domingo, 27 de febrero de 2011

Un mensaje para Hugo Chávez.



La Resolución Nº 1970 del Consejo de Seguridad de la ONU, es un claro mensaje para los “Gaddafi”, cualquiera que sea el país del mundo donde gobiernen, sus familiares y seguidores.

En Septiembre del 2009, durante la II Cumbre de América Latina – África, entre abrazos y apretones, Hugo Chávez, hizo entrega a Muammar Abu Minyar al-Gaddafi, del collar de la Orden del Libertador y le regaló una réplica de la espada de El Libertador Simón Bolívar.

Para colmo, la acción fue seguida del verbo que quedará para la posteridad como el reconocimiento de que definitivamente, Hugo Chávez está aliado con el terrorismo. Ese día, entre tantas pamplinadas que habla el inepto Teniente Coronel Chávez Frías, luego de la denigrante entrega de los más connotados símbolos Bolivarianos al carnicero de Libia, dijo “Compañero presidente, esta es la réplica de la espada que libertó América hace 200 años. Es una joya, se la regalaron los pueblos a Bolívar (…). Esta espada está viva y hoy anda por América Latina (…) En nombre de nuestro pueblo, de la revolución bolivariana, te la entrego a ti (Gadafi), soldado revolucionario, líder del pueblo libio, de la revolución libia, de los pueblos de África y líder también para los pueblos de América Latina”. Pero quizás la frase con la que consumó su acto de profanación de la memoria de El Libertador, fue la siguiente: “Lo que es Bolívar para nosotros, es Muamar al Gadaffi para el pueblo libio”.

Por su parte el “Bolívar libio”, demostró el valor que le daba a las joyas y símbolos que acababa de recibir, regalándole al Presidemente, una silla de montar y la carpa que el personal de la Casa Militar venezolana había instalado en los Jardines del Hotel Caracas Hilton de Margarita y para devolverle el “honor de su visita”, el incompetente Teniente Coronel Chávez, en el mes de octubre del 2010 viajó a Trípoli, acordando la realización para este año 2011 de la III Cumbre América del Sur-África. En esta última oportunidad, en medio de su arrobo por el chacal libio, Chávez expresó su admiración por él y resaltó que Libia es “un firme aliado de Venezuela”.

Como todos sabemos, esta no era la única ni la última reunión del incapaz ocupante de Miraflores con lo más granado de la tiranía y el terrorismo mundial, amparándose en la pasividad de los venezolanos y del mundo. Su tan cacareado discurso desvinculándose del terrorismo no se compagina con sus acciones personales ni con las relaciones que incentiva en los integrantes de su gobierno. Dictadores, terroristas, narcotraficantes y asesinos han sentido sobre sus hombros y en su espalda el abrazo de la muerte con que Chávez los ha distinguido. Tarde o temprano ellos se enfrentarán al final que le espera a todo individuo de su especie, tal como ocurrirá con el poco diestro Cantinero – Presidente.

Lo ocurrido en Libia y lo que está por ocurrir, es lo que tenía que pasar para que el mundo abriera los ojos ante la puesta en práctica a nivel mundial, de métodos represivos estandarizados para reprimir la Democracia y la Libertad de los pueblos. Las organizaciones mundiales surgidas después de la Segunda Guerra Mundial, se trazaron como objetivos, el mantenimiento de la paz y seguridad internacionales, la prevención de la Guerra, el desarrollo de las relaciones de amistad entre las naciones, la consecución de la cooperación internacional, la promoción del progreso social y el mejoramiento del nivel de vida de los pueblos. Tales objetivos, posibles solo al final de la cruenta Guerra, a medida que el mundo iba cambiando comenzaron a hacerse inalcanzables, sobre todo, por la administración local del terror que los nuevos infractores de la paz mundial hacían y por la mutación del método para tornarse en gobiernos autoritarios en representación de las masas.

El caso de Libia representa un punto de quiebre en la actitud de las naciones y de las organizaciones mundiales frente a las medidas violadoras de los Derechos Humanos que ponen en práctica los gobernantes ante la única salida que le dejan a sus pueblos. Al parecer, una conducta genocida no continuará siendo inobservada por los ojos del mundo, tal como lo está estableciendo actualmente el concierto de las naciones más poderosas del planeta y la Organización de Naciones Unidas. La Resolución Nº 1970 del Consejo de Seguridad es contundente al lograrse por unanimidad su aprobación, con lo que se envía a Trípoli el firme mensaje de que la comunidad internacional no tolera las violaciones sitemáticas de los derechos humanos ni los ataques contra la población civil. Según el Secretario General de la ONU, "Aunque por sí misma no parará la violencia y la represión, sí es un paso vital, una clara expresión de la voluntad de una comunidad de naciones unidas"

No obstante que el destinatario es Muammar Abu Minyar al-Gaddafi, el mensaje es bien claro para todos aquellos que desean emularlo y que como él, se sabe que están preparándose desde ya para la brutal represión de cualquier tipo de expresión de inconformidad del pueblo hacia sus gobiernos. Tal es el caso de su máximo admirador en América Latina, el poco inteligente Hugo Chávez, orquestador de las alianzas más deplorables que gobierno venezolano alguno haya podido realizar.

Las novedades de esta Resolución están, en que las sanciones van dirigidas expresamente contra el responsable directo de las violaciones a los Derechos Humanos y no contra su nación. Es a él a quien se le prohíbe viajar, incluyendo a su corrupto entorno y familiares, al igual que se solicita la congelación de todos los bienes que tanto él como sus familiares y entornos tienen en el exterior. También, se insta a otras naciones, a que no permitan que connacionales de dichos países viajen a Libia con la finalidad de apoyar al Régimen. Y para hacer más elocuente su mensaje, el Consejo de Seguridad de la ONU, “decide remitir la situación en Libia desde el 15 de febrero de 2011, al fiscal de la Corte Penal Internacional”.

Tales novedades apuntan en el caso de Venezuela en la dirección correcta. Que ocurriría si ante la producción de eventos de la misma naturaleza en Cuba, Bolivia o Ecuador, el pichón de Dictador venezolano, ordenara, como lo ha manifestado anteriormente, enviar venezolanos a defender dichos gobiernos? Y su familia? Será que en lo único que quiere emular a Gadaffi su admirador venezolano en llevar a su pueblo al “mar de la felicidad” de Fidel… o, estarán tambien imitando sus familiares a los de Gadaffi, colocando inmensas fortunas a su nombre en bancos suizos? O Chinos, Búlgaros o Rusos?

Objetivamente pienso que el miserable gobernante que tima a nuestro pueblo todos los días, tendrá que hacer unas cuantas “modificacioncitas” al mamotreto que llama “Socialismo del Siglo XXI” si es que quiere llegar a viejo. De hecho, asustado como está de que en el futuro se encuentre a Diego Arria esperándolo en La Haya, ya dio sus instrucciones para que fuera nombrada Embajadora Plenipotenciaria en los Países Bajos, a la ex - fiscal Haifa Aissami Madah, cuya resolución de nombramiento fue publicada en la Gaceta Oficial de Venezuela, Nº 382.580, de fecha 7 de enero de 2011, tal vez enviada con suficiente anticipación para que inicie un lobby que seguramente va a resultar infructuoso.

Otro receptor importante del mensaje del Consejo de Seguridad de la ONU, va a ser la oficialidad de las Fuerzas Armadas. El recuerdo de lo ocurrido el 11 de abril del 2002 aún está fresco y las personas involucradas en los sucesos sangrientos aún tienen pendiente un proceso que por supuesto el gobierno amigo no iniciará, pero ya todos ellos han sido señalados suficientemente. Ese día, las Fuerzas Armadas se dividieron en tres sectores: Uno que se negó a cumplir las órdenes del austado Teniente Coronel Chávez, otro, integrante de la Red Tiburón, que aceptó mancharse de sangre para defender a su cobarde jefe y un tercer lote, mayoritario, que se quedó sentado frente a los televisores viendo como masacraban a su pueblo y que solo dio señales de que existían en dos oportunidades: cuando estuvieron seguros de que el instigador a la masacre había renunciado y luego, cuando estaban seguros de que éste había vuelto al poder.

La próxima vez no será igual, porque el grito “Patria, Socialismo o Muerte” los tiene marcados para siempre y así no lo quieran, pertenecen en cuerpo y alma al Dictador. Ya Chávez lo ha dicho varias veces, "yo ya no soy el mismo pendejo del 11 de abril"; Si no lo obedecen, el escogerá lo más macabro del juramento que mecánicamente hacen día a día en los cuarteles, “Muerte” y ordenará que sean asesinados, al mismo estilo de “El Libertador” de Libia.

domingo, 20 de febrero de 2011

Como se allanó el camino a la llegada de Hugo Chávez (V)

La Quinta República requiere de mi apoyo.

La gestión en la Escuela Superior de la Guardia Nacional o “la nevera” como la llamaban los Oficiales en virtud al uso que se le daba a esta unidad escuela (para congelar allí a generales incómodos o problemáticos por cualquier razón), como era de esperarse resultó lo menos resaltante institucionalmente, a no ser por los cambios internos que logré imprimirle y que no tienen relevancia, por lo menos frente al compromiso en el que me vi imbuido posteriormente, cuando debí atender el llamado de la Quinta República.

Mi lucha en el Regional Nº 5 no pasó desapercibida para Don Luis Miquilena, quien ante las órdenes del Presidente de la República de “hacer algo” con motivo de la detención en Venezuela del guerrillero JOSE MARIA BALLESTAS TIRADO y de su concubina Patricia Montero Delgado, destituyó al Director de Identificación y Extranjería Carlos Sutrun Martínez y me pidió asumiera el cargo.

El 10 de marzo de marzo del año 2000, nuevamente estaba listo con mi arsenal de ilusión para “combatir a la corrupción en cualquiera de sus manifestaciones”. El campo de batalla era propicio, la Dirección de Identificación y Extranjería (DIEX) era una dependencia del ministerio del interior legendaria por su elevado índice de corrupción.

Señalar casos consistiría en un trabajo documental de proporciones descomunales, pero el más comentado nacional e internacionalmente hasta ese momento había sido el ingreso de Vladimiro Montesinos por el aeropuerto de Maiquetía sin que fuera detectado. Mi espíritu investigativo o tal vez mi curiosidad me llevó hasta el funcionario que estaba de guardia esa tarde en el área de la rampa militar (Area del aeropuerto donde parquean aviones militares y por donde ingresan las personalidades que provienen del exterior y el Presidente de la República.) del aeropuerto internacional de Maiquetía. Al tener al funcionario en frente comencé a interrogarlo al respecto y el mismo me manifestó los detalles del ingreso del Capitán Montesinos, entre ellos la presencia de una comisión proveniente de Caracas de presuntos policías, quienes venían acompañados de un sujeto alto, delgado y moreno a quien algunos se refirieron como “mi general”, la llegada en un avión particular y su salida del aeropuerto en una caravana de camionetas Blazer y Explorer con vidrios cubiertos de papel ahumado.

Otro caso que me llamó la atención de inmediato y que me dediqué a investigar fue el caso Ballestas, el cual voy a presentar de la mejor manera para facilitar la ilación del caso y para que se pueda observar perfectamente lo que se movió a espaldas de Venezuela en el caso; luego ingresaré de lleno al relato de mi gestión en la DIEX desde ese mes de marzo hasta el 11 de abril del 2002.

“Chávez protege al secuestrador del Fokker - Venezuela niega la deportación a Colombia de José María Ballestas, secuestrador del avión de Avianca capturado en Caracas por la Interpol.” Así titula la revista colombiana CAMBIO el artículo correspondiente a una edición del mes de marzo del 2001. Parte de la historia que cubre la versión de la revista, se refiere al desarrollo de los eventos en Venezuela a raíz de la captura del secuestrador del Fokker de Avianca que cubría la ruta Bucaramanga-Bogotá y que fue desviado hacia la pista de aterrizaje Los Sábalos, en el municipio de Simití, al sur de Bolívar. Este hombre, identificado como JOSE MARIA BALLESTAS TIRADO, había ingresado ilegalmente a Venezuela por Maicao en el año 1999. Usurpando la identidad de un venezolano identificado como IGOR ALEXANDER IAZZETTA MONTIEL, se dirigió a Caracas y se residenció en el edificio Yovani, piso 2 apto. 5. Avda. El Convento de la Urb. Valle Abajo, Los Chaguaramos. El servicio secreto colombiano, dedicado a rastrear a los miembros de la guerrilla, detectó sus movimientos en Venezuela e inició una misión de localización y captura en Caracas la cual fracasó en la fase de deportación, cuando los órganos de seguridad venezolanos encargados de su aprehensión elevaron la novedad hasta los altos niveles de gobierno y éstos reaccionaron generando una serie de acciones retaliativas contra sus aprehensores. Parte de la historia que se desarrolla en Venezuela, según la revista es la siguiente:
“Los dos agentes secretos colombianos abordaron un taxi en el centro de Caracas y se dirigieron hacia el aeropuerto de Maiquetía, donde confirmaron sus cupos de regreso a Bogotá el jueves 15 de febrero en el vuelo 694 de Servivensa de las 5:35 p.m. Con dinero en efectivo compraron dos tiquetes adicionales a nombre de JOSE MARIA BALLESTAS TIRADO y Patricia Montero Delgado.

Los investigadores esperaron en el mostrador de la línea aérea venezolana la llegada de las dos personas que los acompañarían en el vuelo a la capital colombiana. Terminaba así una misión de casi 20 meses durante los cuales desarrollaron una paciente operación de vigilancia encaminada a capturar a Ballestas, el escurridizo guerrillero del Eln que en abril de 1999 encabezó el secuestro del avión Fokker de Avianca con 42 pasajeros y cinco tripulantes abordo, y que estaba detenido desde hacía dos días en la sede de la Interpol en Caracas.

La espera en el despacho de Servivensa se hizo eterna, pese a que pocas horas antes José Felipe Ventura Petit, el director de Interpol en Venezuela, les había asegurado a los agentes encubiertos colombianos que Ballestas y Montero serían entregados puntualmente en el aeropuerto de Maiquetía para su deportación.

El Ministro del Interior, Luis Miquilena adujo razones de seguridad nacional para suspender la deportación. Pasadas las 5:00 p.m. y cuando los pasajeros ya se encontraban en la sala de espera, los detectives recibieron una llamada del inspector de Concepción que los dejó desconcertados. Les informó que acababa de recibir en su despacho una llamada de Ventura para comunicarle que, por razones de seguridad nacional, el Ministro del Interior y de Justicia, Luis Miquilena, había suspendido la deportación, y que los dos colombianos, Ballestas y Montero, debían ser trasladados de urgencia a la sede del Ministerio del Interior.

Antes de llamar a Bogotá para informar sobre lo que había pasado, los agentes colombianos hablaron con un funcionario de alto nivel de la Policía Técnica Judicial, PTJ, que había colaborado activamente en la operación, quien les dijo que la decisión del gobierno de Venezuela había obedecido a una enorme presión política interna. En este sentido, era claro que razones políticas desconocidas se habían impuesto sobre la cooperación judicial entre los dos países que hasta el momento no había sufrido tropiezos.

Enterados del inexplicable viraje de las autoridades venezolanas, se inició entonces un intenso intercambio de llamadas telefónicas entre Bogotá y Caracas. El Gobierno colombiano dejó el asunto en manos del Ministro de Defensa, Luis Fernando Ramírez, quien habló con su homólogo, el recién nombrado José Vicente Rangel. El Ministro venezolano, según pudo establecer CAMBIO, aseguró que desconocía los hechos y dijo que se comunicaría de inmediato con el Ministro Miquilena. A partir de entonces, las numerosas llamadas de Ramírez resultaron infructuosas y los funcionarios venezolanos nunca explicaron con claridad las razones que los habían llevado a tomar la decisión de suspender la deportación de los dos colombianos.

Poco después, las autoridades diplomáticas colombianas se enteraron de algo que produjo mucho malestar: Ballestas y Montero habían sido dejados en libertad al día siguiente por orden del Ministerio del Interior, en abierto desconocimiento de la orden de captura que la Fiscalía colombiana había dictado en su contra. Las autoridades venezolanas tampoco habían tenido en cuenta las pruebas allegadas a lo largo de la investigación por los organismos de seguridad colombianos, que señalaban de manera inequívoca al guerrillero del Eln como el hombre al que buscaban desde junio de 1999.”
La historia de la revista CAMBIO obtuvo, entre otras, las siguientes respuestas a los medios por parte de representantes del gobierno venezolano:

El Presidente Hugo Chavez expresó que Colombia había “sobredimensionando” el asunto.

El Ministro del Interior, Luis Miquilena “No tengo elementos concretos que me permitan afirmar o negar la presencia de guerrilleros colombianos protegidos por el Gobierno venezolano. Si a veces las revistas venezolanas publican informaciones a partir de rumores, es posible suponer que una publicación colombiana esté manejando versiones que no son reales”.

El Ministro de la Defensa, José Vicente Rangel, opinó que "la revista Cambio se caracteriza por hacer elucubraciones en abstracto. Ya en una oportunidad dije que correspondía más al realismo mágico que a la verdad", y negó que el Gobierno esté protegiendo a miembros de la guerrilla del vecino país.

El Canciller, Luis Alfonzo Dávila, negó la especie y agregó que "ese tipo de información no tiene base, ni importancia".

El Embajador en Colombia Roy Chaderton, quien aseguró que “en estos casos siempre hay verdades y hay mentiras”

Elías Jaua, Ministro de la Secretaría de la Presidencia de Venezuela, aseguró : “Es totalmente falso. No protegemos a nadie que esté al margen de la ley”.

Sin embargo la realidad, obtenida del expediente existente en la DIEX el cual contiene documentos que constituyen fiel soporte para los testimonios de personas que se vieron involucradas en el caso y que sufrieron las consecuencias de su apego a la legalidad, a la verdad y a la justicia, es otra. La realidad documental se presenta a continuación en la síntesis del acta policial y las correspondencias que se generaron durante los tres días que transcurrieron desde su captura, hasta que fue llevado al Despacho del Ministro del Interior:

El 13 de febrero del 2001, en horas de la noche, Ballestas es interceptado por una comisión de la PTJ en el estacionamiento del centro comercial Manzanares, a bordo de un automóvil Caprice azul de placas AFZ333 cuando se dirigía a realizar una compra en el supermercado Excelsior Gama, lugar a donde fueron guiados por funcionarios de Inteligencia colombiana quienes seguían al guerrillero y que ante la posibilidad de interferencias por parte de la DISIP filmaron los hechos.

Una vez detenido, es llevado a la sede central de la PTJ, ante la División de Policía Internacional (INTERPOL). Ballestas tenía entre su documentación, además de la CI. 11.281.859, una licencia de piloto del Ministerio de Transporte y Comunicaciones, la licencia de conducir y varias tarjetas de crédito, todas a nombre de IGOR ALEXANDER IAZZETTA MONTIEL. Sus acompañantes resultaron ser Jhonny José Ospina Gómez y a Andrés Avelino Rodríguez López, dos pilotos venezolanos.

El 14 de febrero, Se presentó en la sede central de la PTJ solicitando información sobre el detenido la colombiana PATRICIA MONTERO DELGADO CC.49.742.324, residenciada en el apartamento 7 de la misma dirección de Ballestas, identificándose como la ciudadana ALEIDA MARIA ACOSTA FERNANDEZ con la cédula de Residente Nro.. 81.804.903, quedando detenida por tal motivo. Posteriormente se presentó la ciudadana colombiana ADRIANA ISABEL CORTEZ PINZON CC.51.926.061, residenciada en Calle Las Aves, Edf. Esmeralda, piso 1, apto. 11 Los Chaguaramos, quien poseía la condición legal de Transeúnte, con cédula de identidad 81.186.394, además presentó un carnet que la identificaba como periodista del diario El Nacional. A la misma, se le retuvo preventivamente y fue dejada en libertad más tarde. Mediante Oficio Nro. 0508 de fecha 14 de febrero, el Jefe de la División de Policía Internacional, Comisario Felipe José Ventura Petit envía a orden del Departamento de Aprehendidos de la DIEX a
“JOSE MARIA BALLESTAS TIRADO, alias “Montiel Igor Alexander”, quien se encuentra solicitado por el delito de Secuestro y Extorsión según orden de Captura Nº 010 de la Fiscalía Regional Delegada Gaula Santander. Así mismo le informo que el referido ciudadano está a la orden del Dr. Américo Gloria Fiscal Nº 42 del Ministerio Público…”
Ballestas fue recibido en la DIEX a las 5 y 40 de la tarde del día 14 de febrero. Mediante Oficio Nro. 0514 de fecha 14 de febrero, el Jefe de la División de Policía Internacional, Comisario Felipe José Ventura Petit envía a orden del Departamento de Aprehendidos de la DIEX a “MONTERO DELGADO PATRICIA …” Ese mismo día, mediante Oficios Nº 00114 y 00115, el jefe (encargado) del Departamento de Control de Aprehendidos de la DIEX, Víctor Manuel Cova, solicita a la División de Capturas su cooperación para que mantenga ingresados en su sede, a orden de la DIEX, a Ballestas y Montero, hasta tanto se realizaran los trámites de deportación del país.

El 15 de febrero, Mediante Oficio Nº 00116, el Director de Migración y Zonas Fronterizas participa al Jefe de la Oficina de Migración del aeropuerto internacional de Maiquetía el acto de deportación de Ballestas y Montero y gira instrucciones al Jefe (Encargado) del Departamento de Control de Aprehendidos para que haga trasladar desde la PTJ a ambos extranjeros. Mediante Oficio Nº 00118, el jefe (encargado) del Departamento de Control de Aprehendidos de la DIEX, Victor Manuel Cova, solicita a la PTJ el traslado de Ballestas y Montero hasta la DIEX. Mediante acta de entrega fechada 15 de febrero, a las 2 y 45 de la tarde, los detectives de INTERPOL Adrian Férraez, Credencial Nº. 26.104 y Jesús Zambrano, Credencial Nº 24.373, hicieron entrega de Ballestas y Montero en su carácter de indocumentados al Departamento de Control de Aprehendidos de la DIEX. Para la deportación de ambos colombianos se obtuvieron en la agencia principal de ITALCAMBIO dos pasajes aéreos Caracas-Bogotá Nros. 3182901443 5 y 3182901444 6, por la línea aérea AVENSA , con Nº. Localizador NEHTE9 BBR703.00, en el vuelo 694 a las 5 y 30 de la tarde. El Director General de Identificación y Extranjería (DIEX), aprobó la asignación de un vehículo para el traslado de ambos colombianos al aeropuerto de Maiquetía, sin embargo la deportación no llegó a realizarse ese día.

El 16 de febrero Mediante oficio Nº 00119, el jefe (Encargado) del Departamento de Control de Aprehendidos informa a la Dra. Virginia Parra Pacheco, Fiscal 1ro. del Ministerio Público a nivel nacional con competencia plena en materia de Identificación y Extranjería lo siguiente:
“Cumplo con el deber de informarle que la deportación de los ciudadanos: Montero Delgado Patricia y Ballesta Tirado José María, ambos de nacionalidad colombiana la cual se iba a realizar el día de ayer 15-02-2001, no se llevó a cabo, siendo trasladados los referidos ciudadanos hasta el piso 13 del edificio principal del Ministerio del Interior y Justicia, ubicado en la esquina de Platanal en la Av. Urdaneta, donde quedaron a la orden del Ministro.”
Doscientos noventa y cinco días después de que estuvo a punto de ser deportado por primera vez, JOSE MARIA BALLESTAS TIRADO fue deportado del país el 7 de diciembre de 2001, gracias a que le fue dictada medida de excarcelación en virtud a que la nueva ley de Identificación Nacional no contemplaba pena para el delito que se le imputaba, (delito que “coincidencialmente” había sido cometido por el Ministro del Interior Ramón Rodríguez Chacín). A PATRICIA MONTERO DELGADO CC.49.742.324, no se le continuó el proceso de deportación y por el contrario se ordenó a través del Capitán de Navío retirado Ramón Rodríguez Chapín, quien alegaba eran órdenes del Presidente, le fuera concedida la Visa de Transeúnte el 31 de mayo del 2001, aún cuando se encontraba ilegalmente en el país. A Adriana Isabel Cortéz Pinzón CC.51.926.061, se le cambió su condición de transeúnte por la de Residente. El Director de la PTJ (Comisario Pablo Eliseo Guzmán) fue jubilado prematuramente y el Director de la DIEX (Cnel. Carlos Sutrun Martínez) fue suspendido de su cargo y reemplazado por mi. Los funcionarios de menor rango fueron transferidos, reemplazados o expulsados de sus instituciones, mientras que algunos otros solicitaron su retiro.

domingo, 13 de febrero de 2011

Como se allanó el camino a la llegada de Hugo Chávez (IV)

Llegué a General y no me gustó...

El nacimiento de la Quinta República me sorprende en San Fernando de Apure. Allí permanecí durante solo seis meses, en el período desde que egresé del IAEDEN hasta la media tarde de aquel día en que Hugo Chavez juraba”… sobre esta moribunda Constitución…”. Ese mismo día, convencido que todo iba a cambiar, sin oficio de presentación (Documento mediante el cual a los militares se les envía de una unidad a otra), introduje todo mi equipo de trabajo de oficina, prácticamente una oficina de inteligencia ambulante que constaba de computadora con el disco duro más grande en el mercado de computadoras personales lleno de información útil para el trabajo operativo, scanner, impresora, grabadoras, micrófonos, cámara de video, fotos, copias de informes, grabaciones de video y de audio, discos compactos con respaldo de bases de datos, documentos, así como mis objetos personales, en una camioneta y enfilé hacia Caracas. Recuerdo que la lapidaria frase juramento de Chávez que mencionara hace un instante la escuché mientras me desplazaba en el peligroso tramo de carretera que une a Calabozo con San Juan de los Morros.

Atrás dejaba días que no me resultaron tan duros como era la creencia de mis adversarios institucionales, quienes me enviaron allá para desmoralizarme y para que sintiera el rigor de no ser como ellos querían, sin contar que lo único que me interesaba era el trabajo. Allí pude trabajar a mis anchas y mejorar con el apoyo de mi jefe las condiciones en que aquellos Guardias Nacionales operaban, se mejoró el servicio médico, los dormitorios de la tropa, se cambió radicalmente la calidad de la comida y las condiciones de los comedores, se organizó y se comenzó a obtener mejores resultados el campo operativo, se atacó la forma de corrupción imperante entre los efectivos relacionada con abigeato y cobros extorsivos a los comerciantes de pescado y pieles de baba y lo que era más importante, a un ritmo mayor del que se tuviera conocimiento en la unidad se depuró disciplinariamente a la misma, aplicándose los castigos correspondientes desde arrestos hasta la baja de la institución, así como la transferencias necesarias para evitar la familiarización de los efectivos con los infractores de la zona.

Realmente no era un trabajo tan arduo ni el área requería de un gran esfuerzo, pero se estaba aplicando con mayor efectividad que en el resto de la Guardia Nacional. También dejé atrás el recuerdo del General Alcázar Weir, quien golpeándome en una rodilla con su bastón de mando me acusaba sin razón de conspirador y de efectuar viajes a Caracas para reunirme con “la gente de Chavez”. Bueno, era algo a lo que no sabía, iba a tener que acostumbrarme.

Al llegar a Caracas, comenzaron a ocurrir para mi beneplácito grandes cambios. El nuevo presidente, aplicando el mismo remedio que aplicara el Dr. Caldera, comenzó a efectuar cambios radicales bajo el pretexto que algunos oficiales preparaban un golpe de estado para desconocer el resultado de las elecciones. Pero lo más importante, fue que comenzó a resarcir los daños que los Generales Rivas Ostos, Rojas Pérez y Rodríguez Mayol habían generado en la Fuerza e igualmente a la integridad profesional de muchos oficiales.

Así, por ejemplo, en Reemplazo de Rodríguez Mayol nombró jefe del Comando Regional Nº 5 al General de Brigada Carlos Rafael Alfonzo Martínez (A quien persiguió ferozmente) y ordenó el regreso desde Washington del General de Brigada Germán Rodolfo Varela Araque, a quien nombró Comandante General de la Guardia Nacional, el General de Brigada Gerardo Briceño García quien se encontraba en su casa sin cargo fue nombrado Inspector General de la Guardia. Las aguas volvían a su cauce normal y al fin se comenzaba a hacer justicia.

Días después, fui nombrado Director de Inteligencia de la Guardia Nacional, en donde cumplí funciones entre marzo y julio de 1999. Durante tal gestión, al establecer contactos de coordinación interinstitucional, conocí al Jefe de Operaciones de la DISIP, Capitán de Navío retirado Ramon Rodríguez Chacín y entablamos una relación profesional muy esporádica.

Durante los cuatro meses de gestión observé el incremento de una actividad depurativa dentro de la Guardia Nacional, en el buen sentido, sobre todo actuando sobre la corrupción más no obstante, noté que sobre la tropa era rápida y efectiva pero no sobre los oficiales. Lo atribuyo al hecho que durante todo el tiempo previo, el trato con los oficiales en vez de respetuoso era más bien timorato o débil y en las circunstancias del momento continuaba siéndolo. En muchas ocasiones, el tan criticado “pobrecito” (Expresión aplicada al personal militar con la finalidad de obtener clemencia y hasta perdón) operaba por encima de la gravedad de las faltas y hasta los delitos. Muchos de los que se salvaron de la baja por el “pobrecito”, solo recibieron castigos leves y retardos. Hoy, les ha sido reconocido el retardo, corren parejos con sus compañeros de promoción, y ni tan parejos, porque son “revolucionarios”, hecho el cual les concede una gran ventaja.

En el mes de abril de 1999, comenzó el proceso de evaluación para ascenso al grado de General de Brigada de mi promoción. Como siempre, acudí a las pruebas que supervisa la Junta Permanente de Evaluación (Las únicas que arrojan la verdad sobre el examen de aptitud física, pues las semestrales se ven supeditadas en la mayoría de los casos a la condición de pupilo que tenga el oficial e invariablemente es de 100 puntos así no haya pegado un tiro en el blanco, nadado un metro, completado la distancia de la prueba o tenga 40 kilos de sobrepeso.), obteniendo entre el grupo de aproximadamente treinta y cinco oficiales una de la cinco puntuaciones perfectas. Por otra parte, mis calificaciones de servicio me ubicaron en el primer lugar, gracias a las de comportamiento promocional (Relativas a los grados anteriores, emitidas en años en que el uso de los 100 puntos se restringía verdaderamente a los mejores oficiales). El resultado fue el ascenso más fácil de toda mi carrera, desde el punto de vista del estrés que produce tal proceso, esta vez, porque ante las nuevas circunstancias institucionales los chismes y las historias no fueron utilizadas con la misma profusión que en épocas anteriores.

Llegó en consecuencia el mes de julio y con él los ascensos, transferencias y rotación de cargos. El nuevo Comandante General era el General de División Gerardo Briceño Garcia y el Inspector General el General de División Francisco Belisario Landis. Inmediatamente después de mi ascenso fui designado Jefe del Comando Regional Nº 5, teniendo el honor de recibir tal cargo del General de División recién ascendido Carlos Rafael Alfonzo Martínez. De inmediato me aboqué a la ardua labor institucional tratando de superar lo casi insuperable, la pulcra y efectiva gestión del General Alfonzo. Como lo mencioné anteriormente, el Comando Regional Nº 5 es uno de los más activos y problemáticos de Venezuela: Su jurisdicción, que abarca aproximadamente los nueve mil ochocientos ochenta kilómetros cuadrados que comprenden los estados Vargas, Miranda y Distrito Federal, es el asiento de todos los poderes del Estado y presenta los problemas típicos de cualquier gran ciudad latinoamericana, tales como superpoblación, desempleo, deficiencia en los servicios públicos, contaminación e inseguridad patrimonial y personal. La unidad contaba entonces con once unidades de nivel destacamento (Un destacamento de la Guardia equivale a un batallón del ejército) y tres mil seiscientos cuarenta y tres Guardias Nacional y Alistados, para atender aproximadamente cinco millones de habitantes. Era el único con ocho cárceles bajo su responsabilidad, ejecutaba todos los servicios institucionales, tenía bajo su control el aeropuerto con mayor volumen de viajeros del país, así como el puerto por el que ingresaba la mayor diversidad de mercancías (En volúmenes solo es superado por Puerto Cabello) y usado por la mayor cantidad de importadores.

Sin entrar en detalles, la labor que tenía por delante era titánica, sobre todo si tomaba en cuenta la enorme responsabilidad que se había colocado en mis manos. La unidad tendría que cambiar la imagen de corrupción generada en el área del puerto y el aeropuerto, en las cárceles y en las autopistas, debía reducir y de ser posible eliminar el contrabando, debía combatir efectivamente el crimen o de lo contrario, sentiría que no estaba contribuyendo al cambio que necesitaba el país, es decir que con las condiciones a favor para que mi lucha de toda la vida tuviera éxito, iba a terminar en el más rotundo fracaso. Tal vez, el cantante Juan Luis Guerra escribiría nuevamente una canción inspirado en la Guardia Nacional, como en los viejos tiempos (En una oportunidad en que este cantante se desplazaba por tierra fue detenido por un Guardia Nacional quien intentó extorsionarlo, por lo que compuso la canción “Acompáñeme civil”, en la que una de las estrofas decía”… acompáñeme civil, al destacamento, o resuelva desde aquí, compre mi silencio y olvídese de mi…”).

Fue allí donde comenzaron los tropiezos. Algunos oficiales subordinados, comenzaron a mover sus influencias para evitar ser cambiados de los lugares donde alimentaban “el pote”, el cual no era más que el producto de la recolección de dinero en el puerto y el aeropuerto para llevárselo al superior que lo requiriera. Al ejercer el comando General Alfonzo, el pote quedó sin destinatario y era repartido entre algunos de los coroneles integrantes del Estado Mayor del Comando Regional, estos oficiales no solo debían ser desenmascarados, sino castigados ejemplarmente y el General Alfonzo no tuvo tiempo o la oportunidad de hacerlo.

Como para mí se abría un período de tiempo mayor, me propuse dejar al descubierto el funcionamiento de “el pote” y sus destinatarios, sin descuidar las demás obligaciones que resultaban mucha y extenuantes.

Inexplicablemente, el apoyo del Alto Mando de la institución comenzó a reducirse. El plan de rotación del personal no fue aprobado por la Dirección de Personal y por el contrario comenzó una mengua en la cantidad de Oficiales, fueron transferidos algunos cuyo cambio no había sido solicitado y en su reemplazo no se enviaba a nadie. La reducción de personal de Oficiales llegó casi al 50%. Los consejos disciplinarios (Proceso administrativo por faltas graves que se aplica a los militares que cometen faltas graves) efectuados dieron como resultado que se le solicitara la baja disciplinaria a doscientos cuarenta y cinco Guardias Nacionales y le fuera aplicada tal medida solamente a ciento noventa y dos.

Igualmente, el Inspector General Francisco Belisario Landis, sin ninguna explicación o razón visible, comenzó una sistemática labor de hostigamiento, contando para ello con la complicidad de Oficiales ubicados en el Puerto de La Guaira, quienes se complotaron para hacer llegar a algunos medios de comunicación, informaciones sobre presuntos vínculos comerciales míos con usuarios del puerto o importadores de mercancías y con habituales infractores de la legislación aduanera apoyados presuntamente en que las transferencias ordenadas por mi eran parte de una venganza personal de dichas personas. En el caso de dos Oficiales, la transferencia por mi solicitada, si se produjo, pero para cargos más importantes fuera de mi alcance disciplinario.

Para colmo de males, a solo cuatro meses del inicio de la gestión se produjo la tragedia de La Guaira, la cual trajo como consecuencia el caos en el estado Vargas y la presencia de unidades militares de otras Fuerzas, órganos de seguridad y organismos civiles, los cuales complicaron aún más la situación sobre todo en el puerto: Se incrementaron los robos, el contrabando y se hizo común la presencia de comisiones militares y policiales “haciéndose cargo” de procedimientos inscritos en el área funcional de la Guardia Nacional o interfiriendo en procedimientos iniciados por efectivos adscritos al Comando Regional Nº 5. A esto se sumaba la abierta complacencia de los fiscales del Ministerio Público y de los jueces de la circunscripción a favor de los infractores, sobre todo si éstos tenían vínculos con miembros del gobierno.

Con el transcurrir del tiempo, pude darme cuenta que además que el área neurálgica era solamente puerto de La Guaira y el aeropuerto de Maiquetía, sino que el asunto operativo no era lo que le interesaba al Alto Mando institucional, era más importante no incomodar a sus amigos o a los amigos de sus amigos. En mi incesante búsqueda de apoyo para superar los obstáculos que cada día eran más grandes, logré captar la atención de Don Luís Miquilena y de Manuel Quijada, quienes trataron de ayudarme para solventar los problemas en el área judicial, no obstante que fueron destituidos algunos jueces, unos continuaron fallando a favor de los infractores y otros no avanzaban en los casos que tenían.

La principal herramienta utilizada para la inacción lo constituyó la aplicación del nuevo Código Orgánico Procesal Penal, en función de lo cual se observó la manipulación de tal instrumento jurídico, para justificar actuaciones ilegales tanto de Fiscales del Ministerio Público como Jueces de Control, Jueces de Ejecución y miembros de las Cortes de Apelaciones, quienes en connivencia con abogados defensores privados, así como con defensores públicos, secretarios de tribunales y demás empleados del sistema judicial, se dieron a la tarea de aprovechar a favor de sus propósitos personales, las discrepancias que generadas por el desconocimiento de la norma y la evidente falta de dominio para su manejo por parte de la generalidad del referido sistema.

Por ejemplo, me permito el medio para presentar algunos casos puntuales: Pasaban los meses y no se presentaba acusación en casos como la Investigación Penal por la retención de 400 Kgs. de cocaína contenidos en latas de atún en el puerto de La Guaira el día 13 de abril del 2000, a cargo de la Dra. Beatriz Morales y del Dr. Reinaldo Barazarte, Fiscal Segundo del Circuito Judicial Penal del Estado Vargas y Auxiliar respectivamente y en el cual se encontraban involucrados dos efectivos de tropa que a su vez entregaban dinero a un Capitán, un Teniente Coronel y un Coronel. Igualmente en la Investigación Penal por la retención de dos contenedores pertenecientes a las empresa LADY MARY y un contenedor de la empresa GRAN CHINA en el puerto de La Guaira el día 11 de septiembre de 1999, a cargo de la Dra. Beatriz Morales y del Dr. Benito Herman Peinado o en la Investigación Penal por la retención de 521.000 Dólares posiblemente procedentes del narcotráfico e introducidos escondidos en aparatos de aire acondicionado por el Puerto de La Guaira, a cargo de la Dra. Beatriz Morales y del Dr. Reinaldo Barazarte, Fiscal Segundo del Circuito Judicial Penal del Estado Vargas y Auxiliar respectivamente. En este último caso, el dinero en dólares fue entregado a su presunto propietario Lucas Ivan Albornett Salazar por Jueza Tercera de Control del Circuito Judicial del Estado Vargas Dra. Luz Verónica Cañas, quien llegó a admitir y sentenciar una Recurso de Amparo Constitucional que ni debía ni podía decidir, en una audiencia a la que no asistió Lucas Albornett y donde sus abogados no tenían poder para representarlo.

La situación era exasperante. Increíblemente, en tan solo meses, el proceso de justicia ya comenzaba a erosionar cualquier buena intención del nuevo gobierno o mejor dicho, de cualquier funcionario del nuevo gobierno cuyo objetivo fuera atacar a los enemigos de la sociedad.

Fue en esos días en que comencé a manifestar ante mis amigos y allegados “Llegué a General y no me gustó…” La mía, pareciera ser una lucha en solitario tal como lo había hecho toda la vida, solo con la diferencia que mi grado de General hacía que cualquier acción de mi parte fuera vista como asuntos de carácter personal sobre mis subalternos.

Como corolario de mi gestión, a pesar que internamente estaba convencido que eran más los logros que los desaciertos, fui transferido una vez más a un cargo castigo de acuerdo a la tradición institucional. Esta vez, en septiembre del 2000 fui designado como Director de la Escuela Superior de la Guardia Nacional, lejos del puerto, lejos del aeropuerto, no más peleas con el Poder Judicial ni con el Ministerio Público, se acabó la incomodidad del General Belisario Landis, “el pote” ya no corría peligro. Eso era lo más importante para algunos integrantes del Alto Mando.

lunes, 7 de febrero de 2011

Como se allanó el camino a la llegada de Hugo Chávez (III)

La insersión de la Guardia Nacional en la Quinta República.

El sueño de la quinta república no era la exclusividad de Hugo Chávez Frías. Todo venezolano enfocaba la quinta república desde diferentes ópticas y con distintos objetivos, matices y nombres. Lo que movía tales concepciones eran las profundas desigualdades introducidas en la sociedad por una bonanza económica petrolera mal empleada, un sistema de vida fundamentado en “la palanca” , el facilismo y en el aprovechamiento de los bienes públicos, la ausencia de valores, ignorancia generalizada y la falta de interés en los asuntos políticos por parte de la mayoría de la población.

Cada quien, desde un punto de vista particular, trataba de producir cambios en su entorno inmediato y de ello no escapaba la Guardia Nacional. Dentro de su seno, muchos oficiales, SOPC y tropas, se sentían preocupados por el devenir institucional y por el como la institución iba haciéndose cada vez más anacrónica. Algunos de sus miembros en el alto mando trataron de revitalizarla con cambios de fondo y forma, impulsando nuevas competencias legales, mejorando su sistema educativo y tratando de reinsertar viejos valores, no obstante, la presión del entorno era mayor.

La piedra angular de la Guardia Nacional para su supervivencia era el aspecto operativo. Para entender un poco que es la Guardia Nacional y por que su diferencia abismal con las otras tres fuerzas o componentes, como se les ha pasado a denominar, hay que traer a colación algo de historia.

La institución nació luego de que el 17 de Diciembre de 1935, muriera el General Juan Vicente Gómez y le sucediera en el cargo su Ministro de Guerra y Marina, el General de División Eleazar López Contreras, quien de inmediato se abocó al establecimiento del Estado de Derecho.

Quien fuera el último General en Jefe antes de la llegada de la actual “revolución” con sus nuevos generales surgidos de mercados populares y reuniones de partido y no de campos de batalla, respetuoso como era de las libertades públicas entre otras medidas adoptadas, garantizó el ejercicio de los Derechos Individuales y autorizó el funcionamiento de los partidos políticos; pero como consecuencia de esta liberación del régimen, se produjeron una serie de desordenes sociales, huelgas y atentados contra las personas y sus propiedades, los cuales se iniciaron por una parte como retaliación de enemigos políticos excarcelados o no contra los familiares y allegados al General Gómez y su entorno y por la otra por el regreso al país de exiliados que alimentaban profundos rencores contra el régimen.

La situación se agravó por la carencia de cuerpos de policía bien estructurados y disciplinados, por lo que el General López Contreras se dirigió a los distintos gobernadores de los estados (provincias) y les escribió:

"Urge inaplazablemente organizar allí, con elementos activos, esforzados y conscientes, una policía rural a caballo, a pié o en vehículo a fin de perseguir y acabar con los bandoleros que incendian y asaltan las fincas, pues en defensa del buen nombre del gobierno y del principio de autoridad correctamente ejercido, no puedo consentir que el pillaje disfrazado de celo extremista y hasta descaradamente ponga en zozobra el hogar venezolano... Las garantías individuales y la propiedad deben defenderse y protegerse, no solo para sanción moral sino para dejar de una vez inequívocamente establecido, que si mi gobierno garantiza y respeta libertades, bien ejercido, no habrá tiempo para extremistas urbanos que estimulan y fomentan tan dañinas prácticas".


Por lo tanto, el gobierno se trazó como objetivo prioritario el alcanzar la organización de un servicio de policía de carácter nacional, formado y equipado para garantizar el orden en todo el país, así como para colaborar con los jueces en la represión penal.

Como producto de un proceso administrativo y legal, en 1937, el General López Contreras, por Decreto Orgánico del 4 de Agosto, creó el Servicio Nacional de Seguridad, dependiente del Ministerio de Relaciones Interiores y a cargo de la Guardia Nacional y de las Oficinas de Investigación y de Identificación de Extranjeros.

Con el devenir del tiempo, la Guardia Nacional fue asumiendo cada vez más funciones, hasta que llegó a un punto estacionario, en el que por ley tenía asignada una doble actividad funcional: La militar, en el aspecto de Seguridad y Defensa Nacional como integrante de las Fuerzas Armadas es decir como componente del Poder Militar, y la de Cooperación como servicio de Apoyo al sector Civil de la Administración Pública, la cual se fundamentaba en el ejercicio de una serie de actividades muy “sui géneris” que le adjudicaban un radio de acción impresionante en la vida nacional y que analizadas a la luz de lo que actualmente ocurre en Venezuela, explica el uso que hasta el momento le ha dado el régimen chavista a tan importante componente militar.

En consecuencia, una apretada descripción del espectro funcional de la Guardia Nacional en el área de apoyo al sector civil comprendía las funciones siguientes:
  1. Resguardo Nacional: Para garantizar el cumplimiento de las Leyes Fiscales del país, evitando la proliferación de los actos ilícitos contra la Hacienda Pública Nacional, la evasión de impuestos fiscales, y evitar la violación de las políticas económicas fijadas por el Ejecutivo Nacional en Zonas Fronterizas, Puertos, Aeropuertos, Establecimientos Comerciales de Exportación e Importación, Zonas de Explotación y Lugares de Comercialización de Minerales Preciosos, Industrias de cigarrillos, licores, etc.
  2. Guardería Ambiental y de los Recursos Naturales Renovables: Para proteger el medio ambiente y contribuir a la conservación, fomento y aprovechamiento racional de los Recursos naturales Renovables en Parques Nacionales, Reservas Forestales, Monumentos Naturales, Reservas Hidráulicas, Refugios de Fauna Silvestre, Santuarios de Fauna, Pesca Fluvial y Marina, Contaminación de la atmósfera, aguas y suelos, Establecimientos Comerciales, Empresas de Construcción, Mataderos, zonas cafetaleras y ganaderas, Especies en peligro de extinción, etc.
  3. Seguridad de Instalaciones Básicas y/o Estratégicas: Proporcionar seguridad a las Industrias Básicas del Estado y Privadas que revistan de importancia estratégica, garantizando su continua operatividad, tales como Industrias Petrolera, Minera, Siderúrgica y Criogénica, Instalaciones Energéticas, Instalaciones Estatales de importancia, Puertos y Aeropuertos esenciales, polvorines, etc. Orden y Seguridad Pública: Con el fin de garantizar el orden público y la seguridad personal y patrimonial de la ciudadanía en zonas y oportunidades en que la acción policial es insuficiente, ante la inminencia de disturbios a escala considerable, a pedido durante los Procesos Electorales, etc. Seguridad penitenciaria: Garantizar la seguridad externa de los establecimientos penales y custodiar los procesados y penados durante los traslados. Seguridad vial: Ejercer la vigilancia vial y el resguardo de las obras de infraestructura vial asignada para la protección de los usuarios, garantizar el libre tránsito, el mantenimiento de las vías y la recaudación de las tasas de peaje. Servicio Rural: Garantizar la paz y la tranquilidad en las zonas rurales del país, materializando en los más alejados confines de la República la presencia del Estado y siendo la vía para la realización de actividades de alfabetización, campañas sanitarias, acción cívica, protección del campesino y el indígena contra irregulares extranjeros y contra miembros de narcotráfico, etc. Control de extranjeros: el control de ingreso y circulación de extranjeros que hayan logrado ingresar al el país. Lucha contra el narcotráfico: Ejercer presión permanente sobre las vías de introducción y tránsito de sustancias estupefacientes y psicotrópicas y de productos químicos esenciales, lugares de distribución y de comercialización de drogas e insumos, detección de pistas de aterrizaje clandestinas, destrucción de plantaciones, detección de consumidores, aprehensión de traficantes, realización de análisis químicos de substancias, etc. Apoyo a los Cuerpos uniformados de Policía: Ejercer el Comando, Dirección y Adiestramiento de estos cuerpos, y realizar operativos conjuntos de seguridad en apoyo a los mismos cuando sus capacidades se encuentren limitadas. Apoyo a los organismos de seguridad del Estado: Proveer entrenamiento en materia de Control del Orden Público, pilotaje de aeronaves, entrenamiento de Fuerzas Especiales, entrenamiento de perros, realización de peritajes mecánicos y químicos, etc.
Luego del intento de golpe del año 1992, en el cual por supuesto, la Guardia Nacional constituyó un objetivo estratégico, fue descubierto un documento a modo de lineamiento de los golpistas sobre las acciones a conducir luego de logrado el acceso al poder.

En dicho documento se contemplaba la eliminación de la Guardia Nacional. Según testimonio de algunos oficiales del ejército involucrados en el intento de golpe, las causas serían, el alto grado de corrupción de los miembros de la institución, las violaciones a los derechos humanos, sobre todo en la zona de frontera y el alto grado de politización de sus jefes. La dolorosa realidad era que el documento golpista tenía razón, pero no la suficiente como para eliminar la institución, pues al entender de muchos oficiales en mi entorno, tal juicio era aplicable a la Guardia Nacional “negra”, sin embargo, la creencia en la existencia de una Guardia “dorada” hizo que aun cuando no compartíamos tales criterios, deberíamos actuar con mayor énfasis en la erradicación de la primera de ellas, la cual nosotros conocíamos más que el ejército, que dicho sea de paso, también tenía su propio “ejército negro”.

Tal Guardia Nacional negra, estaba constituida por verdaderas bandas de Oficiales, SOPC y tropas que, enquistados en cada uno de los servicios que se enumeraron anteriormente, se dedicaban al lucro personal, el de sus superiores y políticos, quienes a su vez les proporcionaban los elementos indispensables para ascender en el escalafón ubicándose por encima de los méritos de sus compañeros.

Así, en los puertos, aeropuertos y en las vías por donde circulaban mercancías importadas, en los negocios de importación, etc., en abierta connivencia con los funcionarios del Ministerio de Hacienda , los “expertos” en Resguardo Nacional aplicaban rígidamente la normativa a “todo el mundo” con la excepción de aquellos que se dejaban extorsionar, en las cárceles contribuían al ingreso de armas, drogas y alcohol con la complicidad de los funcionarios responsables del control interno, en el control de actividades susceptibles de degradar el ambiente y los recursos naturales renovables la modalidad de obtención de dinero y prebendas era el mismo y así sucesivamente en los demás servicios; igualmente se dedicaban a otras actividades estrictamente catalogadas como hampa común que incluían asaltos a camiones con mercancías en las carreteras, robo de vehículos, extorsión a buhoneros y conductores, tráfico de drogas, asaltos a blindados, alquiler de su propio armamento, venta de armas y municiones a delincuentes y grupos irregulares, contrabando de combustible.

El recuerdo de tan abominables personajes, me obliga a mencionar que muchos de ellos, quienes fueron salvados por sus “compasivos” jefes en la oportunidad en que fueron descubiertos o vinculados a alguna de tan innobles e incompatibles actividades con su condición de Guardias Nacional, son ahora los más fervientes revolucionarios dentro de la Guardia Nacional y que para demostrar su adhesión al régimen, han dado claras y contundentes demostraciones en acciones de orden público, arengas públicas y en los cuarteles, discursos en aniversarios, tomas de posesión, marchas, mercados populares y hasta en medio de calamidades públicas en los que deben intervenir por obligación consumando en ellas abominables actos de proselitismo político. Por su parte, el régimen “les ha cumplido”, pues quienes se habían atrasado en sus ascensos, ya forman parte de los cuadros de mérito de sus respectivas promociones con tantas o más probabilidades de ser ascendidos a grados superiores que sus compañeros con impecables hojas de servicio.

Tal realidad fue analizada luego de los sucesos del 4 de febrero de 1992 y del 27 de noviembre del mismo año, pero tal análisis no introdujo grandes cambios a favor de la institución, por lo que la institución negra continúo su predominio sobre la dorada.

En el aspecto estructural de la Fuerza se acentuó su dependencia del Ejército, sobre todo por la presencia en la Casa Militar a partir de 1993 del General Rojas Pérez y luego en la Comandancia General del Ejército. En el aspecto funcional, se trató que los servicios operativos cumplieran en realidad un doble propósito: Proporcionar útiles servicios a la Patria a través del apoyo a la administración pública y justificar la inversión del Estado en la institución.

Bajo tal panorama, la Guardia Nacional dorada no logró avanzar sobre la negra, sino que por el contrario, a partir del gobierno del presidente Rafael Caldera, la negra se fortaleció con los nuevos cuadros directivos de la institución, los cuales como describí anteriormente se dedicaron a decapitar los liderazgos naturales de la institución y se olvidaron por completo del resto.