que pudiera detenerlo y a la vez protegerlo de cualquier peligro o tal vez muy parecida a la del 4 de febrero de 1992, cuando el miedo no le permitió salir del Museo Histórico Militar y pidió que lo fueran a buscar allí, en donde se entregaría con todas las garantías.

Ese 11 de Abril, vistos los desmanes que venía cometiendo el Presidemente Chávez valiéndose de las inacción de las instituciones venezolanas frente a sus deseos, más los sucesos en desarrollo ese día, que hubiesen sido muchísimo más graves si se hubiese permitido la aplicación del Plan Avila en contra de más de 500.000 personas en las calles de Caracas y se hubiera dejado actuar al gobierno impunemente contra la población, se produjo el manifiesto en el cual participamos, el Vicealmirante HÉCTOR RAMÍREZ PEREZ, Jefe del Estado Mayor General de la Armada, los Contralmirantes DANIEL LINO JOSÉ COMISSO URDANETA (Jefe de Planificación de la Inspectoría General de la FAN) y FRANCISCO NORIEGA ( Jefe de Logística del Estado Mayor General de la Armada); los Generales de Brigada de la Guardia, los Generales de Brigada del Ejército VIDAL RIGOBERTO MARTÍNEZ (Jefe del Comando Logístico del Ejército) y HENRY LUGO (Inspectoría de la FAN), los Generales de Brigada de la Aviación Militar CLINIO RODRÍGUEZ Y PEDRO PEREIRA" y los Generales de Brigada de la Guardia Nacional OSCAR JOSÉ MARQUEZ (Agregado Militar en Colombia), RAMÓN LOZADA (Jefe de la Guardería del Ambiente) y MARCO FERREIRA TORRES (Director de ONIDEX).

Desde horas de la mañana, se detectó la puesta en práctica por parte del gobierno una maniobra para enfrentar salvajemente un presunto golpe de Estado en su contra, para lo cual se había preparado a espaldas de sus mismas instituciones, dejando a cargo de las acciones preventivas y represivas a sus más inmediatos, mas que seguidores, cómplices. Las señales de alarma se dispararon cuando se ordenó retirar a la Guardia Nacional de la zona de Chuao, donde los manifestantes estaban reuniéndose en protesta contra las medidas aplicadas contra los gerentes de PDVSA, allanando toda resistencia para que la marcha no avanzara hasta Miraflores, mientras que por otra parte, diversos voceros del gobierno llamaban desesperadamente por radio y televisión a sus seguidores para que fueran a Miraflores a defender a la revolución. Para quienes no estábamos de acuerdo con el régimen, a pesar de que institucionalmente nos manteníamos apegados a la Constitución y a las leyes y a nuestros principios de obediencia y subordinación, llegó el momento de hacer algo por nuestro país y lo único que podía hacerse, era llamar a las Fuerzas Armadas a desobedecer las órdenes que el gobierno daba para “aplastar” a sangre y fuego una rebelión inexistente, ante el temor que la protesta pacífica de la multitud generaba en el corazón del cobarde ocupante del Palacio Presidencial.

Para que funcionara tal maniobra del gobierno, era necesario que la oposición dirigiera la marcha hacia Miraflores y que sus seguidores se enfrentaran con los manifestantes, para dar una lección a la oposición y un alto a la creciente resistencia a la aplicación de medidas radicales de su parte, lo que obligaría a usar a las Fuerzas Armadas y a la Policía para “restituir el orden público” y desvincularse de la responsabilidad, no obstante, los defensores de la revolución necesitaban un apoyo y el gobierno se los brindó en la persona de francotiradores instalados cómodamente en las alturas de los edificios que la Casa Militar debía haber tomado y que deliberadamente abandonó ese fatídico día.

La masacre del 11 de Abril no fue el único intento del gobierno para aterrorizar a la disidencia. El 5 de Diciembre de 2002, ante una marcha que llegaría hasta las instalaciones de PDVSA en La Campiña, en horas de la noche y parte de la madrugada, un video aficionado registró los preparativos para la agresión por parte de seguidores del gobierno con armas de fuego, lo que obligó a que dicha marcha no se produjera. Ante el desplante de la oposición, el gobierno comisionó al portugués Joao de Gouveía, para que condujera el atentado de la Plaza Altamira donde resultaron asesinados 3 inocentes y heridos 19 más. También, se han producido a nivel nacional muchos más casos de intimidación al estilo 11 de abril, aunque en una escala mucho menor, tales como el caso de la señora Ron en Altamira, la Sra. Carrizo en el Zulia y muchos más, en los que los mensajeros del gobierno dejaron estampada la firma de Hugo Chávez sin lugar a dudas.

Transcurridos 8 años de la fatídica fecha, la fuerza de los hechos actuales nos ha dado la razón a quienes desconocimos el 11 de abril a este desalmado y cobarde mandatario, a quien el miedo no solo lo ha llevado a rendirse más rápido que un rayo, sino que ha llevado a ordenar los crímenes más repugnantes que recuerde la historia venezolana.

Lo que viene en el futuro de este cobarde es una deshonrosa salida, no por la vía de un golpe militar ni intervención extranjera, sino por la fuerza del pueblo en la calle masivamente. En el 2002 hubo miedo de ambos lados dada la naturaleza de lo ocurrido y la falta del apoyo popular cegado por las falsas promesas y el dinero repartido a manos llenas, pero hoy en día, la erosión de ese apoyo es lo que hará que su gobierno concluya por los escandalosos desaciertos de su gobierno.

La ocasión menos traumática podría resultar la salida electoral de septiembre, sin la cual será inevitable que el país entero salga a la calle y por varios días estará encendido en protestas contra el régimen. Chávez no tendrá otra opción que aceptar, dado su alto umbral de cobardía, un resultado electoral el cual parece día a día tornarse más adverso. De ahí su desesperación por acosar a la oposición, pero el desarrollo de la lucha contra la violación de los derechos humanos en el mundo terminará por acorralarlo.

Si el 11 de abril se repitiera el dia de hoy, el futuro de Hugo Chávez sería la cárcel al menos por los próximos 30 años, por lo que su añorado 2021 podría ser su cumpleaños de cárcel número 11, bastante lejos de lo que ha predicado a lo largo de su decepcionante mandato.