martes, 17 de abril de 2012

Un rojo 11 de abril

Mintieron, mienten y seguirán mintiéndole a los venezolanos
Ser uno de los protagonistas de los hechos del 11 de abril del 2002 en Caracas, estar consciente del grado de participación que se tuvo en esa fecha, estar seguro de lo que se vio, escuchó, hizo o dejó de hacer; para luego, tener que escuchar fecha tras fecha durante 10 años las deleznables versiones que el gobierno venezolano ha difundido sobre los sangrientos hechos ocurridos esa tarde con la simple y vil finalidad de ocultar su participación, cuando no de eludir su responsabilidad, es lo que me motiva a compartir con quienes nos leen, la información que como si fuera ayer se encuentra fresca en mi memoria, así como en documentos escritos, visuales y sonoros.
Quiso tal vez el destino, que por solicitud del Ministro del Interior, se colocara en la Dirección Nacional de Identificación y Extranjería (DIEX), a un militar con determinadas condiciones morales y profesionales, con la finalidad de hacer eliminar los focos de corrupción existentes, que eran muchos. 
Tal designación me tomó por sorpresa en febrero del 2001, pero dada la magnitud del reto no dudé en aceptar, por lo que tomada la misión como un compromiso, me dediqué en cuerpo y alma a cumplirla con un relativo éxito y teniendo que sortear muchos obstáculos.  Uno de ellos, las órdenes emanadas de la Presidencia de la República a través de  Ramón Antonio Rodríguez Chacín (RARC), que fueron las que trajeron como consecuencia, que el 11 de abril del 2002, dejando de lado los principios de la obediencia, la subordinación y la disciplina y me uniera a otros militares que desde algún tiempo atrás, presagiando el macabro destino que le preparaba a nuestro país el Teniente Coronel Chávez, intercambiábamos información sobre su coqueteo y el de sus agentes con las FARC, el ELN, gobiernos y facciones incompatibles con la Patria venezolana y su tradición democrática, así como sobre los preparativos que realizaba para hundir a nuestro país en el obscuro abismo en el que se encuentra actualmente.
Amanece el 11 de abril
Como casi todos los días, el 11 de abril del 2002 llegué a mi oficina de la DIEX en la Avenida Baralt a eso de las 06:15 de la mañana, hora inusual para cualquiera de los directores que me antecedieron.  Inclusive, hubo días en los que debí llegar antes de las 6 para recibir al “Comisionado del Presidente de la República” RARC, antes de que fuera convertido por el mismo Presidente en mi jefe, investido del cargo de Ministro del Interior y Justicia el 31 de enero del 2002.
Sus visitas eran generalmente, para llevarme casos que según él me explicaba se debían a “razones humanitarias”, de colombianos (hombres, mujeres y niños) que requerían de alguna visa de transeúnte para viajar a través de Venezuela con destino a Cuba para recibir tratamiento médico o visitar a familiares, presuntos desplazados y amigos personales.
A pesar que para ese día 11 de abril RARC era el Ministro del Interior y ya no aparecía furtivamente por mi Despacho antes de las 6 de la mañana  y que en su lugar enviaba a sus agentes de la DISIP a tramitar los documentos que necesitara a cualquier hora del día, llegué bien temprano como era mi costumbre y me dispuse para iniciar un día de trabajo normal.
Comienza a complicarse el día 
Entre mis planes para ese día, tenía como prioridad en la agenda de mi ayudante, trasladarme hasta un tribunal para firmar mi “Separación de cuerpos” de mi segunda esposa, acto que estaba previsto a las 11 de la mañana del 11 de abril.  Al final, no asistí al tribunal civil, por la avalancha de sucesos que desencadenaron posteriormente
A las 10 de la mañana asistí a una reunión con la Vice-Ministro de Justicia, a quien le manifesté que debía ausentarme a cumplir con mi cita en los tribunales civiles a las 11:00, cuando en realidad no lo iba a hacer, pues había recibido una llamada telefónica de “fuerzas amigas” pidiéndome que me dirigiera a una dirección en las cercanías del Urológico de San Román, donde presuntamente nos reuniríamos un grupo de Generales y Almirantes, decididos a desconocer la autoridad de Hugo Chávez dadas las informaciones confidenciales que nos iban llegando sobre los planes del gobierno para reprimir salvajemente a los miles de venezolanos que se congregaban en las cercanías del edificio de PDVSA en Chuao. Allí fueron llegando poco a poco los oficiales Generales y Almirantes, hasta que completamos dos del Ejército, tres de la Armada, dos de la Fuerza Aérea y tres de la Guardia Nacional, entre ellos el Vicealmirante Héctor Ramírez Pérez. Más tarde nos trasladamos en varios vehículos hasta una oficina en Chacao, propiedad del fallecido Reinaldo Cervini, a donde arribamos pasadas las 2 de la tarde.
Desconocimos la autoridad de Hugo Chávez
Allí ocurrieron algunos hechos que los cómplices de los asesinos de la avenida Baralt y sus alrededores, han tratado de tergiversar para encubrir a los verdaderos autores intelectuales de lo que ocurrió ese día.  En el lugar se encontraban no menos de 12 o 15 periodistas, incluyendo a Otto Neustald, notorio por una “clase magistral” que dictara en la Universidad de Bicentenaria, en donde manifestó públicamente que en ese lugar nos habíamos reunido en la mañana y que en el documento que se leyó, se anunciaban unas muertes que no habían ocurrido aún.  Esa mentira, ha sido repetida incesantemente por el gobierno, en un afán inusitado por desviar la atención de sus graves implicaciones en la muerte de 19 personas esa misma tarde, no obstante que existe evidencia periodística de la hora y circunstancias por las que el video no se difundió en vivo vía microondas como se intentó, sino que debió grabarse debido a que a esa hora la cadena presidencial lo impidió.  Para el momento en que se terminó de preparar el manifiesto, por los radios y los celulares de los periodistas allí presentes se esparcía la noticia de seis muertes y muchos heridos, información que el Vice Almirante Ramírez Pérez consideró conveniente anunciar en el texto de nuestro pronunciamiento.
Si descontentos nos encontrábamos por el rumbo que se le quería dar al país, en peor estado de ánimo estábamos cuando desde temprano comenzamos a tener conocimiento de ordenes emitidas desde Miraflores y otras acciones por parte de miembros del Alto Mando fiel a Chávez y de funcionarios chavistas, contrarias a la Constitución y a las Leyes de la República, que eran claros indicativos de que se preparaba una represión brutal contra la enorme masa humana que se concentraba en Chuao, en el caso que la misma se trasladara a Miraflores, escenario que el mismo gobierno manejaba desde el día anterior.
A Miraflores
Desde hacía algún tiempo, en las concentraciones de la oposición, se oía la arenga “vamos a Miraflores”.  Por su parte, los ojos y oídos del gobierno, los organismos de Inteligencia, manejaban la información de que en cualquier momento se haría una marcha hasta el Palacio, en donde la gente permanecería el tiempo que fuera necesario, hasta que renunciara Hugo Chávez.  Por lo tanto, no era una sorpresa que ese 11 de abril existiese una posibilidad elevada de que la marcha se dirigiera al Palacio de Miraflores, dada la efervescencia política del momento, promocionada por el mismo Hugo Chávez, tal como él lo confesó durante la Rendición de Memoria y Cuenta ante la Asamblea Nacional el 15 de enero de 2004.
Confrontación en el Alto Mando de la Guardia Nacional
El día 10 de abril, a las 10 de la mañana, en la Junta Superior de la Fuerza Armadas se realizó una reunión, donde se presentaron dos escenarios con respecto al itinerario de la marcha del día siguiente: El primero, de que la marcha saliera de Parque del Este y concluyera en Chuao, donde se habían instalado las tarimas de los oradores; el segundo, consistía en que la marcha se dirigiera hacia el centro de la ciudad, a Miraflores.
Ante tales posibilidades, las opciones eran claras. El Comandante del Regional 5 planteó la toma de las instalaciones de PDVSA Chuao y cercar los alrededores. Según el Comandante de la Guardia, el Presidente no aprobó esta forma de acción, por lo que se acordó, el uso masivo de la Guardia Nacional para evitar que la marcha pasara de la Avenida Bolívar.  El cumplimiento de esta orden le fue encomendado al Comando Regional Nro. 5.  El día 11 abril, el Alto Mando de la Guardia fue sorprendido por la noticia de que el General Francisco Belisario Landis, obviando por completo el procedimiento acordado por el Alto Mando Institucional, había ordenado que no se implementara la barrera en la Avenida Bolívar y que en su lugar se colocara en los alrededores del Palacio de Miraflores y lo más grave del asunto fue que el citado General había abandonado desde tempranas horas de la mañana el Comando de la Guardia de tal manera de no verse obligado a encarar de nuevo al Alto Mando.
Ya el día anterior, el 10, se había presentado un impasse entre el General Francisco Belisario Landis y el General Edgar Bolívar debido a que el primero acusaba al segundo de golpista y de querer atentar en su contra.
La “Red Tiburón”
Durante el desarrollo de los acontecimientos, Venezuela pudo escuchar a través de los medios, la utilización por parte del Presidente de la red “tiburón”, una especie de red, más que privada, clandestina, pues era desconocida por la mayoría del Alto Mando de las FAN y de cada uno de los componentes y por tanto violatoria de la línea de mando del Ejército y de la Guardia Nacional. 
El nombre de dicha red se deriva del apodo que desde la Escuela de Formación de Oficiales se le dio al General Francisco Belisario Landis.  Estaba compuesta por 12 radios, a través de los cuales el Presidente podía comunicarse con oficiales inclusive hasta en el grado de Teniente Coronel del Ejército pero excluía a Oficiales Generales en la línea de mando.
Paradójicamente, el único que no se reportó en la red “tiburón” en los momentos de apremio fue el mismo General Belisario Landis, quien tan solo apareció públicamente al día siguiente, cuando cerca de las 10 de la mañana del 12 se presentó a la Comandancia General de la Guardia Nacional a retirar sus pertenencias de la que fue su oficina.  Durante la alocución del General Lucas Rincón en la cual notifica al país que el Presidente había renunciado, el General Belisario tampoco estaba presente.  Era el único Comandante General que no se encontraba presente, pues adicto como era a autoproclamarse víctima de intentos de atentado (existen varios antecedentes que así lo indican, como el de acusar al Coronel Pulido Mora de intentar asesinarlo cuando ejercía el cargo de Comandante de la Policía Metropolitana), en esta oportunidad huía del General Bolívar Ramírez.
Piedras, palos y cuchillos
Como la mayoría de los venezolanos vieron por los medios televisivos, los partidarios del chavismo fueron arengados por funcionarios del gobierno a defender la revolución hasta con su vida, haciendo histéricos llamados a que se trasladaran hasta Miraflores, aun antes de que la marcha de la oposición se dirigiera hacia allí.
Tales llamados fueron hechos luego que el Ministro de la Defensa José Vicente Rangel le ordenara a Freddy Bernal que activara los Círculos Bolivarianos, tal como lo confirmó el Capitán Michael O'Brian Fossi, testigo circunstancial de la conversación telefónica, hecho que por cierto fue la causa por la cual fue expulsado arbitrariamente de las Fuerzas Armadas.
Freddy Bernal, Juan Barreto, Ana Elisa Osorio, Iris Varela entre otros, acudieron a la frágil fibra sentimental de los venezolanos para atraer hacia Miraflores como escudos humanos a sus seguidores.
Resultaría ingenuo creer que ante tan dramáticos llamados de los voceros del gobierno, sus simpatizantes con posibilidades de usar armas no iban a hacerlo.  Desde el día anterior, en la Comandancia General de la Guardia Nacional, el cuerpo de Generales alertaban sobre la necesidad de evitar que los partidarios el gobierno se confrontaran con los asistentes a la marcha en caso que esta fuera dirigida hacia Miraflores y de allí la necesidad de detenerla al inicio de la avenida Bolívar, a unos 2.5 kilómetros del lugar de concentración de los afectos al gobierno, que como mencioné anteriormente no se hizo, debido a la temeraria orden del General Belisario Landis de mudar el dispositivo hasta Miraflores.
Hospitales de campaña y “defensa en posición”
Como en una guerra declarada, el gobierno se “atrincheró” en Miraflores. Tanto a los Guardias Nacionales como a los civiles, se les insistió en la versión de que el objetivo de la marcha era asaltar a Miraflores y asesinar al Presidente allí mismo.  Frente al Palacio, en plena avenida Urdaneta se colocó una tarima desde donde se hicieron las convocatorias y las arengas a sus partidarios, mientras que internamente se instalaron carpas hospital, en las que más tarde se atendieron a quienes resultaron heridos en Puente Llaguno y la avenida Baralt.
Era tal el ambiente de exaltación que algunos Guardias Nacionales hicieron uso de sus armas y existen grabaciones de instrucciones por radio a miembros de la Casa Militar para que dispararan sobre personas en particular e inclusive de un efectivo solicitando permiso para efectuar disparos de precisión.  Hasta el presente, aunque fueron identificados, estos efectivos no han sido procesados.
Efectivos adscritos al Comando Regional Nro. 5 manifestaron en los días siguientes, que habían sido alertados que los manifestantes “venían armados hasta los dientes”.
La cadena
A pesar que el gobierno tenía todos los recursos para detener la marcha, no los empleó, sino que por el contrario, Tiburón 4, el General Belisario Landis en contra de lo acordado por el Estado Mayor de la Guardia Nacional desde el día anterior, ordenó que no se instalara el dispositivo.  Cuando se iniciaron los disparos en la avenida Baralt, los cuales podían escucharse desde Miraflores, el Presidente dio inicio a una cadena de radio y televisión que evitaba que los medios transmitieran imágenes de lo que estaba ocurriendo. 
Esta estratagema fue burlada por algunos canales, los cuales comenzaron a transmitir simultáneamente la cadena y las escenas de la calle, por lo que se dio la orden de silenciar a los medios que habían “partido la pantalla”. Sin embargo era tal la tensión a la que se sentía sometido Hugo Chávez, que llegó a pedir durante su incoherente alocución, que Dios les enviara (a los manifestantes) “un rayo” al que le agregó luego de dudar un instante “de entendimiento”.
Esta cadena constituye uno de los elementos más indicativos por parte del gobierno de ocultar a la población y al mundo, las imágenes resultantes del uso indiscriminado del poder y de perversos mecanismos para incentivar por medio del odio y del temor la lucha entre hombres y mujeres de un mismo pueblo.
A la versión difundida en la tarima exterior de que el se acercaba el asalto a Miraflores para asesinar al Presidente, éste en su cadena preguntaba “a que vienen a Miraflores?” , “que buscan aquí?”
Los francotiradores
El pasaje más sombrío de ese día fue el accionar de presuntos francotiradores apostados en los hoteles Ausonia y Edén. Como dato adicional, ambos hoteles son usados para alojar temporalmente a las personas que son asistidas socialmente por la Presidencia como producto de los “papelitos” que  le hacen llegar al Presidente o a miembros de su comitiva durante sus giras por el interior del país.  En el Eden también estuvo alojado en el año 2004, con los gastos pagados por la Vice Presidencia de la República, el cubano Juan Alvaro Rosabal, agente del G2 cubano, actualmente radicado en Margarita, luego de que oficialmente fuera enviado como “cadáver” a Cuba después de su “asesinato” en Caracas. 
Los efectivos de la Casa Militar, cuya misión permanente es ocupar los lugares prominentes o dominantes mientras se moviliza el Presidente o cuando se considere necesario, no pudieron localizar a los francotiradores que disparaban contra los manifestantes y contra los simpatizantes del gobierno, pero si ubicaron al equipo de reporteros que tomaban las imágenes de los pistoleros de Llaguno disparando contra los manifestantes.
Contra todas las personas que resultaron detenidas o enjuiciadas por presuntamente haber disparado contra chavistas y opositores el 11 de abril,  no se ha podido sustentar ninguna de las acusaciones y se encuentran libres. Las decisiones judiciales dictadas hasta ahora corresponden a los “Pistoleros de Llaguno” quienes fueron burdamente absueltos y declarados “héroes de la Patria”, mientras que a los “chivos expiatorios” de la Policía Metropolitana se les condenó en un juicio injusto, inmoral y de triste recordatoria..  Cabe entonces preguntar, por que ha sido tan difícil localizar a los francotiradores? 
Hasta el momento, se desconoce con que armas y quienes causaron las muertes y heridas a las víctimas.  La actuación de la “comisión de la verdad” fue saboteada por el mismo gobierno.  Los actores principales por parte del gobierno se encuentran bien lejos con cargos diplomáticos, con la excepción del General Belisario Landis, quien debió ser destituido de su cargo en República Dominicana en el año 2009 se sumió en el anonimato.  Este hombre y algunos más tendrán muchas preguntas por responder en el futuro para determinar la causa de los afanosos e irresponsables intentos del gobierno chavista por inculpar a priori a cualquier adversario de las muertes del 11 de abril del 2002, obstruir cualquier investigación futura y ocultar cualquier vínculo con los sangrientos hechos.

martes, 3 de abril de 2012

Votamos o perdemos

Para el gobierno venezolano el objetivo es que la gente no vote
El dilema que trasnocha al gobierno venezolano en relación a sus posibilidades de mantenerse en el poder por vía electoral es muy simple: si se reduce la abstención, sentirá las consecuencias de su mala gestión.  Si el resto de la población no chavista sale a votar, está liquidado.
Del total de la población electoral, el gobierno tiene un voto “cautivo” que comparado con la suma de las cifras a favor de la oposición y de la abstención representaría tan solo un 30%.  El voto a favor del gobierno históricamente ha establecido una tendencia descendente mientras que el opositor tiende a aumentar, tal como se demostró en las elecciones parlamentarias del 2010.  Por otra parte, el padrón electoral ha crecido en función de la incorporación de los jóvenes, sector en el que el gobierno se encuentra desfavorecido.
En consecuencia, al gobierno no le queda otra opción que usar todos los artificios que posee para sacar tajadas pequeñas que hagan una sumatoria apreciable a la hora de contar los votos, tales como la desinformación por afirmaciones veladas de sus funcionarios, dispersión de rumores sobre hechos y tendencias, escándalos mediáticos, distorsión de la realidad social y económica y un sin fin de triquiñuelas dignas de premios del séptimo arte.
Al no recibir la respuesta necesaria de sus campañas para incentivar a sus partidarios, haciendo uso de las teorías de la conspiración internacional en su contra, los intentos de magnicidio, las conspiraciones internas, etc, no le quedará otro camino que usar estrategias  disminuir las posibilidades de su oponente.
Desincentivación del voto
Para muchos venezolanos, tal vez la mayoría, la términos “operaciones psicológicas”, “operaciones de inteligencia y contra-inteligencia”, corresponden al ámbito militar y podrían estar asociados dentro de dicho sector al tiempo de guerra.  Para otros podrían corresponder al cine de películas bélicas o de acción.
Si embargo, solo aquellos que han actuado alguna vez en una verdadera operación de inteligencia o contra-inteligencia y especialmente con una psicológica, pueden dar fe de los resultados que pueden obtenerse como producto de la aplicación de los principios fundamentales de este tipo de operación, sobre todo si se combinan con fundamentos y técnicas de publicidad, mercadeo y comunicación de masas y que en vez de aplicarse para diezmar la moral del enemigo militar antes del combate, se les asigna como objetivo actuar sobre una población con características tan particulares como la venezolana, proclive a la creencia de rumores y diseminadora de los mismos, supersticiosa, superficial e influenciable.
Actualmente sobre los venezolanos se tiende el manto de una enorme operación psicológica destinada a modificar su conducta, valores y actitudes en procura de extender por algunos años la permanencia en el poder del actual gobierno.  Para lograrlo, en el ámbito electoral se han diseminado toda clase de mitos destinados a desincentivar a los electores posiblemente adversos al denominado Socialismo del Siglo XXI.
Quien “echa a andar la carreta” son los diseñadores de estrategias del gobierno, pero quienes se encargan de arrastrarla y en ocasiones hasta por años y por todos los medios a su alcance, desafortunadamente son quienes se proclaman antichavistas.
“Escuálidos” y “Majunches”
Para el gobierno era necesario dividir a los venezolanos y la tarea principal ha estado a cargo nada más y nada menos que del Presidente de la República, quien actuando como comunicador clave dividió mediáticamente a los venezolanos al colocar a sus adversarios calificativos indicadores de minusvalía o de minoría.  Después de la derrota en las parlamentarias, dejó de decirles “escuálidos” y de cara a las primarias de la oposición cambió el calificativo por el de “Majunches”.  Por otra parte, con las expresiones de reducir a polvo cósmico a sus opositores, busca ubicarse en el subconsciente  de quienes lo escuchan como un ente suprahumano.
El cable submarino a Cuba
Uno de los mitos esparcidos para hacer creer a los venezolanos que no vale la pena luchar contra una maquinaria invencible, ha sido el de hacerles creer que el objetivo del cable submarino tiene como objetivo “la transmisión de data correspondiente a millones de votos ejercidos por cubanos suplantando a los venezolanos”.  Las cantidades de votos que manejan los diseminadores de rumores, van desde uno hasta cinco millones.
Anteriormente a esto, se hablaba de “laptops”, (nunca han mencionado computadoras de escritorio o servidores) con conexión al satélite Simón Bolívar, desde los cuales se habían inyectado millones de votos al proceso de elecciones presidenciales del año 2006, proceso  electoral que por cierto solo le produjo al gobierno 2.881 votos de los 3511 venezolanos inscritos en Cuba, de los cuales 2.657 que cursaban estudios en  las facultades de ciencias médicas de Camagüey, Clara Zetkin en Isla de la Juventud y 26 de Julio en Jaguey Grande, retornaron a Venezuela.  Para el mes de mayo del 2010, la cantidad de venezolanos en Cuba había descendido a 663.
Si sumáramos los miles y hasta millones de votos que por los distintos métodos que de acuerdo a los rumores estaría inyectando el gobierno en los procesos electorales, el total obtenido hubiese sobrepasado la quimera chavista de los diez millones en cualquier momento.
Las Fuerzas Armadas Chavistas
Como el arsenal de la guerra psicológica es inagotable, así como también es necesario reforzar las dosis regularmente, no faltan las manifestaciones “espontáneas” de los seguidores de la revolución.  De vez en cuando algún miembro del Alto Mando de las Fuerzas Armadas afirma, como en el caso del General Rangel Silva, la lealtad incondicional a Hugo Chávez por parte de la institución a la que representa.  Otros saltan con absurdas acciones proselitistas como cuando el General Benavides Torres lanzó su grito de “no volverán” durante un programa de televisión en presencia de Hugo Chávez.
Para reforzar a sus “súbditos”  Chávez se dejó de tonterías y de una vez por todas proclamó que las FAN eran chavistas y reiteradamente lo afirma.
Nada más falso.  Aunque pareciera que el objetivo de tales afirmaciones son las mismas FAN, en el seno de éstas no se produce el menor efecto en cualquier sentido.  El blanco escogido no está en las FAN sino en el sector civil: el elector, a quien se le pretende hacer creer que su voluntad no será respetada y que votar no tendrá en consecuencia ningún resultado.
El Plan República cambiando actas de votación
En su esfuerzo por desencantar a los venezolanos de la opción del voto, el gobierno alimenta complots anacrónicos, impracticables en la actualidad e inútiles, como el reemplazo de actas de votación y de urnas electorales.
Con un profundo desconocimiento de los procedimientos establecidos por el CNE, en quien por supuesto no se debe confiar a ciegas, quienes afirman que esto se hace y le produce dividendos al gobierno, ignoran el trabajo realizado por representantes de la oposición en el diseño de dichos procedimientos.
El Fraude electrónico
En el año 2004, luego del Referendo Revocatorio, surgió la teoría de que el resultado fue producto de una monstruosa manipulación informática.  Algunos especialistas en informática y telecomunicaciones presentaron un estudio mediante el cual habrían demostrado que durante el proceso no se había seguido el protocolo anunciado para la transmisión de la data y que durante el transcurso del proceso las máquinas estuvieron transmitiendo el resultado y recibiendo información del CNE que cambiaba los resultados.
Fuentes de inteligencia, vulnerables en Venezuela como en ninguna otra parte del mundo, indicaron que el gobierno tuvo información privilegiada sobre el resultado electoral, tal como lo señalaron los realizadores del estudio sobre el Referendo.  Los resultados parciales hasta las 6 de la tarde le eran adversos, razón por la que se ordenó a la organización de V República que no permitiera el cierre de las mesas poblando las colas para votar e inclusive a miembros del ejército para que apoyaran con vehículos oficiales el traslado desde los barrios de las personas que no hubiesen votado. 
Se debe tomar en cuenta que durante el día, los venezolanos votaron a favor y en contra desde las 7 de la mañana como hora promedio de apertura, hasta las 6 de la tarde, es decir durante 11 horas.  A partir de ese momento, en la mayor parte del país, se estuvo votando a favor del gobierno hasta pasada la media noche, es decir unas 6 horas más, tiempo necesario para revertir la tendencia ya que los votantes pro-oposición abandonaron las colas tan pronto como comenzó a caer la noche. 
Tal comportamiento fue inducido por el gobierno al diseminar una ola de rumores sobre ataques a electores, así como por la presencia de grupos de motorizados en la cercanía de los centros, rumores a los que contribuyeron inocentemente los medios de comunicación social.
La salida no es electoral
En muchas páginas de internet principalmente, diferentes fuentes que sostienen que la salida venezolana frente al socialismo del Siglo XXI no es electoral, puede advertirse el mismo estribillo obtenido del “copy” y “paste” que caracteriza a aquellos “analistas” que se alimentan de los rumores prefabricados: “Venezuela no tiene salida electoral”.
Los defensores de la tesis de la salida por vías no electorales, no consideran por una parte, que esa es la que más le conviene al gobierno por el hecho de que es él quien legalmente ostenta el derecho al uso de la fuerza para mantener el “hilo constitucional”, posición en la cual puede ser apoyado internacionalmente hasta por aquellos países que verían con agrado a Venezuela bajo otras riendas, mientras que por la otra, demuestran un absoluto desconocimiento de la idiosincrasia de los venezolanos, a quienes el simple ejercicio del voto, sin marchas, exposiciones a sufrir lesiones, riesgo de encarcelamiento o hasta la muerte, ya les parece lo suficientemente temerario como para salir de su casa e instalarse pacientemente en un fila para votar.
Las captahuellas
La colocación de las máquinas captahuellas en los centros de votación son usadas con múltiples propósitos. El principal corresponde a contribuir al levantamiento de la data dactilar de los venezolanos, mientras que desde el punto de vista electoral, le aseguraría al gobierno que votantes opositores no puedan hacerlo más de una vez. Otro propósito podría ser el de la verificación de que todos sus partidarios registrados en las diferentes misiones y programas ejerzan el voto.  No obstante, los usos que se le atribuyen no son conocidos por el personal del CNE que las operan.
Sin embargo, el rumor mas extendido gracias a la estimulación recibida desde el gobierno, es que con las mismas se busca vulnerar el secreto del voto, con lo cual más que estimular la abstención opositora, se busca el voto favorable al gobierno de empleados públicos y .
Los multicedulados
Si los venezolanos alguna vez se hubieran preocupado de las anormalidades que ocurrían en la DIEX antes de la llegada de Hugo Chávez al poder, tal vez no apoyarían la tesis de los multicedulados por el gobierno para votar a su favor.  Todas las irregularidades sobre cedulación  que descubrí a mi paso de catorce  meses por dicha institución eran altísimas, llegando a estimar que podrían sobrepasar el millón en una población cedulada que alcanzaba entonces casi los ventitres millones.
En la DIEX, pagaban para alterar los registros y cambiarse la edad las damas que se hacían operaciones cosméticas o los jugadores de besibol que querían incursionar en las ligas menores en los Estados Unidos, ingresaban al sistema familias enteras venidas de Asia o del Medio Oriente, así como países latinoamericanos.  Un ejemplo es el de la foto titulada como “Caso Cabimas”, donde tres personas comparten un mismo número de cédula
También existían multicedulados pero no era con fines electorales, sino para ocultarse, apropiarse de cuentas bancarias.  No obstante existe información de grupos de personas que sufragan varias veces portando más de una cédula, pero nadie ha presentado una sola prueba de ello a pesar que por las redes sociales circulan listados, copias de documentos, etc.
El problema de multicedulados con fines electorales por parte del gobierno, es que son un arma que se podría volver en su contra, tal como ocurrió con los colombianos que viviendo en la zona fronteriza fueron nacionalizados a priori y que en los comicios para las parlamentarias el gobierno decidió cerrar la frontera para evitar su voto castigo por la tensa situación con Colombia y por la terrible situación fronteriza.
La disuación
Cuando los laboratorios de guerra sucia del gobierno perciban que sus esfuerzos no están dando resultado de cara a las venideras elecciones presidenciales, optarán por recomendar el uso del arma de la intimidación y nuevamente saldrán expuestas las teorías conspirativas más inconcebibles o mejor dicho, los más burdos cuentos de camino para intentar frenar la voluntad popular: El magnicidio, el golpe de Estado, la invasión norteamericana, los paramilitares colombianos y el sabotaje a las industrias básicas y estratégicas.
Al coctel anterior se unirá el fraude de la oposición y el desconocimiento de su triunfo electoral, así como el uso de sus grupos de intimidación para alejar a opositores de las colas y neutralizar a los testigos de mesa.
Las captahuellas y su fama de violadoras del secreto del voto tendrán un rol protagónico para impedir que los empleados públicos y afiliados a las misiones los “traicionen”.
La oposición ha aprendido
El “modus operandi” de la revolución realmente sorprendió a la sociedad venezolana y a la mayoría de los políticos, acostumbrados como estaban, a la la apacible agenda de los gobiernos y al ejercicio ortodoxo del poder.  Con el acceso de Hugo Chávez a Miraflores, la imagen y la presidencial cambió  de manera radical y con ella la forma de hacer gobierno y la ética pasó al olvido.  El engaño y la deslealtad del gobierno con respecto a los gobernados en todos los actos relativos a sus responsabilidades, comenzaron a sembrar la duda primero entre los críticos a la revolución, luego en los escépticos y día a día alerta a quienes creyeron en sus ofrecimientos.  Lo que era impensable para algunos en el año 2000, hoy es una certeza.  Quedó establecido fehacientemente, el gobierno miente sin desparpajo alguno a sus gobernados.  No existe promesa que no haya sido rota en los 14 años transcurridos, pero lo que si ha resultado evidente, es que en la profunda duda que ha generado sobre sus acciones, también se aprender a escoger entre lo que el gobierno quiere que creamos y lo que podemos creer.
En tal sentido, todas las maniobras para alejar a los partidos políticos y a la sociedad civil de los centros de votación deben ser combatidas, sobre todo deteniendo la propagación de los rumores con el claro objetivo de desincentivar el voto que terminará despojándolo del poder.
Para el próximo 7 de octubre, la activación, participación, movilización y vigilancia de todas las etapas del proceso electoral serán determinantes, para que la verdadera voluntad popular se exprese.